3 febrero,2022 5:31 am

Genaro Vázquez Rojas, 50 años después…

Rogelio Ortega Martínez

(Primera parte)

 

 

A la maestra Consuelo Solís Morales, mujer revolucionaria, ejemplo de convicción y congruencia.

 

Me acuerdo hoy como si ayer fuera, como bien decía mi abuela siempre que se trataba de rememorar sucesos importantes, de aquella mañana del 2 de febrero de 1972, hace 50 años, cuando estudiaba mi último año de bachillerato en la Preparatoria 2 de la Universidad Autónoma Guerrero (UAGro), en Acapulco, y un nutrido contingente de preparatorianos nos disponíamos para viajar a Chilpancingo, motivados por la postulación y registro oficial de nuestro profesor, el médico Alejandro Ochoa Portillo, como candidato a la rectoría de la UAGro, cuando de pronto nos enteramos por los noticiarios nacionales y locales que el profesor Genaro Vázquez Rojas había fallecido durante la madrugada de ese día miércoles 2 de febrero, Día de La Candelaria, en un accidente automovilístico.

La noticia nos conmovió, nos consternó, nos cimbró el alma a quienes éramos más cercanos en nuestras identidades y afinidades políticas e ideológicas y, a pesar de nuestra novel edad, simpatizábamos de forma declarada con la lucha del insigne profesor suriano. Recuerdo también, que había en algunos incertidumbre e incredulidad en otros, pero nadie era indiferente ante el suceso, de frente a las evidencias tangibles del trágico acontecimiento. Luego, comenzó a producirse un sentimiento de coraje y a la vez de impotencia. Algo queríamos hacer pero no sabíamos qué. Al llegar a Chilpancingo coincidimos con otro contingente de estudiantes, en su mayoría de la Escuela Superior de Derecho de la UAGro, quienes también promovían la candidatura a la rectoría de uno de sus profesores, el licenciado José León Román. Ambos contingentes nos concentramos en el frontispicio del emblemático Edificio Docente y acordamos recorrer juntos las calles de Chilpancingo anunciando las dos candidaturas postuladas por estudiantes, por las bases decíamos. Había en ambos grupos dos puntos de convergencia: 1) el desafío de postular a dos profesores que contaban con el apoyo, simpatía y respaldo de estudiantes organizados y movilizados y; 2) el sentimiento de rechazo a lo que se veía como una imposición oficialista, gubernamental: la candidatura del médico Juan José Rojo Colinas. Surgió durante la marcha, en la espontaneidad, otra coincidencia: la reivindicación del profesor Genaro Vázquez Rojas como gran luchador social y célebre guerrillero justiciero.

Entre los dos agrupamientos de estudiantes sumábamos aproximadamente un contingente de 600 jóvenes. El nuestro lo lideraban Nicolás Robles, Lorenzo Ayora, René Vázquez, Gustavo Ramos y quien estas líneas escribe, entre otros. El grupo de Chilpancingo lo encabezaban Armando Terrazas Sánchez, Miguel Ángel Salgado Castillo, Jesús Hernández (el Yaqui), Juan García Costilla, Ricardo Texta Villegas, Abelardo Alarcón Orduña, Cristóbal Buenaventura Hernández, (la Yesenia) y Martín Leyva, entre otros.

Por acuerdo de los liderazgos, dicho supra, decidimos salir en manifestación por las calles de Chilpancingo para culminar con un mitin en la explanada de la rectoría, ubicada en la calle Benito Juárez. Para mi sorpresa y grata satisfacción, comenzaron a corearse vivas al profesor Genaro Vázquez, a la guerrilla, a las luchas sociales y consignas antigubernamentales. Para mi mayor sorpresa, ya en el edificio de la torre de la rectoría, oradores fogosos acusaban al gobierno tanto de la muerte del líder guerrillero como del intento de imponer un candidato oficial como rector. Denunciaban al gobierno argumentando que se trataba de un crimen artero, desmintiendo la información oficial y; convocaban a rechazar la candidatura del doctor Rojo Colinas.

El desenlace de esa confluencia y simbiosis axial derivó en dos rutas largas, contradictoriamente paralelas, divergentes y confluentes también, que marcaron la vida política de los últimos 50 años en Guerrero.

