25 noviembre,2018 11:53 am

Huyen los migrantes de las maras y su historia de 25 años de violencia

Roberto Valencia entrevistó a El Directo, uno de los mareros más temidos. Cuando estuvo frente a él, se encontró a un chaval de 17 años, acusado de 17 asesinatos: “El personaje me fascinó, pero al conocerlo me llevé un pequeño chasco porque uno esperaba un gigante y nada que ver”.

Madrid, España, 7 de noviembre de 2018. El periodista de origen español Roberto Valencia se considera ya “salvadoreño”. Lleva casi dos décadas afincado en el país centroamericano y en ese tiempo ha informado sobre innumerables sucesos violentos relacionados con las maras, un fenómeno al que se acercó de la mano de algunos de sus protagonistas.

En el libro Carta desde Zacatraz (Libros del K.O., 2018), que ahora presenta en España, retrata la vida de uno de los pandilleros más conocidos y peligrosos de El Salvador, Gustavo Adolfo Parada Morales, alias El Directo, a quien entrevistó en dos ocasiones.
“Dentro de los más de 100 mil pandilleros que ha habido en los últimos años en El Salvador, El Directo no es ni siquiera el más asesino. Fue alguien que, por circunstancias, se convirtió en icono de una serie de debates que hubo en los años 90 en el país, que tenían que ver con el mal cierre que se dio a la guerra civil”, explica el periodista en entrevista con DPA en Madrid.
El protagonista de Carta desde Zacatraz, un libro que incluye entrevistas a medio centenar de personas que lo conocieron de cerca, era el líder de una de las “clicas” noventeras más activas y peligrosas de la Mara Salvatrucha: la “Pana Di Locos”. Murió asesinado en 2013 a los 31 años.
Líderes de la mara “Salvatrucha” asisten a una misa. Foto: Edgar Romero, DPA.

Su final es similar al de otros muchos pandilleros de El Salvador. Se calcula que actualmente hay unos 60 mil pandilleros en el país centroamericano, que cuenta con un promedio de 10 homicidios diarios.
“Es lo que somos como sociedad. De una sociedad así no sale una Policía como la de Noruega ni un fenómeno de pandillas como en Uruguay, por poner un ejemplo”, reflexiona Valencia haciendo hincapié en cómo la violencia se ha convertido en algo estructural en Centroamérica.
“El fenómeno de pandillas que tenemos en El Salvador es consecuencia de 25 años cocinándose con las condiciones de la sociedad salvadoreña”, zanja aludiendo a factores como la pobreza, la desigualdad, el clasismo y la debilidad institucional.
Según Valencia, “esas condiciones son las que hacen que al meter esa semilla (la de las pandillas), surja una planta que ya poco se parece a la del lugar donde venía”, puntualiza en referencia al origen de algunas de las maras más conocidas, que nacieron en California.
“Son estas condiciones las que hacen que un fenómeno de pandillerismo termine convertido en un problema de seguridad nacional”, insiste el periodista.
Valencia (Euskadi, 1976) llegó a El Salvador en 2001. En sus primeros años trabajó en los dos principales diarios del país, El Diario de Hoy y La Prensa Gráfica, hasta que se incorporó a Sala Negra, un proyecto que puso en marcha el diario digital El Faro para abordar “en toda su complejidad” el fenómeno de la violencia en una de las regiones más convulsas del mundo, según Naciones Unidas.
Nada más aterrizar en Centroamérica, el periodista español conoció la historia de El Directo –”su nombre aparecía por todos los lados”, recuerda– y se propuso entrevistarlo. Cuando estuvo frente a él, se encontró a un chaval de 17 años, acusado de 17 asesinatos, “al que había que sacar las palabras con cuchara”.
“El personaje me fascinó, pero al conocerlo me llevé un pequeño chasco porque uno esperaba un gigante y nada que ver”, dijo sobre uno de los supuestos delincuentes más sanguinarios de aquel momento.
Diez años más tarde, en 2012, volvió a sentarse frente a él en el centro penal de máxima seguridad de Zacatecoluca, conocido como Zacatraz, y se topó con una persona “totalmente distinta”: “Alguien que hablaba por los codos, un tipo abierto que me contó hechos y detalles con mucha precisión”, asegura.
La entrevista se alargó durante cuatro tardes y dio lugar a 16 horas de grabación en el marco de la tregua pactada entonces entre las principales maras de El Salvador, que facilitó el acceso de los periodistas a las cárceles para hablar con “mareros” como El Directo.
Carta desde Zacatraz, de Roberto Valencia publicado por Libros del K.O.

“Eran dos personas completamente distintas. Lo atribuyo a su inteligencia y a que interpretó ese segundo encuentro como una oportunidad. Había un acto de egoísmo por su parte”, dice el reportero afincado en El Salvador, quien en 2013 recibió el Premio Latinoamericano de Periodismo de Investigación.
Durante estos años, Valencia ha recibido amenazas “constantemente”, “más por parte del Estado que de los pandilleros”, asegura. En 2015, cuando escribió en Sala Negra sobre el episodio que tuvo lugar en la finca de San Blas, en el que murieron varios pandilleros a manos de la Policía, tuvo que trasladarse un tiempo a Guatemala con su mujer y sus dos hijas.
“Entre 2015 y 2017 la Policía mató a unos mil 500 supuestos pandilleros”, señala el reportero, quien denuncia “ejecuciones extrajudiciales” por parte del Gobierno salvadoreño.
“Pero no me gusta que se hable del rol del periodista”, añade. “Porque con nuestras precariedades, estamos en uno de los estratos en los que no tenemos el problema (de la violencia de las maras) en la casa de al lado. El problema afecta al 60 por ciento de la población, inferior en términos económicos. En El Salvador, tres millones de personas conviven con ese problema todos los días”, zanja.
Texto: Ana Lázaro Verde, DPA / Fotos: DPA. Foto portada del libro, @cguanacas (Twitter)