22 noviembre,2023 4:15 am

Entregan a familiares el cuerpo de uno de los marineros desaparecidos del yate Sir Lady  

 

Al principio se supuso que el cuerpo encontrado hace unos días era de un tripulante del Acarey, pero en verdad era José Ángel Gil Murga, quien fue identificado por medio del ADN, informa su esposa, Yesenia Soriano

 

 

 

 

Acapulco, Guerrero, 22 de noviembre de 2023. El cuerpo de un marinero desaparecido, José Ángel Gil Murga, fue entregado a sus familiares este martes, en las instalaciones del Servicio Médico Forense (Semefo). Luego fue velado en la casa de su mamá en Ciudad Renacimiento y enterrado en el panteón ejidal de Las Cruces.

Su esposa, Yesenia Soriano, informó que el cuerpo encontrado hace unos días y del que se supuso que era tripulante del Acarey, en verdad era su marido, quien fue identificado por medio de exámenes de ADN.

Unos 50 familiares, amigos y vecinos del tripulante de la embarcación Sir Lady lo despidieron entre lágrimas y gritos de lamento. “¡Familia, ya lo encontramos!”, gritó una familiar en forma de consuelo, en medio del llanto de niños, jóvenes y adultos.

Fueron unas tres horas, que transcurrieron en medio de un ambiente en el que se mezcló la tristeza, por confirmar la muerte de José Ángel, uno de los tantos marineros desaparecidos tras el paso del huracán Otis en Acapulco, y el alivio de encontrar su cuerpo a casi un mes de la catástrofe.

“¡Papi!”, gritaba su hija menor, en medio de sollozos y con el sombrero de marinero de su padre puesto sobre su cabeza. Otra familiar la consolaba, mientras que la hermana del difunto también sollozaba a gritos y al borde del desmayo: “¡Hermano, no quería encontrarte así!”.

La esposa de José Ángel Gil fue notificada el lunes de que el cadáver de su difunto marido había sido identificado, pero decidieron realizar el velorio hasta el día siguiente, para darle una “buena sepultura”, compartió Omar López Gil, sobrino del marinero.

Omar, quien vestía una playera negra, como los otros 10 familiares más cercanos del finado marinero, dijo que éstas no eran las “condiciones” en las que lo querían encontrarlo, pero por lo menos lo podían enterrar, a diferencia de otros marineros desaparecidos.

El cuerpo de José Ángel Gil, de 50 años, llegó a la casa de su mamá, que lo esperaba también sentada, a la 1:10 de la tarde de este martes. La señora, que se sostuvo de los brazos de otras personas, empezó a gritar de dolor cuando arribó la carroza a unos metros de la puerta de su casa. Fue difícil contener las lágrimas.

El sacerdote de la colonia Bocamar, Víctor, ofició la misa del velorio de Gil Murga a la 1:30 de la tarde. Dijo que “por la gracia del Señor fue encontrado”. La misa fue acompañada de un guitarrista, que cantó varias alabanzas católicas, y el sacerdote dio la hostia y encabezó el saludo de paz entre los presentes.

Familiares de Gil Murga decidieron mantener la caja del cuerpo dentro de la sala de la casa de su mamá, donde creció y vivió hasta que se casó. Una bandera de México y una cruz de madera lo acompañaron, además de algunas canciones, como la asidua de los velorios, Amor Eterno de Juan Gabriel, y el bolero clásico Historia de un Amor.

En medio de los pésames que amigos y vecinos de la familia le ofrecían, Yesenia comentó brevemente a El Sur que este lunes fue notificada del hallazgo del cuerpo de su esposo, el cual fue encontrado el 16 de noviembre, pero se pensó que era un tripulante del Acarey, José Federico, cuya credencial estaba a un lado del cadáver, en medio de los escombros de La Marina Acapulco.

