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Viernes 26 de Abril de 2024

Guerrero, México

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Ahora podré trabajar con más tranquilidad, dice una vendedora de tostadas de 81 años en Mochitlán

María Avilez Rodríguez Chilpancingo “Le estaba pidiendo a Dios que llegara la vacuna, ahora podré seguir trabajando con más tranquilidad”, dijo Fausta González de 81 años de edad, una de las primeras en recibir la dosis contra el Covid-19 en el municipio de Mochitlán. Fausta fue acompañada por su nieta a la primaria Caritino Maldonado, … Continúa leyendo Ahora podré trabajar con más tranquilidad, dice una vendedora de tostadas de 81 años en Mochitlán

Abril 22, 2021

La señora Fausta González de 81 años es ayudada por su nieta luego de aplicarse la vacuna contra el Covid-19 en la escuela primaria Caritino Maldonado en Mochitlán Foto: Jesús Eduardo Guerrero

María Avilez Rodríguez

Chilpancingo

“Le estaba pidiendo a Dios que llegara la vacuna, ahora podré seguir trabajando con más tranquilidad”, dijo Fausta González de 81 años de edad, una de las primeras en recibir la dosis contra el Covid-19 en el municipio de Mochitlán.
Fausta fue acompañada por su nieta a la primaria Caritino Maldonado, donde recibiría la dosis, ella obtuvo la ficha 15, una de las primeras en pasar; la vacuna llegó a la una de la tarde a la cabecera municipal de Mochitlán.
Al salir contó que sus hijos le pedían que no desperdiciara la oportunidad de aplicarse la vacuna, porque uno de ellos, que viven en Cabo San Lucas, no ha recibido la vacuna, “no siento nada de dolor, ni miedo, porque también te traiciona, si piensas negativo te puedes enfermar”.
La mujer de complexión robusta, de tez morena clara, cabello cano y trenzado, dijo que el martes en la televisión vio que al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador le aplicaron la dosis, “él dijo “no duele”, ¡Ah! Pues entonces me vacuno”.
Agradeció a Dios por la vacuna porque reflexionó que han muerto muchas personas a causa de la pandemia ocasionada por el coronavirus. Las autoridades decían no salgas de casa, “y yo encerrada, encerrada, pero después de la aplicación no me voy a confiar tanto, me seguiré cuidando”.
Fausta relató que varias personas del municipio decían que no le tenían miedo al virus, pero que ella les decía que tenían que tener precaución, “tantos que cayeron como pollos muertos”.
Desde muy joven se dedicaba a la venta de tortillas, después “intenté cambiarle” y ahora vende tostadas, ella las elabora con una máquina, por eso dijo que “le pregunté a la doctora si voy a poder trabajar porque con una mano le muelo y con la otra echo las tortillas al comal”.
Continúo: “le estaba pidiendo a Dios que llegara la vacuna, ahora podré seguir trabajando con más tranquilidad”.
La venta de tostadas ha permitido que se siga manteniendo, Fausta enviudó hace ocho años, y sola lleva el sustento de su casa, “bendito Dios que recibo pensión del presidente de la República, todos hablan mal de él, pero pobrecito le tocó bailar con la más fea, porque todos los problemas se le juntaron”, consideró la mujer.
Después de interrumpirla para que contará su experiencia, continúo su camino junto con su nieta, quien le ayudó a cargar una silla, en la que esperó más de cinco horas la aplicación de la vacuna.