2 julio,2019 4:40 am

Ha demostrado que su gobierno “no es más de lo mismo”, resalta AMLO

Falta mejorar el sistema de salud, debe crecer más la economía y todavía se mantienen los mismos niveles de violencia heredados, reconoce el presidente. Garantizará “las libertades que son sagradas”, pero el proceso de transformación del país “no tiene retorno”, sostiene. Habló de los desaparecidos, del caso Ayotzinapa, de que el Estado ya no es el principal violador de derechos humanos y de que “se terminó la guerra de exterminio contra la llamada delincuencia organizada”. Hace un largo recuento de las medidas de austeridad y anticorrupción que aplicó en siete meses e incluyó aquí la desaparición del Consejo de Promoción Turística. 
Ciudad de México, 2 de julio de 2019. El presidente Andrés Manuel López Obrador se tomó poco más de hora y media para su discurso este lunes en la plancha del Zócalo de la capital mexicana, durante el festejo del primer aniversario “del triunfo de nuestro movimiento”, en el que “rindió cuentas” sobre los logros del gobierno federal en materia de combate a la corrupción y por un gobierno austero durante sus primeros siete meses.
Reclasificar la corrupción como un crimen grave, retirar la pensión de 5 millones de pesos mensuales a los expresidentes, acabar con la condonación de impuestos a los grandes contribuyentes, eliminar el Estado Mayor Presidencial, destinar el recurso obtenido por la venta de vehículos de lujo usados por altos funcionarios a los municipios más pobres de Oaxaca –y a los de Guerrero, cuya entrega está pendiente–, convertir la residencia presidencial de Los Pinos en un centro cultural, reducir los sueldos de los funcionarios de élite para aumentar los de los burócratas de base, reducir el IVA a 8 por ciento y el ISR a 20 por ciento en 43 municipios de la frontera norte y duplicar los salarios mínimos fueron algunas de las acciones que destacó el mandatario.
Gracias a estas y otras medidas –como el aumento de 4.5 por ciento en la recaudación de impuestos o la Ley de Austeridad Republicana–, López Obrador pudo presumir ahorros por más de 113 mil millones de pesos.
“Con lo conseguido en siete meses bastaría para demostrar que el cambio de gobierno no ha sido más de lo mismo; que, por el contrario, está en marcha una profunda transformación de la vida pública de México”, subrayó.
En este “informe de actividades” –sin precedente y que deja con pocas sorpresas para el primer informe de gobierno ante el Poder Legislativo, el próximo 1 de septiembre–, el tabasqueño resaltó también la cancelación del aeropuerto internacional en Texcoco “por razones técnicas, económicas, ambientales y de transparencia”; anunció que estos terrenos se convertirán en un espacio ecológico, además de rescatar el lago Nabor Carrillo, y adelantó que el aeropuerto de Santa Lucía arrancará este mes, “se ha demorado porque los adversarios quieren detenerla con una lluvia de amparos”, explicó a la multitud reunida frente a la Catedral Metropolitana, igual que hace un año.
La gente comenzó a llegar desde el mediodía. Cientos de personas arribaron a bordo de camiones turísticos que se estacionaron en avenidas lejanas y en calles aledañas a la Plaza de la Constitución. Pequeños ejércitos de militantes del partido Morena provenientes de Iztapalapa, Ciudad de México; Ecatepec, Estado de México; Puebla, Tabasco, Veracruz e incluso Chiapas.
“Nuestro movimiento se rige por ideales y principios, y no limita su propósito a un simple cambio de gobierno. Tiene como objetivo superar para siempre el régimen corrupto y despiadado que prevalecía”, expresó el presidente ante el micrófono en los primeros minutos de su discurso.
Organizaciones civiles y sociales, como el Frente Popular Francisco Villa, el Movimiento Urbano Popular, la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas, colectivos LGBT+ y defensores de derechos humanos de distintos lugares del país estuvieron presentes en la concentración.
Con ellos, miles de personas comunes y corrientes que creen con fervor en las palabras de López Obrador: personas de la tercera edad, indígenas, madres y padres de familia, activistas de viejo cuño que celebraban cada una de las palabras del presidente de la República.
“Se redujo en un 94 por ciento el robo de combustible. Ahorraremos unos 50 mil millones de pesos con eso”, aseguró López Obrador al comenzar a enumerar “hechos”.