Sin embargo, los estudios genéticos que le habían realizado previamente a los familiares de José Ángel, particularmente de su hijo, confirmaron que los restos humanos correspondían a este marinero y no al del Acarey, como se supuso en un principio cuando los medios de comunicación, entre ellos este periódico, en su edición del 17 de noviembre, lo habían publicado así.

Yesenia agregó que, si no lo hubieran identificado en estos días, ella estaría este martes en Marquelia buscando a su esposo. Antes ya había acudido a hospitales de Zihuatanejo, por los rumores de que hasta esos municipios están las víctimas mortales de Otis.

Después del velorio en la casa de su mamá, José Ángel Gil fue trasladado a las 4 de la tarde a la comunidad San Agustín, donde vivió con su esposa y sus tres hijos, dos hombres y una mujer.

El velorio no se alargó porque tenían que cuidar del cuerpo, que no estaba en condiciones de estar expuesto por mucho tiempo.

Luego, Gil Murga fue enterrado en el panteón ejidal de Las Cruces, que se ubica en la colonia Las Parotas, a las 6:30 de la tarde. La entrada a este cementerio es por la carretera federal Acapulco-México, en el primer puente peatonal en dirección a La Cima. Son varias las calles estrechas que se ven usar para llegar al cerro donde está el panteón.

También fue complicado subir la caja funeraria, varios hombres tuvieron que maniobrar y trepar las tumbas. Fueron unos 5 minutos de acarreo lento, en la noche, y cuando estuvo hasta arriba el marinero difunto, una espontánea generación de aplausos recibió la llegada del cuerpo hasta el punto más alto del cementerio.

Previo del arribo del cuerpo al velorio, unos 50 asistentes esperaron pacientemente varias horas sentados en sillas de plástico, puestas sobre la calle Ejido Palma, de difícil acceso, por la acumulación de basura y escombros que tapan varias vialidades aledañas.

El velorio se retrasó varias horas, porque Gil Murga fue entregado en una caja del Semefo, que sus familiares quisieron cambiar, porque estaba en malas condiciones: era color rosa y tenía plantas podridas dentro, la describieron. Luego de la recuperación del cuerpo acudieron a una funeraria para cambiar de caja.

También hubo un retraso, comentó Yesenia, por la actitud “nefasta” de las autoridades y la “burocracia” para la entrega del cadáver, que se encontraba desfigurado por tantos días que estuvo expuesto en la tierra, muerto. Se suponía que a las 9 de la mañana sería la entrega en Semefo.

Tres grandes lonas colocadas sobre la calle ayudaron a dar un poco de sombra a los asistentes, que poco a poco llegaban a esta parte de la colonia Renacimiento, una de las más grandes de la zona suburbana.

Durante la espera del cuerpo del difunto, una joven pasaba a ofrecer a los asistentes agua de horchata o mezcal, en pequeños vasos de plástico transparente. También repartieron agua y cubrebocas.

Otro joven pasó a tirar un poco de agua traída de una pequeña bandeja, para refrescar la calle, un poco polvosa. En la orilla estaban unas ramas y unos troncos apilados, que es la imagen típica de limpieza después de que el huracán Otis destruyera la vegetación del municipio.

El Sur publicó, en su edición del 11 de noviembre, que familiares de José Ángel Gil pegaron información sobre su pariente no localizado tras el paso del huracán Otis y denunciaron la falta de información por parte de las autoridades.

La información que pegaron su esposa, su sobrino y otros cercanos a Gil Murga, durante varios días en distintos puntos de la Costera, desde el Paseo del Pescador hasta la Condesa, describía al marinero como de tez morena, estatura promedio, cabello estilo militar y que tenía unas cicatrices en el estómago, por una operación, y en la pierna derecha.

Gil Murga era un elemento de la Secretaría de la Marina que estaba retirado desde hace un año y empezó a trabajar en el Club de Yates de Acapulco, donde desapareció en la noche del 24 de octubre.

 

 

Texto: Ramón Gracida Gómez / Foto: Carlos Carbajal