Otro dirigente social remplazó de inmediato el liderazgo insurgente de Genaro, emergió la figura del profesor Lucio Cabañas Barrientos como nuevo jefe guerrillero en la sierra de Atoyac. La prensa local y nacional difundió una carta del profesor Cabañas Barrientos dirigida a la profesora Consuelo Solís Morales, expresando su solidaridad y duelo por el fallecimiento de su esposo Genaro Vázquez Rojas.

Genaro nació en el seno de una familia de modesta economía el 10 de julio de 1930 en San Luis Acatlán, municipio de la Costa Chica y Montaña de Guerrero. Su padre, don Alfonso Vázquez fue un líder campesino vinculado al PRI, pero abanderado de las luchas y demandas sociales de los campesinos de la región, lo que fomentó en Genaro desde su niñez su vocación política. Realizó sus primeros estudios en su pueblo natal y culminó su primaria en el internado Francisco I. Madero de la Ciudad de Méxio (Cdmx), luego pasó a la secundaria Rafael Dondé, al Colegio de San Ildefonso, a la Normal Nacional de Maestros (ENM) y a la facultad de derecho de la UNAM. En su paso por la ENM destacó como orador de impacto y ganó la presidencia de la sociedad de alumnos. Al egresar obtuvo su plaza de maestro en la Cdmx, conoció a través de sus amigos Vicente y Filiberto Solís a la maestra Consuelo Solís Morales, se hicieron novios y en 1959 se unieron en matrimonio procreando seis hijos y adoptaron a 14 más, hijos de compañeros de lucha fallecidos, todas y todos bajo el techo, la manutención educación y tutela de la maestra Consuelo Solís. Genaro era alegre, de significativo carisma natural, de tez morena, cabello oscuro, rizado e hirsuto, de mirada profunda, sus ojos negros denotaba inteligencia, valor y confianza; en testimonios publicados de la maestra Consuelo afirma que la cortejó durante ocho meses; era muy elocuente, detallista y fino en sus formas, declamaba poemas de amor, patrióticos y vernáculos; tocaba la guitarra, cantaba y bailaba; enamoradizo y celoso; proclive siempre a socializar y a construir amistades y lealtades. Nunca se separó de su terruño suriano encabezando las luchas de sus paisanos, sus justas demandas y reclamos de justicia. Militó, de manera natural y desde tempana edad en el PRI, pero a partir del conflicto social que generó en Guerrero el movimiento estudiantil y popular de 1960, demandando autonomía para la Universidad de Guerrero y reivindicaciones sociales, rompió con el PRI, abanderó la Asociación Cívica Guerrerense (ACG) y construyó una ruta de incansable e indómita lucha social por la democracia, justicia, respeto a las garantías individuales y a los derechos conquistados y consagrados constitucionalmente.

Cuando se hace un repaso de los líderes, mujeres y hombres, que participaron en el proceso de lucha armada en México, Genaro Vázquez sobresale por su trayectoria de luchador social. Brilló como líder popular en el movimiento del 60 que culminó con la caída del gobernador Raúl Caballero Aburto, luego de la represión a la manifestación del 30 de diciembre de 1960, con un saldo de 17 muertos, decenas de heridos y cientos de detenidos. La represión militar no liquidó al movimiento, lo exacerbó.

Genaro continuó en la lucha por libertades democráticas y justicia social. La ACG se preparó para participar en las elecciones a la gubernatura, diputaciones y presidencias municipales a efectuarse en 1962. Genaro y sus Cívicos, postularon al licenciado José María Suárez Téllez, destacado agrarista, como candidato a la gubernatura de Guerrero; registraron candidaturas en la mayoría de municipios y distritos electorales de la entidad; resistieron al hostigamiento y coerción gubernamental hasta el 30 de diciembre de 1962, cuando fueron reprimidos por los cuerpos policiales en el zócalo de Iguala, con un saldo de siete muertos, decenas de heridos y detenidos. El candidato a gobernador de los Cívicos fue detenido y encarcelado, junto con Andrés López Velazco candidato a presidente municipal ¡ de Iguala y el candidato a diputado Carlos Ortuño Mejía. Genaro salió protegido por sus compañeros y pasó a realizar sus actividades políticas desde la semiclandestinidad. Recorrió el país participando en reuniones con campesinos, profesores, estudiantes e intelectuales progresistas; trabajó como jornalero en los campos de tomate en Sinaloa y algodoneros en Sonora. Militó en las filas del Movimiento Revolucionario del Magisterio (MRM) dirigido por el destacado líder comunista, también de origen guerrerense Othón Salazar Ramírez; temporalmente, en el Partido Popular Socialista; en el Movimiento Nacional Revolucionario (MNR) junto con el general Lázaro Cárdenas, Heberto Castillo y Cuauhtémoc Cárdenas; fundó junto con Braulio Maldonado la Central Campesina Independiente y; participó en la postulación y campaña de la candidatura presidencial del líder campesino comunista Ramón Danzós Palomino.

