13 agosto,2018 7:50 am

Entusiasma que el gobierno de AMLO dará prioridad a las culturas indígena y popular

Alejandra Frausto Guerrero., posible secretaria de cultura para el sexenio de Andrés Manuel, a la salida tras su reunión con el tabasqueño en su casa de campaña. FOTO: GALO CAÑAS /CUARTOSCURO.COM

Texto: Lourdes Zambrano/ Agencia Reforma/ Foto: Cuartoscuro
Ciudad de México, 13 de agosto de 2018. ¿Será el próximo sexenio el de las culturas originarias? Durante la campaña electoral, quien ha sido anunciada como próxima secretaria de Cultura dentro del gabinete de Andrés Manuel López Obrador, Alejandra Frausto Guerrero, presentó un proyecto con énfasis en el área.
“La diversidad (de México) tiene su base en las culturas indígenas y proviene de cada rincón del país. Sin embargo, la política cultural está concentrada en la Ciudad de México y en unas cuantas zonas urbanas. Esto tiene que cambiar”, señala enfática en el documento.
Y agrega: “Construiremos una política integral que identifique y estimule tradiciones y prácticas culturales locales: lenguas indígenas, música, danzas tradicionales, usos sociales, rituales, actos festivos o técnicas artesanales”.
En el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, celebrado la semana pasada, miembros de la comunidad reflexionan sobre lo que vendrá.
Marta Turok, quien fuera directora general de Culturas Populares del ex Conaculta de 1986 a 1988, celebra el enfoque.
“Me parece muy interesante y justo. Se necesita que haya un mayor equilibrio, una mayor atención a estos grupos que han practicado su cultura popular en condiciones de desventaja”, comparte.
Carlomagno Pedro Martínez, artesano oaxaqueño y director del Museo Estatal de Arte Popular de Oaxaca, se manifiesta en el mismo sentido, y se dice contento porque se dará un énfasis a un área que en otros sexenios, considera, había estado olvidada.
“Tengo muchas esperanzas. Es lo que estábamos esperando muchos mexicanos”, menciona.
Pedro Martínez estuvo presente en una reunión con Frausto en la capital oaxaqueña, y asegura que es la primera “funcionaria” –aunque aún no asume funciones– en sentarse a platicar con el sector artesanal del estado, y que lo hizo con humildad y apertura.
La promotora cultural Cándida Fernández, directora general de Fomento Cultural Banamex, encuentra similitudes entre el programa que ella misma encabeza, de rescate y restauración de inmuebles, promoción y proyectos productivos para comunidades de artesanos, y el del próximo gobierno.
“Creo que la cultura popular va a ser tema relevante, tal vez con un mayor acento. El programa general que presentaron toca patrimonio, incentivar la investigación, y habla de la inclusión digital de contenidos”, enumera.
Fernández destaca un tema que les interesa poner a discusión: las estrategias de estímulos fiscales a los creadores de arte popular y las vías de inversión y mecenazgo, así como la propiedad intelectual comunitaria, que el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial está empezando a abordar, recuerda, y que está mencionado como una de las líneas de trabajo del proyecto amlista.
Ana Garduño, historiadora de arte e investigadora en políticas culturales, aborda una preocupación de varios miembros del sector. “Lo que no queremos es regresar a políticas folcloristas e indigenistas del pasado, hoy obsoletas y desgastadas”, dice.
“A las culturas populares, en general, se les condena a permanecer idénticas a sí mismas, a su tradición, a su pasado, para no alterar sus ‘verdaderos valores’ ni corromper su ‘autenticidad original’. Se les obliga a arqueologizarse. Pero sabemos que toda cultura es cambio, es transición, es movimiento. La hibridez cultural es nuestro presente”, destaca Garduño.
Dentro del próximo gobierno, la Dirección General de Culturas Populares de la SC estará encabezada por Mardonio Carballo, comunicador y poeta en lengua náhuatl, quien rechazó dar una entrevista a Reforma sobre los ejes de su proyecto, pero la semana pasada, en un acto en la UNAM dio luces de su gestión al abordar por qué aceptó adherirse a la administración entrante: no quiere morirse sin ver a un México más inclusivo.