18 enero,2021 9:21 am

Fallece por Covid el productor Phil Spector, el innovador de las técnicas de grabación

Hace cuatro semanas fue diagnosticado con la enfermedad y murió el sábado a los 81 años. Creó el llamado “muro de sonido” e hizo discos para músicos legendarios como Los Beatles

Ciudad de México, 18 de enero de 2021. Phil Spector, el legendario productor musical neoyorquino de los años 60 y 70, que vivió los últimos años de su vida en prisión por haber asesinado a la actriz Lana Clarkson en 2003, murió este sábado de coronavirus.

“Phillip Spector, de 81 años, fue declarado fallecido por causas naturales a las 6:35 pm del sábado 16 de enero de 2021 en un hospital externo.

“La causa oficial de muerte será determinada por el médico forense de la Oficina del Sheriff del Condado de San Joaquín”, se explicó en un comunicado del Departamento de Correcciones y Rehabilitación de California; poco después se informó que el fallecimiento había ocurrido por complicaciones de coronavirus, de acuerdo con varios medios oficiales.

Según el Daily Mail, Spector fue diagnosticado con Covid-19 hace cuatro semanas y fue trasladado de su celda en prisión, donde cumplía una sentencia de 19 años a cadena perpetua por homicidio en segundo grado, a un hospital.

El productor se recuperó lo suficiente como para regresar a la cárcel, pero recayó y tuvo problemas para respirar; posteriormente regresó a un hospital, donde murió el sábado, informó el portal TMZ.

El afamado músico desarrolló el llamado “muro de sonido”, una técnica especial que tiene un efecto feroz, apodado también como el “enfoque wagneriano del rock n’ roll”, popular en los años 60.

También escribió, coescribió y produjo actos para artistas como las Ronettes, los Crystals e Ike & Tina Turner.

Comenzó su carrera con la producción de su primer éxito To know him is to love him, de los Teddy Bears, cuando los integrantes todavía estaba en la escuela secundaria.

A partir de ahí, su carrera se disparó y produjo éxitos como Be my baby, de los Ronnettes, y He’s a rebel, de The Crystals.

En 1969 produjo el álbum Let it be, de Los Beatles, y varios discos en solitario para John Lennon y George Harrison.

Para la década de los 70, Spector ya había producido y colocado 18 sencillos en el Top 10 de Estados Unidos para varios artistas, incluidos Leonard Cohen y Ramones.

Algunas de sus mejores canciones incluyen The long and winding road, de los Beatles, en 1970, y My sweet lord, de George Harrison, en 1970.

El 3 de febrero de 2003, fue arrestado después de que la actriz Lana Clarkson fuera encontrada muerta a tiros en su casa. Después de un juicio nulo en 2007, Spector fue juzgado de nuevo en 2009 y declarado culpable de asesinato en segundo grado. Fue sentenciado a 19 años de prisión.

Spector, quien fue incluido en el Salón de la Fama del Rock and Roll en 1989, se suponía que sería elegible para libertad condicional en 2024.

Paradigma musical

En 2013, David Mamet dirigió el filme Phil Spector, con Al Pacino interpretando al productor, y Helen Mirren como su abogada, Linda Kenney.

Según sus allegados, estaba muy deteriorado por diversas dolencias. Aún hoy, 40 años después de sus últimos éxitos, Spector es el paradigma universal del productor discográfico, celebrado por su apabullante muro de sonido. Una fama que se mantiene incluso después de su estrepitosa caída.

Inmortalizado por Tom Wolfe en un reportaje de 1965 como “el primer magnate de lo adolescente”, su aire de triunfador neurótico escondía un pasado tortuoso. Nacido en 1939 en el Bronx de una pareja de judíos ucranianos, su padre se quitó la vida en 1949. El primer éxito de Phil, como parte del trío los Teddy Bears, fue To know him is to love him (1958), frase tomada de la lápida de su progenitor. Enseguida se introdujo en las bambalinas del negocio musical, como compositor, músico de estudio y, eventualmente, productor. Oscilando entre Nueva York y Los Ángeles, aprendió que el dinero estaba en conservar todos los derechos –editoriales y fonográficos– de las grabaciones, aumentando su tajada sin complejos: exigía figurar como coautor de muchos temas, incluyendo éxitos del calibre de Be my baby o Spanish Harlem. También firmaba trivialidades instrumentales que colocaba como cara B de los singles de sus producidos.