El 11 de noviembre de 1966, fue detenido al salir de las oficinas del MNR en la Cdmx, torturado y amenazado de muerte, fue trasladado a la prisión de Iguala para purgar una condena de 14 años. Por fin, tenían al rebelde e insumiso profesor, líder de los Cívicos guerrerenses, sometido físicamente, pero con vida y dispuesto a continuar su lucha desde la trinchera carcelaria. Abundan las cartas de denuncia de eventos represivos, comunicados de orientación política a los Cívicos, manifiestos a la opinión pública, al pueblo de Guerrero y de la nación. Fue en la cárcel que Genaro desarrolla su pensamiento político e ideológico con férrea disciplina de estudio de la historia, las luchas sociales y el marxismo-leninismo; fue en prisión donde forjó su concepción de la construcción de un proyecto de revolución social y lucha armada; fue en el calabozo de Iguala donde definió un proyecto original de insurgencia revolucionaria fusionando el nacionalismo revolucionario con el diseño de un proyecto de revolución patriótica y adaptación del marxismo leninismo a la realidad mexicana, expuesto en el programa de los Cuatro Puntos de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR).

El 22 de abril de 1968, un comando de Cívicos logra liberar a su líder en una audaz acción de armas. Genaro se fracturó con unas pinzas una pieza de su dentadura ocasionándose un absceso y una fuerte y dolorosa infección. Las autoridades carcelarias decidieron que el rebelde fuera atendido en un consultorio dental particular cercano a la prisión. El reo salió fuertemente custodiado por policías, y al regreso a la cárcel fueron interceptados por el comando armado logrando arrancarlo de sus carceleros. En la persecución perdieron la vida dos grandes amigos y compañeros entrañables de Genaro, su cuñado Filiberto Solís Morales y Roque Salgado; Ceferino Contreras fue herido, una bala de máuser le atravesó la rodilla y ya no pudo continuar la marcha, fue detenido, torturado y recluido en el Campo Militar número uno de la Cdmx; José Bracho también fue herido, pero pudo seguir acompañando a su líder hasta romper el cerco y llegar con Genaro a la sierra de Atoyac.

Una nueva faceta de lucha fue protagonizada por el profesor insurgente, ahora desde la organización de la guerrilla rural en la sierra y en la montaña guerrerense así como la guerrilla urbana en las ciudades. Los comandos armados de la ACNR realizan asaltos bancarios y a instituciones gubernamentales para obtener recursos económicos para financiar e impulsar la organización de la lucha armada contra el mal gobierno. Pero va a ser el 19 de noviembre de 1971, cuando se produce la acción de armas más relevante de Genaro y su ACNR, acción de gran repercusión nacional y especialmente de impacto en el proceso de cambio que se habrá de realizar en la UAGro.

