16 mayo,2023 4:35 am

En Tlacotepec, familias desplazadas de Nuevo Caracol, Tetela y Apaxtla piden ayuda para regresar  

El 8 de mayo, los pueblos fueron atacados con explosivos arrojados desde drones y recibieron la amenaza de la Familia Michoacana de que el 10 de mayo lanzarían uno a cada casa como “regalo” por el Día de las Madres, denuncian. La mayoría de los refugiados son mujeres, niños, niñas y ancianos, y algunas abandonaron sus hogares por segunda vez en este año ante las agresiones de la misma organización delictiva

Tlacotepec, Guerrero, 16 de mayo de 2023. Del 1 al 9 de mayo unas 500 personas, la mayoría niños, mujeres y ancianos, salieron desplazadas por la violencia del Nuevo Poblado El Caracol y Tetela del Río, del municipio de Heliodoro  Castillo (Tlacotepec), así como de Apaxtla.

En las primeras dos localidades los pobladores fueron atacados con artefactos explosivos lanzados desde drones y señalaron como autores de las agresiones a miembros del grupo delictivo de La Familia Michoacana.

Ayer, de las 500 personas desplazadas de los tres poblados, ya sólo había unas 60 familias y en total unas 250 personas que encontraron como refugio la Casa de la Cultura de esta cabecera municipal. Entre los refugiados había unos 80 niños y niñas, así como siete ancianos.

El resto, de acuerdo con algunos de los desplazados regresaron a sus pueblos a pesar del riesgo y otros se fueron a otras poblaciones del estado o fuera de la entidad.

Entrevistados ayer en su refugio, denunciaron que la mayoría de las familias salieron de Nuevo Poblado El Caracol y de Tetela del Río, por amenazas de la Familia Michoacana y después de los ataques con drones que sufrieron el 1 y el 8 de mayo.

En tanto que el grupo de familias de Apaxtla, de acuerdo con los testimonios recabados, este fue su segundo desplazamiento puesto que desde enero y febrero habían salido de esa cabecera municipal por las presiones del mismo grupo delictivo y se habían refugiado en Nuevo Poblado El Caracol, de donde volvieron a ser expulsados junto a la gente de este lugar.

Una mujer que salió en febrero de Apaxtla y se refugió en Nuevo Poblado El Caracol junto con sus cuatro hijos, todos menores de 15 años de edad, explicó que el 9 de mayo volvió a salir desplazada ahora a este lugar.

Contó que ese día recibieron la amenaza del grupo delictivo de que el 10 de mayo entrarían “a darles su regalo por el Día de las Madres”. Entonces, por segunda vez agarró a sus hijos y salió para Tlacotepec junto con otras familias.

Denunció que las represalias fueron porque las mujeres y niños el 1 y el 8 de mayo impidieron que entraran los militares del 41 Batallón de Infantería destacamentado en Teloloapan, a Nuevo Poblado El Caracol y a Tetela del Río.

Narró que la mayoría de los desplazados son de la primera localidad, de donde “se salieron casi todas las familias por miedo, porque decían que el 10 de mayo iban a entrar a darnos el regalo del Día de las Madres”.

Explicó que las amenazas del grupo delictivo fueron porque las mujeres y niños impidieron que entraran los militares del 41 Batallón a esos dos lugares el 1 y el 8 de mayo.

–¿Por qué no los dejaron entrar?.

–Y para qué los íbamos a dejar entrar, ¿para que después fueran metiendo de a uno por uno a los de la Familia?.

“Fue por eso y nos dijeron clarito que porque las madres no habíamos cedido el paso a los militares a Nuevo Poblado El Caracol ahora el día de la mamá nos iban a aventar más bombas”, contó entre sollozos la mujer.

Insistió que eso les indica que hay colusión de los militares con el grupo delictivo.

“Qué casualidad que la misma tarde del 1 y el 8 de mayo cuando impedimos que entraran a Nuevo Poblado El Caracol y a Tetela del Río, por la tarde de esos mismos días los de la Familia nos arrojaron las bombas”.

A pesar de que uno de los policías comunitarios de Tlacotepec que da protección a las familias en el refugio, explicó que las “bombas” hechizas o caseras son letales y tienen una capacidad para destruir una casa y matar a toda una familia que la habite, las familias desplazadas reconocieron que no hubo muertos ni heridos en los dos días de los ataques recientes porque los artefactos fueron arrojados en la orilla de los pueblos.

De acuerdo con los desplazados, el 1 de mayo habrían lanzado al menos siete “bombas” en Nuevo Poblado El Caracol y otras tantas en Tetela del Río.

Otra de las desplazadas denunció que la amenaza que recibieron el 8 de mayo en Nuevo Poblado El Caracol fue que ahora ya no serían sólo siete “bombas” sino una para cada casa “por eso tuvimos miedo y nos salimos al día siguiente, el 9 de mayo, porque subieron en el Facebook de que ahora sí iban a echar bombas para todas las madres revoltosas”.

Informó que ese día salieron de Nuevo Poblado El Caracol unas 80 personas de ese pueblo “y ya la mayoría se había salido después del 1 de mayo cuando echaron las primeras bombas”.

Desde que llegaron a Tlacotepec las familias desplazadas han recibido el apoyo para su alimentación del sacerdote del lugar, de la autoridad municipal y de los pobladores.

Ayer, la mayoría de las familias no se encontraban en la Casa de la Cultura, algunas estaban en las casas de familiares, amigos o conocidos para hacerse el aseo personal o porque habían sido invitados a comer.

En el auditorio había sólo unas pocas mujeres y niños, la mayoría de estos enfermos de diarrea, calentura, tos, gripe, uno de ellos, de unos ocho años, se convulsionada acostado sobre una sábana tendida en el piso por un dolor de muela. Su madre dijo que ya lo había llevado al médico y le recetó medicamento pero que el dolor no cedía.

“Nos duelen los niños y los ancianitos, que son los que pasan frío, uno de perdida aunque sea amontonándonos nos quitamos el frío ¿pero los ancianos? y más que nada los niños que están más vulnerables”, dijo otra madre.

A dos pasos del menor tirado en el piso, una mujer con el rostro pegado a la pared no cesaba de llorar. Su esposo la frotaba la espalda tranquilizándola, “le afligen nuestros otros hijos que dejamos en Tetela, no sabemos cómo están, qué va a ser de ellos, allá quedaron otros familiares, esperemos que estén bien”, dijo.

Los desplazados pidieron el apoyo de los gobiernos federal y estatal para que puedan regresar a sus pueblos.

“Yo no quiero seguir dando lástima aquí o en otro lugar, en Apaxtla tengo mi casa, mis animalitos, mi maicito, tengo mis cositas. Pobremente pero vivía bien con mis cuatro hijos y mi esposo, pero aquí, mire”, dijo, mientras daba un recorrido con la vista al auditorio.

Afuera, en la calle, algunos niños de distintas edades jugaban aparentemente indiferentes a su tragedia.

Texto: Zacarías Cervantes / Foto: Lenin Ocampo Torres