Pumas se colocó en las semifinales del Apertura 2018 tras vencer 3-1 a Tigres, para un global de 4-3.
Los de la UNAM avanzaron a esta instancia venciendo los fantasmas del pasado, ya que desde 2015 no habían podido superar los cuartos de final.
El técnico David Patiño acertó con su planteamiento para llevarlos a ganar nuevamente en casa, pues desde el 16 de septiembre no conocían la victoria.
Víctor Malcorra fue quien estuvo más cerca de abrir el marcador en el primer tiempo, donde el cuadro de casa salió decidido a remontar el marcador de la ida (2-1).
Pero fue hasta el complemento cuando se abrieron los espacios tras el gol de Carlos González al 52’, que hizo estallar los gritos en las tribunas de CU porque la anotación lo ponía en la siguiente fase.
Dos minutos después Tigres respondió con un tiro de media distancia Rafael de Souza para poner el 1-1, que puso a los asistentes al filo de la butaca, esperando la reacción de los pupilos de Patiño.
El timonel de Pumas respondió con la salida de David Cabrera para permitir el ingreso de Matías Alustiza.
Al 58’ Felipe Mora puso el 2-1 a favor del cuadro del Pedregal y el inmueble retumbó con la Goya a todo pulmón.
Al 65′ Mora salió y entró Alan Mendoza para recuperar la doble contención, que le permitió manejar el encuentro y aguantar el embate del conjunto regio, que por más que se lanzó con todo al frente no pudo anotar otro gol más.
Alustiza clavó el 3-1 al 91’, para provocar el delirio de la afición que festejó el pase de su equipo por todo lo alto.

Avanza América con sufrimiento

Miguel Herrera se dio de golpes en el corazón casi al final del partido. No era tanto una taquicardia (como la que tuvo más de un americanista) sino lo que a su juicio le faltaba a los jugadores.
Al América le dejó de hervir la sangre en los últimos 25 minutos y casi le cuesta el torneo, en la ajustada victoria 3-2 (5-4 global) sobre Toluca. Los angustiantes ocho minutos finales fueron su culpa.
La Capital manda en el torneo y ahora las Águilas retarán a los Pumas, pero quizá pensaron demasiado pronto en ellos.
Al 55’, Paul Aguilar hacía un ridículo festejo y al 60’ la afición ya le dedicaba cánticos a los auriazules; tres goles de ventaja y un jugador más (debido a la expulsión de Rodrigo Salinas al 50’) parecían suficientes argumentos en el Azteca.
La serie estaba inclinada desde el minuto 3 cuando Roger Martínez capitalizó un rebote y al 23’ cuando el defensa Bruno Valdez hizo su sexto gol del torneo con el infalible cabezazo. La efectividad azulcrema contrastó con la de Rubens Sambueza, quien falló un mano a mano y luego mandó a saque de banda la pelota que exigía dirección a portería tras el mal despeje de Agustín Marchesín.
La noche invitaba a pensar en los Pumas desde que al 50’ Salinas mostró el porqué Toluca es el equipo más indisciplinado del torneo. Minutos después Aguilar anotó de volea. No había resquicios para el dramatismo.
Sambueza anotó la más complicada: un tiro libre en el que guardó la pelota en el ángulo superior izquierdo. Luego William da Silva hizo una pared y puso al Toluca a un tanto de la clasificación, por el criterio del gol de visitante. Los ex americanistas desatando el caos.
El dramatismo hizo la entrada triunfal. El Piojo y sus golpecitos en el corazón. Guido Rodríguez renqueando, lesionado en pleno agobio choricero y ante la falta de cambios. Marchesín haciendo tiempo. Los árbitros preguntándose cuánto compensar, por supuesto que no agregarían 6 minutos como Adonai Escobedo lo hizo en la ida; dieron cinco y casi todo el Azteca a sufrir.
De pronto el “sí se puede. Toluca sí se puede” dejó de ser anecdótico. Más de 100 latidos por minuto, pero el América pactó el clásico en la semifinal, contra unos Pumas que si de algo saben es de mostrar corazón.