El doctor Jaime Castrejón Díez, rector de la máxima casa de estudios del estado de Guerrero, ex alcalde priísta de Taxco, connotado empresario y gerente de la Coca-Cola en Guerrero, viajaba todos los días de Taxco a Chilpancingo para realizar su labor al frente del gobierno universitario, y en el tramo de Iguala a Chilpancingo, en la cañada del zopilote, fue interceptado por otro vehículo del que descendieron cinco hombres armados, encabezados por Genaro Vázquez y José Bracho, y se llevaron retenidos al doctor Castrejón y a su chofer particular Ángel Traviesa; los armados le dijeron a la señora Rubí Niquel, esposa del rector, que esperara un tiempo prudente y continuara hacia Chilpancingo. El día 24 de noviembre, el comunicador oficial del régimen: Jacobo Zabludovski, leyó, en su noticiario televisivo, un manifiesto de la ACNR, en el que se adjudicaba el secuestro del doctor Castrejón y daban como ultimátum hasta las 24 horas del día 28 de noviembre para cumplir sus exigencias y poder liberar con vida al rector de la UAGro. La familia cumplió y entregó, a través del obispo de Cuernavaca monseñor Sergio Méndez Arceo, la cantidad de 2.5 millones de pesos; el gobierno del presidente Echeverría cumplió con las exigencias de la guerrilla y fueron excarcelados y enviados a Cuba nueve presos políticos: Florentino Jaimes, Mario Menéndez, Demóstenes Onofre, Concepción Solís, Ceferino Contreras, Antonio Sotelo, Rafael Olea, Santos Méndez e Ismael Bracho Campos. El doctor Castrejón fue liberado sano y salvo; días después presentó su renuncia al cargo de rector de la máxima casa de estudios del estado de Guerrero. Hay versiones que afirman que Genaro le puso como requisito de su liberación que tenía que renunciar a su cargo de rector, el doctor Castrejón cumplió. Con esta acción, se abrió una coyuntura especial en la UAGro que ocasionó el desencadenamiento de un proceso de transición y cambio político inusitado en la institución.

El licenciado Alfonso López Bello, en su carácter de secretario general de la UAGro, por mandato de ley, tomó posesión como rector interino para convocar a elecciones extraordinarias en un plazo no mayor de tres meses, y así lo hizo.

Aquí, mis apreciados cuatro lectores, es donde se junta este texto con el inicio de mi relato. Mientras en la madrugada del 2 de febrero de 1972 sucedía el trágico accidente del comandante Genaro Vázquez, al medio día ya estábamos un significativo número de estudiantes universitarios en Chilpancingo marchando y coreando consignas a favor de la lucha armada y el líder legendario, y registrando a los profesores Ochoa Portillo y León Román como candidatos a la rectoría de la UAGro.

Salvador Flores Bello era el conductor del automóvil en que viajaba Genaro de la Cdmx a la ciudad de Morelia, para ingresar a la sierra de Guerrero por la Tierra Caliente. Se dice que Genaro se vio obligado a estar en la Cdmx para generar apoyos solidarios de protección a su esposa e hijos, recientemente detenidos y reprimidos por el gobierno. Se cuenta que Flores Bello ya había tenido un accidente automovilístico con lo que se demostraba su impericia en el volante, pero no tenían otra opción para realizar el viaje a Guerrero por la ruta de Morelia. En el testimonio de José Bracho Campos, lugarteniente de Genaro, afirma que Flores Bello se durmió, perdió el control del auto y se estrelló en el alerón derecho del puente del Arroyo Charo, en el kilómetro 226 de la carretera México-Morelia. Conducía Flores Bello, Bracho era el copiloto, el comandante Genaro Vázquez viajaba en el asiento de atrás del chofer, acompañado de dos guerrilleras. Todos quedaron aturdidos por el accidente, en versión de José Bracho, él recuperó la conciencia y de inmediato se dirigió a atender a Genaro, quien respiraba inconsciente y con dificultad, pero con vida. Las dos guerrilleras estaban también con vida. Flores Bello propuso retirarse del lugar y que cada quien fuera por su lado. Las dos guerrilleras permanecieron al lado de su líder. Luego, llegaron elementos del ejército y trasladaron a Genaro y a sus dos compañeras al hospital militar de Morelia. Se infiere que alguien le ordenó al ejército, al descubrir la identidad del comandante guerrillero, que lo ejecutaran en el acto, y lo hicieron. Este crimen, desde hace 50 años, no se ha esclarecido, ni se ha hecho justicia.