Dijo que la corrupción, el influyentismo, el amiguismo y cualquier práctica nociva había quedado atrás y que para el final de este año se habrá acabado definitivamente con ellas.
Entre los invitados hubo secretarios de Estado, legisladores, gobernadores, académicos, activistas, líderes sindicales e indígenas y deportistas destacados.
Además de los hijos del jefe del Ejecutivo –y a unos pasos de ellos, César Yáñez, colaborador a la sombra desde el escándalo de su lujosa boda en Puebla–, allí estuvieron los empresarios Carlos Slim Helú, fundador de Grupo Carso, quien llegó junto con Alejandro Encinas, subsecretario de Gobernación; Emilio Azcárraga Jean, presidente del Consejo de Administración de Televisa; Bosco de la Vega, presidente del Consejo Nacional Agropecuario, y los gobernadores electos de Baja California y Puebla, Jaime Bonilla y Miguel Barbosa, por mencionar sólo a algunos.
En la tarima el presidente estuvo acompañado por su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller; la jefa de Gobierno de la capital, Claudia Sheinbaum, y el presidente de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo.
“Agradezco de todo corazón a quienes nos han apoyado. A millones de mexicanos. Incluso a quienes no comparten nuestros ideales y principios. El amor a México está por encima de cualquier facción, partido, interés personal o de grupo”, expresó el mandatario.
El festejo popular inició a las tres de la tarde con el flautista Horacio Franco y el contrabajista Víctor Flores. Les siguió Margarita La Diosa de la Cumbia y la Banda Sinfónica de Tlaxiaco. A las cuatro de la tarde una breve llovizna alcanzó a empapar a la concurrencia, pero el baile no se detuvo.
No faltaron matracas y cohetes, botargas de López Obrador, vendimia de nieves y parafernalia partidista, si bien no era acto de Morena.
En la plancha del Zócalo, que lucía llena, la multitud aplaudió y celebró cada uno de los datos que López Obrador fue soltando.
No descansaremos hasta saber el paradero de los 43 normalistas
No fue un discurso tan largo como el del 1 de julio de hace un año. López Obrador decidió que no se detendría en “en la elaboración de ideas y conceptos”, sino que iría “al grano, a lo concreto”. Ahora, citó, “son tiempos de hechos, no de palabras, como decía el revolucionario mexicano que más admiro, el general Francisco J. Mújica”.
Así, tocó temas incómodos –por la polémica que han generado, pero también porque le han implicado romper promesas de campaña– como la Guardia Nacional, las medidas para contener la migración hacia Estados Unidos o el aeropuerto internacional en Santa Lucía.
Aunque organizaciones defensoras de derechos humanos han advertido que el carácter militar de la Guardia Nacional representará una continuidad en la tendencia de violaciones graves a derechos humanos perpetradas por las fuerzas armadas, López Obrador insistió:
“Quiero agradecer a los soldados y marinos que han aceptado garantizar la seguridad pública sin violar los derechos humanos, con el uso adecuado y regulado de la fuerza. No olvidemos que el marino y el soldado son pueblo uniformado”.
E insistió: “No se tolera la tortura ni ninguna otra violación a los derechos humanos. Estamos dedicando tiempo y recursos a la búsqueda de desaparecidos por la violencia.
“No descansaremos hasta saber el paradero de los jóvenes de Ayotzinapa”.
También reiteró que “ni el Ejército ni la Marina se han utilizado ni se utilizarán para reprimir al pueblo. Se terminó la guerra de exterminio contra la llamada delincuencia organizada; ya no se permiten razias, ni masacres ni la desaparición de personas.
“El Estado ha dejado de ser el principal violador de los derechos humanos; en vez de ello se garantiza trabajo y bienestar a los jóvenes, se castiga el contubernio y la impunidad y se está procurando una mayor seguridad pública para la población”.
Se atenderá el problema de la migración sin usar la fuerza
Respecto a la nueva política migratoria, López Obrador dijo que la crisis económica y política había sido superada mediante un acuerdo migratorio que “nos obliga a ser más estrictos en la aplicación de la ley en la materia, sin violar derechos humanos y rescatando, como en todo acuerdo, a nuestro favor el reconocimiento de que se atenderá este asunto sin usar la fuerza sino creando oportunidades de trabajo y bienestar para la gente en sus lugares de origen”.
