Agencias

Nápoles / Ciudad de México

Napoli e Hirving Lozano están de fiesta porque ayer, 4 de mayo de 2023, conquistó nuevamente el Scudetto, después de 33 años.
La plantilla del club napolitano escribió una de las páginas doradas del club, ese que dobló el dominio de los cuadros del norte italiano a finales de la década de los 80 gracias a Diego Armando Maradona, ese que ahora tiene nuevos héroes en las figuras del georgiano Khvicha Kvaratskhelia, Victor Osimhen e incluso de El Chucky.
El 1-1 como visitante contra el Udinese catapultó al Napoli a 80 puntos, inalcanzable ya para la Lazio, que por ahora está 16 unidades abajo con tan solo 15 por disputar en la Serie A.
La Dacia Arena, en Údine, era una cortina de humo al 52’ cuando el nigeriano Osimhen marcó su gol 22 de la temporada para despegarse a tres de Lautaro Martínez en la lucha por el goleo individual, pero también para darle a los napolitanos el punto necesario para festejar otro campeonato después de tantos años de dolor.
No fue en el estadio Diego Armando Maradona en donde se consumó el campeonato, pero todo Nápoles está de fiesta, por lo que se ha desplegado un gigantesco operativo de seguridad en la ciudad sureña. Además, se abrió el inmueble para que los aficionados pudieran seguir el juego a través de las pantallas gigantes.
No fue fácil para el Napoli, que se vio sorprendido al 13’ cuando Sandi Lovric guardó la pelota en el ángulo superior izquierdo, un golazo ante la complacencia de Elmas y Zambo Anguissa, así como la tardía reacción del zaguero Rrahmani. Era imposible que el portero hiciera algo más, ante lo colocado del disparo.
El mexicano Hirving Lozano fue suplente, pero entró al 84’ en lugar de Kvaratskhelia. Eso provocó que Osimhen tuviera que correr constantemente a la banda derecha para cazar los servicios largos. Es bien sabido que el nigeriano es un depredador en el área, justo en donde cazó el balón al 52’, tras un tiro de Kvaratskhelia bien desviado por el portero.
Los cánticos para celebrar al nuevo campeón resonaron en la Dacia Arena, porque el equipo dirigido por Luciano Spalletti por fin es campeón y supo sacudirse la presión. Era cuestión de horas para que se consumara este título, pero la ansiedad empezaba a generar estragos en los futbolistas. ¿Quién lo diría? Napoli sería campeón en la era por Lorenzo Insigne.
Y un mexicano, ese que sufrió a su llegada a Napoli y que alguna vez hasta fue corrido del entrenamiento por Gennaro Gattuso, hoy celebra porque el título es suyo, porque el Scudetto es para él y todos los defensores de la causa napolitana.

Se impone Lozano a pasajes adversos

Hirving Lozano quiso huir de Napoli, irse muy lejos. Vivió su momento más bajo en junio de 2020, en plena pandemia, cuando el técnico Gennaro Gattuso lo corrió de un entrenamiento. La gente lo rechazaba y la prensa cuestionaba los 42 millones de euros que el club pagó por él.
No era la primera vez que su estabilidad pendía de un hilo. En Pachuca recuerdan que estuvo al borde de la expulsión del Alto Rendimiento Tuzo, el sistema en el que se pule a los nuevos talentos futbolísticos, pero quienes están obligados a rendir también en el aspecto académico. No es gratuito el apodo de El Chucky, quien ya de niño era rebelde y debido a esa actitud por poco trunca su prometedora carrera.
“Era muy travieso, lo tuve que salvar varias veces de los castigos de los maestros. Qué alegría por él, para Anita, su esposa, quien ha sido determinante en su carrera y vida y sus hijos, más sus papás y suegros. Estamos muy orgullosos”, dijo Jesús Martínez, presidente del Pachuca.
Alguna vez, en 2015, el dirigente recordó la infancia de Lozano, al que describió como una “pinche ladilla australiana”.
Lozano siempre se las ingenia para salir avante, como cuando estuvo cerca de perder el ojo en la Copa Oro 2021.
Ayer, durante los festejos aún dentro del autobús, pidió música del popular Peso Pluma y lanzó un eufórico “¡Viva México, cabrones!”.