2 enero,2024 8:46 am

Expone el MAM los trabajos de las fotógrafas feministas Ana Victoria Jiménez y Alicia D’Amico

La mexicana y la argentina documentaron las luchas y se involucraron en causas sociales mientras forjaban una sólida amistad

Ciudad de México, 2 de enero de 2024. Como fotógrafas, fueron pioneras del movimiento feminista contemporáneo: Ana Victoria Jiménez (Ciudad de México, 1941), en México, y Alicia D’Amico (Buenos Aires, 1933-2001), en Argentina.

Ambas documentaron las luchas y se involucraron en causas sociales mientras forjaban, al mismo tiempo, una amistad.

Por primera vez, los paralelismos de su vida y trabajo son abordados en una exposición: Poéticas feministas, expuesta en el Museo de Arte Moderno (MAM).

D’Amico tuvo una formación más clásica dentro de las artes visuales y junto a sus colegas Sara Facio y María Cristina Uribe fundó La Azotea, la primera editorial fotográfica latinoamericana.

Jiménez, por su parte, es más bien autodidacta, cuya principal labor es como editora.

Al comienzo de la exposición, una impresión en gran formato presenta el momento en que ambas se encuentran, cuando D’Amico fue invitada como ponente al Primer Coloquio Latinoamericano de Fotografía, organizado por el Consejo Mexicano de Fotografía en 1978. Le correspondía a la argentina responder a una ponencia del fotógrafo Cornell Capa, hermano de Robert Capa, sobre el sentido de la fotografía social.

Durante su estancia en el país, junto a la guatemalteca María Cristina Uribe imparte un taller sobre la producción de fotolibros, y es en ese contexto que conoce a Jiménez y entablan una amistad que se prolongará por varias décadas.

De su reencuentro en Argentina en 1990 durante el 5 Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe también hay una fotografía como testimonio: se les ve marchar juntas en Buenos Aires contra la violencia de género.

La curaduría de Karen Cordero Reiman y María Laura Rosa se concentra en los paralelismos de su trabajo fotográfico por medio de temáticas particulares y a partir de los archivos de ambas.

La Universidad Iberoamericana resguarda el acervo de Jiménez en la Biblioteca Clavigero, mientras que el de D’Amico está en manos de una entidad privada en Buenos Aires.

Organizada en tres secciones, la muestra comienza con La agenda feminista, con la documentación de marchas, luchas y actividades en la calle, en el espacio público.

D’Amico, por ejemplo, documentó la primera marcha por el Día Internacional de la Mujer tras el fin de la última dictadura militar (1976-1983), el 8 de marzo de 1984. En la Plaza de los Dos Congresos, la fotógrafa captó la adrenalina de todas aquellas mujeres que regresaban a la calle tras años de silencio, según recuerda la curaduría.

En los registros, las mujeres demandan tanto la legalización del aborto como llaman a detener la violencia de género; otras reflejan la lucha de las Madres de la Plaza de Mayo para buscar a los desaparecidos del régimen.

Uno de los intereses de la fotógrafa, integrante de la Unión Feminista Argentina, es el “estudio de los comportamientos humanos dentro de las agrupaciones: cómo interactúan las personas, cuáles son sus actitudes y sus procederes”.

“Lo que me encanta es cómo muestran, cómo captan los gestos, la energía, la solidaridad, y, claro, esta relación de las miradas ante la alegría y la sororidad que se muestran y todas las consignas que también aparecen”, comparte en entrevista Cordero Reiman.

Con una fuerte conciencia social y política, militante del Partido Comunista en los años 60, Jiménez se involucró con el movimiento feminista, primero con la Unión Nacional de Mujeres Mexicanas y luego en la Coalición de Mujeres Feministas. Fue también parte del colectivo Cine Mujer, orientado hacia el documental feminista.

Logró fotografiar una de las primera manifestaciones del movimiento feminista contemporáneo en México: una manifestación contra el mito de la madre de 1971.

O la marcha hacia Los Pinos de las costureras por sus compañeras muertas en el terremoto del 19 de septiembre de 1985, al quedar sepultadas en cientos de talleres en la zona de San Antonio Abad.

Por otra parte, estuvo muy involucrada en Vejez en México, Estudio y Acción (Vemea), fundada por Betsie Hollants, periodista y feminista belga. Con esa organización participó en los seminarios Yo, mujer frente al envejecer y el morir.

Es importante el papel de la visualidad, dice Cordero Reiman a propósito de un cómic donde una “abuelita” de 60 años se levanta y lucha.

D’Amico, por su parte, fundó Lugar de Mujer, en Buenos Aires, un centro cultural feminista donde se imparten talleres interdisciplinarios de arte y sicología, como los proyectos Autorretrato y Creación de la propia imagen, donde usan la cámara para autorrepresentarse.

Con una mirada social, ambas también se ocupan del trabajo de la mujer, uno de los temas relevantes del movimiento feminista de los años 70, 80 y 90 con la doble jornada, “y a veces la triple”, añade Cordero Reiman.

Texto: Erika Bucio / Agencia Reforma