11 enero,2025 6:19 am

Frágiles frentes contra la embestida de Trump

 

Héctor Manuel Popoca Boone

I.- Frente nacional. Tenemos fuertes obstáculos a vencer para fortalecer nuestra identidad mexicana y nuestro sentido de pertenencia nacional soberana que nos permitan enfrentar las acechanzas del próximo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, emitidas contra nuestro país. Reconozcamos que no tenemos suficiente cohesión política, económica ni social. Estamos divididos y confrontados al igual que en la época en que nos arrebataron más de la mitad del territorio de México.
Contamos con un sistema democrático mercantilizado, por tanto, corrupto, ecléctico y pragmático. Es práctica cotidiana la conducta de la incongruencia existente entre lo que en el discurso político se pregona, con lo que realmente hacen los del poder político y económico. Contamos con una clase política nacional que, en términos generales, es mediocre, parasitaria y corrupta; gozando de impunidad en sus ilícitos que cometen un día sí y otro también. Por ende, estamos divididos lo que en mucho dificulta la unidad nacional patriótica. Se anteponen los intereses personales y de grupo a los intereses supremos del país.
Tenemos actualmente una tendencia a un liderazgo nacional bicéfalo. Por un lado, el poder de la presidenta de la República y por otro, el poder del “caudillo”. En las circunstancias internacionales por las que atravesamos requerimos una jefatura nacional única que dé la cara con voz y posicionamiento patriota, soberano, digno, ecuánime pero firme. Frente a Trump mi apoyo leal va por delante a la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, por su perfil definido, hasta ahora, por esas cualidades. Nuestras prioridades de poder político particulares pasan a segundo término ante el futuro perturbador que nos plantea el próximo presidente estadunidense.
Nuestra economía se caracteriza por ser concentradora del ingreso nacional en pocas manos a costa de la pobreza en que vive más de la mitad de los mexicanos. Mucho de lo que consumimos e invertimos proviene fundamentalmente de Estados Unidos, lo que nos hace tener una gran dependencia exterior con nuestro vecino país del norte. Cuando allá les da una gripe económica, ésta repercute en pulmonía para nuestra nación. El petróleo dejó de ser puntal, la maquinaria industrial y manufacturera, así como la tecnología es de importación, lo mismo que nuestros alimentos básicos; nuestros hogares funcionan con artículos y dispositivos electrodomésticos cuyo país de origen es norteamericano, asiático o europeo. La agricultura está semi abandonada, salvo la de exportación: no tenemos soberanía alimentaria; nuestra pesca es de “cayuco” y nuestras reservas forestales y ecológicas degradas. Es el resultado de décadas de aplicar un capitalismo “salvaje y depredador”.
II.- En el frente local. Guerrero sufre de una gobernabilidad extraviada y, por ende, de una gobernanza muy frágil. Con crónico déficit fiscal en sus finanzas públicas y con deuda pública interna y externa de consideración. Su economía está poco diversificada, concentrada en el turismo y actividades colaterales, destinadas en buena parte a la recreación de los turistas provenientes de los valles centrales. Por otra parte, está la minería con capital y tecnología extranjera, realizada a tajo abierto y de carácter extractivista; contaminante de ríos y lagunas.
Tienen carta de naturalización en estas tierras sureñas la delincuenciencia, los homicidios, el incumplimiento de la ley y el orden, la sempiterna inseguridad pública y el estar sojuzgados por la corrupción e impunidad, así como por el crimen organizado en todos los aspectos y en la mayoría de las regiones del Estado. Resultante de lo anterior es la fuerte migración de paisanos hacia el norte del país por falta de trabajo, el trasiego de estupefacientes, bandas y pueblos armados y pobreza social generalizada.
La conclusión obvia es que sin descuidar lo que haga nuestro vecino del norte, es necesario voltear los ojos a las causas que generan migración, violencia, inseguridad pública, economía vulnerable, falta de alimentos y poca gobernabilidad en Guerrero. Esa será nuestra aportación para restarle sustento a las amenazas belicosas de un presidente racista, psicópata y paranoico como lo es Donald Trump.
III.- Adenda: Hace años en Acapulco, observé que en el zócalo de la ciudad deambulaban personas de distintas edades, paupérrimas y que padecían alguna incapacidad mental. Eran lo que ahora se les denomina personas de la calle. Eran individuos de diversas ciudades del Valle de México trasladados por sus familiares para abandonarlos en el puerto, ante la reluctancia de seguir cuidándolos en sus hogares. Lo benigno del clima costeño y la caridad ciudadana les permitían sobrevivir en la intemperie. Hoy, el Instituto Nacional de Migración comienza a concentrar a personas que han sido sujetas a deportación en Acapulco para una estancia supuestamente de emergencia y temporal. No me extrañaría que empecemos a habilitar centros de concentración masiva para deportados, bien sea los que van de paso al norte del país o aquellos que son deportados desde allá. ¡Uf!

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