1 diciembre,2022 9:42 am

“Es un error editorial” no impulsar el cuento”, reclama desde la FIL Sergio Ramírez

 

Guadalajara, Jalisco, 1 de diciembre de 2022. Sergio Ramírez (Nicaragua, 1942) inició su carrera literaria cuando tenía 14 años y su primer texto publicado fue un cuento. Desde entonces ha escrito casi una decena de libros con relatos breves, es una de sus formas literarias favoritas y no entiende cómo es que la industria editorial no le toma en cuenta como un género taquillero, como ocurre con la novela.

Con el boom de autores de América Latina se ensalzó a la novela y pareciera que los cuentistas desaparecieron del mapa, pero eso ha cambiado en los últimos 10 años, hay autores valiosos y hay mayor apertura de los sellos editoriales, se cree que el cuento es un género menor, pero es distinto, tiene técnicas y estructuras diferentes a la narrativa de largo aliento, advirtió.

“El cuento perdió vigencia, vigor, y si un escritor joven se presentaba en una editorial con un libro de cuentos no iba muy bien armado, generalmente se le reclamaba una novela, yo creo que todavía la novela sigue pesando obviamente mucho más, creo que es un error editorial no promover el cuento como un género literario que puede llegar a tener, otra vez, como lo tuvo en el siglo pasado, un gran mercado”, afirmó Ramírez.

Anoche, el autor sostuvo una charla con el escritor y editor venezolano Daniel Centeno Maldonado, como parte de la charla inaugural del Encuentro Internacional de Cuentistas, que se realiza en el marco de la FIL.

Durante casi una hora, Ramírez, ganador del Premio Cervantes 2017, habló de sus motivaciones para escribir relatos breves, de los temas recurrentes en su obra y de cómo elige la estructura para cada una de sus historias.

“Yo me entrené desde muy joven como cuentista, empecé a escribir cuentos desde los 14 y yo consideraba, desde entonces, que el oficio de cuentista nada tenía qué ver con el oficio de novelista, que se podía ser cuentista de manera autónoma, yo me entrenaba leyendo cuentistas, desde Antón Chéjov, Faulkner, Hemingway, Maupassant, Gógol.

“Conservé esa autonomía de vuelo durante mucho tiempo hasta que 10 años después escribí mi primera novela, de manera que eso me ayuda a identificar los temas que yo escogí desde muy adolescente, que fueran a dar al cuento, de hecho la primera novela que publiqué en 1970, era una especie de colección de cuentos hilvanados, seguía pesando en mí el entrenamiento que tenía del cuento”, relató el también ensayista y autor de libros como Castigo divino y Un baile de máscaras.

La inspiración para escribir obras cortas surgen de muchas fuentes, de la nota roja, de una charla escuchada en un autobús o en un restaurante, de una anécdota cercana, pero una idea que sigue pesando en la pluma de Ramírez tiene que ver con la tradición de Chéjov.

En sus cuentos ha escrito sobre beisbol y box, porque hay una épica humilde, de pequeños héroes, personas que no son protagonistas, reiteró.

“Los cuentos se escriben sobre los personajes anónimos, sobre los personajes secundarios, no se escriben sobre los grandes héroes, sino generalmente se escriben sobre los perdedores, los personajes de Chéjov eran los porteros, las dependientes de tiendas, los cocheros, los alcohólicos y él colocaba este universo en este ambiente que parecía que sus cuentos no tenían ninguna conclusión, pero el cuento estaba contenido desde la primera línea”, subrayó el nicaragüense.

“Mis cuentos salen de noticias del periódico, de la página roja, de una conversación casual que escucho en un autobús o en la mesa de a lado del restaurante; es decir, yo creo que un cuentista necesita lo que un músico llamaría un pie musical, una idea central y después quedarse con esa idea, fijarla, transformarla y desarrollarla”.

Texto: Rebeca Pérez Vega / Agencia Reforma