Y dio un dato relevante relacionado con la economía y los migrantes mexicanos: “De diciembre a mayo las reservas internacionales han crecido en más de 4 mil millones de dólares. También en mayo nuestros héroes vivientes, los migrantes mexicanos, enviaron remesas a sus familiares por 3 mil 203 millones de dólares. Es el monto mensual más alto de la historia”, remarcó. 
Denuncia “sabotaje legal” contra el aeropuerto de Santa Lucía
Se dio tiempo también para denunciar lo que definió como un “sabotaje legal” de sus adversarios para evitar la construcción del aeropuerto de Santa Lucía, en sustitución del de Texcoco, empezado en el sexenio de Enrique Peña Nieto y cancelado por López Obrador.
“Se ha demorado el inicio de esta obra porque nuestros adversarios quieren detenerla con una lluvia de amparos y estamos siendo cuidadosos en el proceso de autorización del estudio de impacto ambiental con el propósito de no darles ningún pretexto para que continúen esas campañas de sabotaje legal”, expuso.
No obstante, aseguró que “a más tardar en este mes comenzarán los trabajos”.
Periodistas protegidos… y asesinados
Respecto a las decenas de activistas ambientales y periodistas asesinados durante este periodo de siete meses, López Obrador mencionó que 321 periodistas están recibiendo protección, así como 582 defensores de derechos humanos.
Ni una palabra sobre los ocho periodistas asesinados en ese lapso y los más de cien ataques directos contra la prensa –sin contar las agresiones en redes sociales, según el registro de Reporteros Sin Fronteras.
“Actualmente se distribuye la Cartilla Moral escrita por Alfonso Reyes, porque creo sinceramente que la transformación no sólo significa lograr el bienestar material sino también lograr bienestar del alma, fortalecer valores culturales, morales, espirituales”, expresó el presidente, sin mencionar que al menos ocho grupos religiosos han sido invitados a distribuir dicho documento, entre ellos la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas y Evangélicas, presidida por Arturo Favela, quien se ha reunido con López Obrador para gestionar que iglesias y grupos religiosos puedan obtener concesiones de radio y televisión.
Salud, violencia, economía, entre los pendientes
Con apenas unas líneas dedicadas al Tren Maya, a la termoeléctrica de Huexca, Morelos o al impulso de la ciencia o la cultura, al final de su discurso el presidente reconoció algunos pendientes.
“Por ejemplo, falta mejorar el sistema de salud. Ya hice el ofrecimiento pero falta que se cumpla. Debe crecer aún más la economía y todavía se mantienen los mismos niveles de violencia que heredamos del antiguo régimen… pero pronto, estoy seguro, muy pronto, obtendremos más y mejores resultados”.
Finalmente, López Obrador afirmó que su gobierno ha cumplido 78 de 100 compromisos, y que “la transformación nacional no tiene espacio para titubeos, puesto que México debe estar por encima de cualquier facción”.
 “No luchamos para construir una dictadura”
Entre gritos de “¡No estás solo! ¡No estás solo!”, dijo que “posiblemente nunca al comienzo de un gobierno se haya hecho tanto en tan poco tiempo”.
Y se dijo “optimista” porque “pienso que este mismo año, a más tardar en diciembre, terminaremos de arrancar de raíz al régimen corrupto y quedarán en este mismo año construidas las bases para la transformación política de México”.
Manifestó que su gobierno ha garantizado la libertad de manifestación de ideas, de creencias, de prensa, así como el derecho a disentir.
“Reitero, para que nadie se confunda, no luchamos para construir una dictadura, luchamos para construir una auténtica, una verdadera democracia”.
López Obrador se pronunció a favor del diálogo, la tolerancia, la diversidad y el respeto a los derechos humanos.
Exhortó a “trabajar de prisa y con profundidad porque, si desgraciadamente regresara al poder el conservadurismo faccioso y corrupto, ni siquiera en esa circunstancia podrían nuestros adversarios dar marcha atrás a lo establecido y ya logrado en beneficio del pueblo.
“Este proceso no tiene retorno. Ni un paso atrás”.
Mientras algunos presumían, distraídos, sus tatuajes temporales con la caricatura de AMLO, la gran mayoría aplaudía a López Obrador, gritaban porras. Convencidos muchos de los presentes de que algo ha cambiado desde 2018, coreaban: “¡Presidente! ¡Presidente! ¡Sí se pudo! ¡Sí se pudo!”.
Texto: Carlos Acuña y Viétnika Batres / Foto: Agencia Reforma