Edgar Contreras / Agencia Reforma

Atlanta

En una de las últimas pruebas rumbo al Mundial de Qatar, la selección mexicana perdió 1-0 contra Paraguay, un sector de la afición clamó el “¡Fuera Tata!” y ya en la compensación lanzó el grito homofóbico.
El Tricolor tuvo un excesivo castigo, más que por el despiste defensivo por su falta de contundencia. México realizó 23 remates, pero cayó en uno de los dos generados por los paraguayos, bien capitalizado por Derlis González.
El equipo de Gerardo Martino recobró la memoria futbolística, con toques de primera intención, movilidad, pases rasos, asociaciones, explosividad, un rostro que no se veía hace más de un año. Quizá la cercanía de la Copa del Mundo, y la pelea por los últimos puestos, provocó que a los futbolistas nuevamente les hirviera la sangre.
Los postes y Antony Silva amargaron la noche del Tri en el Estadio Mercedes Benz, ese en el que al 91’37” resonó el grito homofóbico.
El guardameta del Puebla salvó a Paraguay en un cabezazo de César Montes, en el mano a mano de Roberto Alvarado y en tiros de Érick Sánchez y Luis Chávez, este último con un desvío con las yemas para que el balón pegara en el travesaño.
Después, Jesús Gallardo también cimbró el metal, además de los remates desviados del propio Chávez y de Uriel Antuna, siempre impreciso en la última jugada, como en aquel contragolpe en el que cedió a Carlos Rodríguez cuando este ya estaba en fuera de lugar y quien, además, disparó al palo.
Esos postes se aliaron con Paraguay porque al 50’, en su primer tiro a gol, Carlos González cimbró el metal (tras vencer la marca de Jesús Angulo) y el rebote le quedó a Derlis González, el más técnico de los guaraníes, para el gol de la victoria.
En un juego con puros elementos de la Liga MX, el Tricolor se mantuvo en el mismo guion, con balones filtrados, relevos por las bandas, movilidad para que cada futbolista tuviera hasta cuatro opciones de pase.
Ahora será el turno de Martino para aclarar dudas sobre los elementos que dieron pasos firmes rumbo a Qatar y aquellos que tendrán que seguir el Mundial a la distancia.

Las preocupaciones de Martino

Gerardo Martino se concibe como el enemigo público número uno de México y lamenta que sea difícil parar la bola de pesimismo que carga la Selección Mexicana.
A dos meses y medio del Mundial, el técnico tiene escasas inquietudes sobre los futbolistas y sí muchas sobre el ambiente.
“No solamente el enemigo público, el enemigo público número uno. La gente que me critica no me conoce, si supiera como soy como persona seguramente nada de esto pasaría. No es nada que se pueda modificar.
“Mi gran preocupación es qué incidencia tiene esto en el grupo de jugadores, eso sí es una gran preocupación, si bien el equipo sostuvo un buen nivel a lo largo de los 90 minutos, la fluidez del juego después del gol de Paraguay no fue la misma y en eso tiene incidencia todo como se está viviendo”, expresó.
La afición abucheó al Tricolor al medio tiempo, pese al intenso dominio sobre el rival.
“Ya de por sí tienen la presión de ser jugadores de selección, no está bueno que cada vez que salgan a jugar tengan la presión extra de defender al entrenador.
“Es muy difícil parar esta bola que se ha generado, lo dije en el verano pasado que no veía de ninguna manera que vaya a parar, incluso hasta noto un entorno que se siente cómodo en esta situación. Noto gente feliz de que algún colega pierda su trabajo”, comentó.
Martino destacó el partido de jugadores como Carlos Rodríguez, Roberto Alvarado, Luis Chávez y Luis Romo.