23 mayo,2020 4:37 am

Honestidad y transparencia, para participar

Héctor Manuel Popoca Boone

 

Enfrentar eficazmente la pandemia y la crisis económica requiere necesariamente de la participación del pueblo. Tratar de hacerlo unilateralmente y con un dejo de soberbia infalible, merma considerablemente las posibilidades de éxito. Privilegiar el individualismo y el engaño, sobre la verdad y lo colectivo, es de visiones reducidas. Es continuar cultivando las vulnerabilidades de siempre, al considerar a la ciudadanía meramente como objeto de atención y no contemplarla como ente activo y creativo de soluciones democráticas, progresistas y trascendentes.

Para combatir al Covid-19 y a la pobreza agudizada, necesarios son recursos económicos adicionales junto con un mayor esfuerzo civil organizado y un nuevo modo de gobernar. El gobierno por sí solo no puede. Provechoso es conocer por todos, dónde, cómo, cuándo y a quienes está beneficiando el gasto público. Eso es condición básica para darle credibilidad y confianza al pueblo y, de esa manera, convertirlo en un aliado consciente frente a la pandemia y a la debacle económica.

Por ejemplo, la ciudadanía tiene recelo y suspicacia cuando el gobierno da muestra de oscurantismo o renuencia de informar con oportunidad, claridad y veracidad, en torno a los usos de los dineros públicos. La transparencia es protocolo obligado a seguir en la atención social ante desastres naturales y humanos de gran magnitud. Es punto nodal para la convocatoria popular, revestida de suficiente autoridad moral.

La desinformación, así como la falsedad y la farsa, en la acción pública, son hábitos ancestrales muy perniciosos que florecen cuando existe la corrupción e impunidad, como aceites lubricantes en el estilo de gobernar. Son actos corrosivos que han causado serios estragos globales en estas tierras del sur. Las macro evidencias acumuladas, están a la vista de todos. La verdad, termina siempre por arrojarnos en cara, la cruda realidad.

En este contexto de ideas, pienso en el proyecto de iniciativa que la diputada local morenista, Nilsan Hilario Mendoza, presentó a sus compañeros de las distintas fracciones parlamentarias, para exhortar al gobernador, Héctor Astudillo Flores, a que informara sobre cómo está ejerciendo el presupuesto público anual destinado al rubro de la salud. Lo inaudito es que dicha iniciativa concitó desdén y postergación por parte de la mayoría de las expresiones partidarias en el Congreso local, por “no ser de obvia y urgente resolución”

En buena hora el gobernador alcanzó a escuchar el deseo de la diputada. Instruyó inmediatamente a la responsable de administración y finanzas de la Secretaría de Salud a proporcionar públicamente una primera información, aunque esta fue muy primaria. Por cierto, en la conferencia de prensa, la susodicha funcionaria pública cometió un gazapo: dijo que los recursos económicos con los que han estado atendiendo la emergencia sanitaria por el Covid-19 “son de la aportación solidaria estatal”. Cuando todos sabemos que, en situaciones críticas de suma afectación social, es imperativo que el gobierno estatal destine todos los recursos propios que pueda, para orientarlos, sin adjetivo alguno, a la circunstancia prevaleciente.

Incluso los guardaditos que se forman anualmente por concepto de superávits presupuestales no contemplados en la ley estatal de ingresos, cuya cuantía era significativa hasta 2019. La salud y la vida de los guerrerenses nos concierne a todos cuidarlas, pero más compete a los gobiernos; asignándolos dignamente y no en forma dadivosa.

Ya hay voces oficiales, estatales y municipales, que manifiestan públicamente no tener más fondos para continuar combatiendo el crecimiento acelerado de la pandemia en estos lares. Por cohesión social, debieran promoverse la formación de comités ciudadanos, regionales y municipales (no integrados a modo), a fin de que se pueda acreditar lo dicho y darle seguimiento real a la utilización de los recursos institucionales que se aplicaran durante el trance doloroso que hoy nos agobia a todos.

PD1. En épocas adversas a la sociedad, las bambalinas institucionales no pueden ocultar nada. ¿Se acuerdan ustedes de un infausto gobernador de Guerrero, que dispuso de un helicóptero oficial destinado al traslado urgente de enfermos para destinarlo a uso personal?

PD2. De lo que se trata hoy, no es de buscar votos, sino de ¡salvar vidas! Carajo.