26 febrero,2024 1:08 pm

Entrega la pianista Oxana Yablovnskaya presentación única y magistral

 

Ciudad de México, 26 de febrero de 2024. El insight y madurez, más allá del virtuosismo de un solista, sólo se logran con la experiencia que dan los años.

Esto lo dejó muy claro la consumada pianista Oxana Yablovnskaya en su presentación de anoche con el Concierto para Piano y Orquesta No. 2 en Fa menor, de Fryderyk Chopin, siendo acompañada de La Súper, la orquesta de la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey, con la dirección de su titular, Abdiel Vázquez.

Desde los primeros acordes, Yablovnskaya mostró su pleno dominio del instrumento, una precisión singular en cada pasaje y en cada nota, pero más allá de la exactitud, lo que logra a través de sus manos: traducir y comunicar toda la paleta de emociones que el autor polaco plasma en su partitura, desde lo grandilocuente del primer movimiento y lo intimista del segundo, hasta el carácter danzante del tercero.

Para la memoria: el delicado, elegante, y a la vez conmovedor, toucher en el movimiento medio. La ovación no era para menos en lo que es quizá la mejor interpretación solista que he escuchado de esta obra.

Ante el efusivo aplauso, la concertista ruso-norteamericana regresó para brindar de encore la Mazurka en La menor Op. 17, No. 4, también de Chopin, y la ovación se repitió.

La orquesta fue buen soporte en todo momento y Vázquez concibió una bien calibrada lectura en cuanto a tempis se refiere.

Posterior a un breve intermedio, el ensamble siguió con una versión no carente de vigor de la Sinfonía 4 en Re menor, Op.

120, de Robert Schumann, que permitió el lucimiento de todas las familias de instrumentos, destacando los alientos y metales.

Para cerrar, La Súper ofreció una interpretación convincente de la obertura a la ópera “La Novia Vendida”, del checo Bedrich Smetana.

Lo único que de nuevo criticaré es el sonido atmosférico, léase amplificación discreta, de toda la orquesta. En Chopin hacía retumbar los pizzicati de los contrabajos.

A lo anterior sumaré el intrusivo aplauso de buena cantidad de asistentes, que llenaron el Auditorio San Pedro, entre cada movimiento del concierto para piano. ¡Qué bueno que la sinfonía de Schumann va con sus respectivos cuatro movimientos ligados!

Ojalá Yablovnskaya regrese pronto a los escenarios regios en algún recital solista o, bien, acompañada por otro ensamble de la localidad.

 

Texto y foto: Agencia Reforma