6 abril,2023 5:12 am

Escuela Secundaria Federal 22. En honor de la escuela querida

Anituy Rebolledo Ayerdi

(Segunda parte y última)

 

Miranda Fonseca

Una vez que ha encauzado a la institución, el maestro Eduardo Jiménez Ramírez entrega dos años más tarde la dirección de la ESF 22 al profesor chilapeño Eugenio Miranda Fonseca (hermano de Donato de los mismos apellidos, alcalde de Acapulco (1953-54) y secretario de la Presidencia del presidente Adolfo López Mateos, a quien, por cierto, aspiró relevar.

Los estudiantes de la segunda generación retratan a su nuevo director como un profesor de “carácter difícil pero muy formal en sus clases y estricto con las tareas”. Lo hacen en un Anuario escolar ya conocido y en el que citan a maestros con respeto, cariño y gratitud. Algunos: Edmundo Villalva (Geografía), Oswaldo Olvera (Civismo), Julio Vélez (Talleres), Mauricio Güicho González (Música) y Eva Martínez de León (Inglés). Cuando cumple un año al frente de la institución, Miranda es relevado por el maestro J. Guadalupe Lozano y éste un poco un más tarde por el maestro Eduardo Vega Jiménez, quien llevará a la escuela a los más altos niveles de aprovechamiento y disciplina en toda su historia.

La tragedia

La tragedia sobreviene tres lustros más tarde. El domingo 3 de septiembre de 1953, luego de una semana de lluvias intensas, la tierra tiembla y la Escuela Secundaria Federal 22 colapsa. Si bien toda la estructura de adobe con techo de teja resulta muy dañada, la afectación mayor será el área de talleres de carpintería. Un nuevo temblor, la noche del 15 se septiembre, provoca la destrucción total del inmueble y un tercero poco más tarde la reduce a cascajo.

La primera reacción de la población fue necesariamente de pena, aunque aligerada por la alegría de que el fenómeno no se haya producido en horas de clases. Habrá incluso ceremonias religiosas para agradecer al Supremo el milagro. Por el contrario, para algunos estudiantes la tragedia fue considerada un regalo celestial porque los libraba de las matemáticas y el inglés. No por mucho tiempo, ciertamente, pues la SEP ordenará que la Escuela Secundaria Federal 22 ocupe por las tardes las instalaciones de la Escuela Primaria Manuel Ávila Camacho. No fueron los tres días de que habla la sentencia, pero la secundaria apestará y por ello será echada de la primaria. Con la Morelos sucederá lo mismo más tarde.

Para no seguir siendo apestados, los secundarianos se organizan para lograr la pronta edificación de una casa propia para su escuela. A la primera autoridad a la que acuden es al presidente municipal, licenciado Donato Miranda Fonseca, cuyo hermano, como ya se dijo, había dirigido la institución. Este les ofrece su más amplia colaboración para que no pierdan el año escolar y lo hace en tiempo que sorprende a los jóvenes convencidos de que los políticos nunca cumplen. Así, a los pocos días el secretario de Educación, José Ángel Ceniceros, viaja a este puerto para conocer el problema.

Ni ultimátums ni plazos

Escritor, ex alcalde de Acapulco y cronista de la ciudad, don Rosendo Pintos Lacunza, vecino pared con pared del inmueble colapsado y que ha sufrido la destrucción de varias máquinas de su imprenta, escribirá en el diario Trópico:

“Por fin, un día se presenta ante la ruinas de la Secundaria Federal el secretario de Educación Pública, José Ángel Ceniceros, acompañado por el alcalde Donato Miranda Fonseca. Un grupo de estudiantes se hace presente en aquél momento con consignas alusivas y una gran manta en la que se lee: Exigimos edificio nuevo. Los muchachos portan pancartas condenando la tardanza de la SEP para tomar cartas en el asunto y en coro demandan: ¡queremos edificio nuevo… ¡‘queremos edificio nuevo!…¡queremos edificio nuevo!

“El secretario Ceniceros no trata de ocultar su molestia, su irritación ante aquella manifestación. Monta peligrosamente a un volcán de cascajo para arengar a los muchachos :

¡Óiganlo bien, exigentes jovencitos, el gobierno del señor presidente Ruiz Cortines no necesita ni de ultimátums ni plazos fatales para cumplir con sus obligaciones y este caso no será la excepción. Les ruego que nos serenemos si queremos llegar a algo concreto. Tan no necesita el presidente Ruiz Cortines de apremios o exigencias que ha sido él quien me ha ordenado venir a Acapulco para lamentar con ustedes la destrucción de su escuela y darles la seguridad de que pronto tendrán un edificio nuevo. Y se los digo desde ahora, la escuela no se levantará en este mismo lugar, sencillamente porque no es apropiado.

El grupo de “exigentes jovencitos” lo integraban Virginia Hurtado, Martha Rodríguez Rábago, Martha Durán, Olga Navarrete, Elvira Oscos, Cristina Cristerna, Mercedes Vanmeeter, Martina Roque, Violeta Zúñiga, Evelia Alcaraz, Elia Rita Vega, Eduardo Salinas Torres, Cuauhtémoc Lobato, Luis Castañeda, Cuauhtémoc Juárez, José Manuel Linares, Tadeo y Ervey Arredondo, Luis de la Peña, Armando Ruiz Massieu, Héctor Mújica, Jaime y Luis Muñoz Pintos, Guillermo González, Raúl Reducindo, Ulises Vargas Guillén, Elio Reyes Berdeja, Nicolás Salinas Sotelo, Ezequiel Ramírez, Alejandro Arzate, Magdaleno Monroy, Cuauhtémoc Rivera y este columnista.