Después de los registros de los candidatos a la rectoría de la UAGro, vino la elección formal en el H. Consejo Universitario. Nuevamente confluimos, apoyando a nuestros candidatos respectivos, los preparatorianos de Acapulco y los estudiantes de leyes de Chilpancingo. Cada consejero pasaba a recoger su voto, levantaba la mano y antes de depositar el sufragio decía con voz fuerte por quien estaba votando. Para nuestra sorpresa los votos de estudiantes y docentes favorecían al candidato oficial, al doctor Juan José Rojo Colinas. La indignación se desbordó cuando Víctor Manuel Trani Clemente, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria Guerrerense (FEUG) levantó los cuatro votos de la FEUG y gritó el nombre del doctor Rojo Colinas. La multitud estudiantil descargó su ira contenida, con pedradas y palos fueron rotos los cristales del recinto del H. Consejo Universitario, alguien apagó la luz, se escucharon en la calle algunos disparos de pistola y la muchedumbre enardecida se habría paso con la intención de linchar a Trani Clemente. Fue el licenciado Fernando Castañón Astudillo (El Diablo) el que con un rápido y elocuente discurso calmó momentáneamente los ánimos y le solicitó al rector López Bello que anulara la elección y convocara a otro proceso sin la participación de los candidatos registrados en esa contienda y, así lo hizo el rector.

Paso seguido, las incipientes fuerzas democráticas y de izquierda en la UAGro convocaron a una serie de reuniones para postular a un candidato representativo de las corrientes progresistas de la universidad. El profesor comunista Fernando Pineda Ménez nos propuso al doctor Amín Zarur Ménez, su primo; pero Saúl López López y Mario García Cerros nos presentaron la alternativa del doctor Rosalío Wences Reza. Los líderes de la Unión Estudiantil Guerrerense (UEG) Juan García Costilla y Ricardo Texta Villegas inclinaron la balanza a favor del doctor Wences. La candidatura oficial, apoyada por el profesorado y los estudiantes afines al PRI, fue encabezada por el licenciado en economía Palemón Díaz Ortiz. Adalid Bautista Cruz, nuevo presidente de la FEUG, aceptó la propuesta de la UEG de que se hiciera un votación de los estudiantes escuela por escuela, y que cada consejero estudiantil votara por el candidato ganador en la base de su escuela, Adalid aceptó y los cuatro votos del presidente de la FEUG serían a favor del candidato que tuviera la mayoría en la votación universal, abierta y directa de los estudiantes. Recorrimos, acompañando al doctor Wences en su campaña de proselitismo, las seis preparatorias: la 1 de Chilpancingo, la 2 de Acapulco, 3 de Teloloapan, 4 de Taxco, 5 de Ometepec y 6 de Tecpan; asimismo, las escuelas superiores. El discurso del doctor Wences se resumía en una frase y explicaba brevemente su contenido: “impulsaremos el proyecto de la Universidad-Pueblo, para crear una universidad de puertas abiertas, donde ingresen sin ningún obstáculo los hijos de los campesinos y los trabajadores; que la universidad vaya al pueblo y el pueblo a la universidad”. El doctor Wences se ganó la simpatía de la mayoría de los estudiantes y los docentes de la UAGro. La elección formal en el H. Consejo Universitario favoreció ampliamente al candidato de las fuerzas de izquierda. ¡Ganamos!

Así comenzó otra etapa de crecimiento y reforma estructural, con vocación democrática y de izquierda, en la máxima casa de estudios de Guerrero. Miles de guerrerense somos lo que somos gracias al doctor Rosalío Wences y a su proyecto de Universidad-Pueblo. Se inició así un vertiginoso proceso de cambio en la UAGro. Pero este asunto, mis apreciados cuatro lectores, lo contaré en otra entrega, si la generosidad de nuestro director de El Sur me lo permite.

Finalmente, quiero afirmar que las fuerzas democráticas y progresistas de Guerrero, pero especialmente las y los universitarios de la UAGro, estamos en deuda con el comandante Genaro Vázquez Rojas. Y que no se nos olvide que su asesinato sigue impune.

Por eso cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) relaciona su proyecto de la 4T con la construcción de una patria nueva, nos identificamos evocando el ejemplo del guerrero indómito del sur, el insigne profesor, legendario luchador social, noble y valiente comandante guerrillero Genaro Vázquez Rojas.

Ojalá llegue, con el gobierno de AMLO y Evelyn, la tan anhelada justicia y el desarrollo económico, necesario y urgente, a estas sufridas tierras del sur.