Logró imponer su voluntad a partir de fundar su discográfica Philles. Desarrolló su “muro de sonido” aprovechando las características técnicas del estudio Gold Star: arreglos con anhelos wagnerianos, plasmados por el Wrecking Crew, posiblemente los mejores músicos de estudio californianos, a veces amontonados (guitarristas, abundantes pianistas y bateristas). Su especialidad eran los dramas de amor y desamor, escenificados por las muy convincentes voces de las Crystals, las Ronettes o los Righteous Brothers. Tipo sentimental, elaboró una colección de villancicos, A Christmas gift for you from Phil Spector (1963), un clásico navideño referenciado por Springsteen y otros devotos. Para saber más sobre sus imitadores, se recomiendan la serie de recopilatorios del sello Ace, Phil’s Spectre.

Adiós al rey Midas

Su racha de éxitos terminó hacia 1966, cuando produjo River deep mountain high con Ike and Tina Turner (en realidad, Phil pagó a Ike para que no acudiera al estudio). Era su apoteosis emocional y sonora, pero no funcionó en Estados Unidos. Sí arrasó en Gran Bretaña, donde Phil era imitado por muchos productores e idolatrado por los nuevos grupos. Había tocado en una sesión de los Rolling Stones en 1964, aunque sus agudos consejos sobre el negocio musical no impidieron que Jagger y compañía perdieran la propiedad de toda su discografía de los años sesenta, a favor de su representante neoyorquino, Allen Klein. Extrañamente, fue Klein quien le puso en contacto con John Lennon, al que produjo con eficacia en Instant Karma. De resultas de ese éxito se le encomendó adecentar las cintas de lo que se publicaría como álbum final de Los Beatles, Let it be. Para consternación de Paul McCartney, añadió paletadas de coros y orquestas; en 2003, Paul eliminó esos elementos en lo que tituló Let it be… Naked.

Se convirtió en el productor de Lennon y George Harrison cuando iniciaban sus carreras en solitario, consiguiendo aciertos como Imagine o All things must pass. Funcionaba como fiel servidor y hasta embaucó a Yoko Ono; no logró su fantasía de producir a Bob Dylan. Siempre le gustaba sugerir que tenía un lado escabroso: aparecía haciendo una compra de cocaína, una droga que entonces no estaba de moda, en Easy rider. Ya en 1975, definitivamente perdió la brújula: tuvo maneras erráticas durante las sesiones del disco Rock N’ Roll, que Lennon debió repetir en Nueva York. Lo que parecían excentricidades se revelaron como tendencias peligrosas: escamoteo de cintas, intentos de chantaje, gusto por amenazar (¡y disparar!) con armas de fuego. Lo sufrieron tanto Leonard Cohen en 1978 como los Ramones en 1980, que difundieron avisos sobre sus arrebatos.

Resumiendo: había perdido el toque de rey Midas y se comportaba como un sicópata y un megalómano. Be My Baby: How I Survived Mascara, Miniskirts and Madness, la autobiografía de su segunda esposa, Ronnie, confirmó que en la intimidad era aún peor. Se le perdonaba todo por la creatividad de su época dorada, explorada en abundantes libros y documentales. Apenas trabajaba, pero no lo necesitaba: gestionaba hábilmente su tesoro musical.

Hasta esa noche de 2003 en que se llevó a Lana Clarkson al Castillo de los Pirineos, su tenebrosa mansión en la ciudad de Alhambra, en el valle de San Gabriel, California. Su posterior explicación de que la camarera había decidido suicidarse con una de sus pistolas que no funcionó. Fue condenado a un mínimo de 19 años y un máximo de cadena perpetua. Nadie del mundo de la música se atrevió a defenderlo en público. Sólo el dramaturgo David Mamet, fiel a su reputación de conservador a la contra, le intentó disculpar con Phil Spector, el drama para televisión con Al Pacino y Helen Mirren.

Texto: Agencia Reforma / Redacción