Se inicia la construcción

La construcción de edificio para la Escuela Secundaria Federal 22 se inicia en el lejano fraccionamiento Hornos, a cargo del Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas, CAPFCE, A chita callando seguramente, para evitar la presencia de “exigentes jovencitos” midiendo los tiempos de construcción, muy pronto paralizada.

Por vidita…

El Planeta, periódico escolar editado por quien esto escribe, con la asesoría del maestro Alfredo Beltrán Cruz, consideraba “inaceptable que Acapulco, su juventud, no hubiera merecido en 17 años un edificio digno para su Secundaria 22. Y se preguntaba: “¿Hasta cuándo nuestra secundaria tendrá una casa propia y digna? ¿Acaso será necesario que la juventud porteña se manifieste con acciones poco civilizadas para lograr lo que justamente se merece?”.

El Planeta –dos hojas tamaño oficio– acreditará que su denuncia había obligado la reanudación de los trabajos de construcción paralizadas por mucho tiempo. El director del CAPFCE lo negará revelando que la reanudación de los trabajos se había logrado gracias a la reciente inyección presupuestal de un millón de pesos. Mismo funcionario que, a fines de 1956, juraba besando la cruz: “por vidita de Dios que ya vamos a terminar la escuela”. Un juramento que, por cierto, no fue en vano pues justo antes de terminar el sexenio se entrega el edificio de la secundaria ya no 22 sino 1. Inmueble calificado como miserable por parte de quienes conocieron el deslumbrante proyecto original. Un maravilloso complejo educativo que sería modelo para todos el país e incluso para el resto del mundo. No habrá, sin embargo, reproches y sí muchas manifestaciones populares de agradecimiento para Adolfo Ruiz Cortines, especialmente de la juventud porteña.

Ruiz Cortines en Acapulco

Permítasenos esta digresión para recordar una vieja relación entre Acapulco y el licenciado Adolfo Ruiz Cortines quien, muy joven, vivió en este puerto. Se desempeñaba como secretario particular del general Alfredo Robles Domínguez, comandante de la División del Sur con sede en el Fuerte de San Diego. Hospedado en el hotel Jardín, de doña Balbina Alarcón de Villalvazo, en la calle de La Quebrada, trabó amistad con varios acapulqueños en torno al dominó, un juego de sus plenos dominios. No obstante, le darán batalla Rosendo Pintos, el general Ismael Carmona y Rosendo Batani, entre otros.

Todos ellos, con doña Balbina al frente, echarán abajo más tarde el ominoso cargo de traidor para Ruiz Cortines, acusado de haber servido a los gringos durante la invasión a Veracruz en 1914. Heroica defensa en la que, por cierto, murió el teniente José Azueta, nacido en Acapulco. La defensa de los acapulqueños fue contundente al narrar el día a día de Adolfo Ruiz Cortines durante las fechas de la invasión gringa. El general Miguel Henríquez Guzmán, candidato a la Presidencia de la República por la Federación de Partidos del Pueblo Mexicano, tendrá que tragarse su mentira,

Don Adolfo visitará Acapulco siendo presidente y después de serlo, siempre con la máxima discreción, hospedado en un departamento del edifico conocido como la Torre Azul, propiedad de su esposa doña María Izaguirre, recibía a sus viejos compañeros de dominó. Lo hacía vistiendo guayabera blanca con corbata de moño o pajarita, indumentaria que durante la Reseña de Acapulco será implantada como etiqueta tropical.

Quinceañera

Volvemos a la Secundaria Federal 22 arrimada en la escuela Morelos, sin poder celebrar sus XIV años, con vals y toda la cosa. Coincidentemente, el periódico El Planeta cumplía dos años decidiendo sus editores una celebración conjunta. Un gran baile con la coronación de la reina de la escuela y el periódico, la hermosa Emma Graef, quien bailará el vals dedicado a la Secundaria 22 en el escenario de los muelles del Club de Skies. El baile fue amenizado por la orquesta capitalina de Venus Rey (Venustiano Reyes, dirigente del SUTM), el único que se avino al presupuesto de los contratantes. Sus temas: Sobre las olas, En Acapulco fue, Vereda tropical, Te compro el mar, El Varadero, Hey Lupe, Té para dos y Al compás del reloj.

Cuadro de Honor

Un grupo de docentes muy queridos, respetados e inolvidables formaron parte del cuadro de honor elaborado por egresados de varias generaciones de la Federal 22. Los encabeza el director de la institución, Eduardo Vega Jiménez, quien impartía la clase de Literatura. Miguel Chavelas (subdirector, Historia), Gloria Carro Mancilla (Biología), María de los Ángeles Serratos (Inglés), Socorro Pérez de Vega (Manualidades), Alfredo Beltrán Cruz (Física e Historia), Teófilo Moyado (Matemáticas), Arturo Horta Miranda (Civismo), José Luis Córdova (Química), David Malvaez de la Barrera (Biología), José Flores (Taller mecánico), Alejandro Ayala (Educación física), Mauricio González (Música), Julio Vélez Romero (Carpintería). Estos dos últimos extraordinarios maestros venían de la primera generación.