EL-SUR

Lunes 20 de Mayo de 2024

Guerrero, México

Guerrero  

Con balazos y granadas intentaron Los Ardillos tomar la comandancia en Buenavista

El poblado se convirtió en zona de guerra cuando hombres armados en camionetas blindadas irrumpieron disparando desde todos lados y a las casas de los policías ciudadanos para inmovilizarlos e impedir que fueran a defender a sus compañeros. En la base de la autodefensa sólo había siete hombres que se enfrentaron al fuego; cuatro murieron, entre ellos el comandante Mario Zamora y el comandante Rena

Lenin Ocampo Torres Buena Vista de la Salud

Enero 28, 2022

La imagen de la Virgen de Guadalupe detrás de un disparo de arma larga. La figura se encuentra afuera de la comandancia de la UPOEG en Buenavista de la Salud Foto: Lenin Ocampo Torres

Lenin Ocampo Torres

Buena Vista de la Salud

Buenavista de la Salud se convirtió en zona de guerra. La tarde de fuego hombres armados en camionetas blindadas intentaron tomar la comandancia del Sistema de Seguridad y Justicia Ciudadana (SSJC) de la UPOEG. En el ataque murieron dos jefes visibles de la organización que defendían la zona contra la delincuencia y dos jóvenes más que realizaban la guardia comunitaria.
A las 6 de la tarde del miércoles una camioneta negra con blindaje artesanal rompió una de las cadenas que impiden el acceso a la comunidad que pertenece al municipio de Chilpancingo, llegó y entró a la comandancia donde sus tripulantes accionaron sus armas y lanzaron granadas.
En la comandancia sólo había siete policías ciudadanos que realizaban la guardia para evitar que el grupo delictivo de Los Ardillos tomara el único pueblo libre de la delincuencia.
Fueron dos horas de enfrentamiento, en una comunidad que está a 30 minutos de Chilpancingo y es parte de un corredor donde transitan diariamente miles de personas que viajan al puerto de Acapulco y a las comunidades de la carretera vieja.
“Llegaron de todos lados, la camioneta negra intentó entrar a la comandancia, abrieron sus ventanas y comenzaron a disparar, traían armas de todos y hasta calibre 50, los comunitarios respondieron, se dio un enfrentamiento y ninguna autoridad llegó”, comentó este jueves uno de los testigos de la balacera.
El ataque fue “planeado, el sábado llegaron los soldados y desarmaron a la base, nosotros íbamos a bloquear ayer (miércoles) pero Mario (Zamora) recibió una llamada y le dijeron que aguantara, que el sábado lo iba a recibir el gobierno de Evelyn (Salgado Pineda)”.
Mario Zamora Maldonado era el jefe del grupo, maestro de profesión y activista en la defensa de los derechos magisteriales y estudiantiles. Ese día realizaba la guardia con Marciano García Dircio, el comandante Rena, jefe de los pueblos de la sierra de Chilpancingo que constantemente denunciaba al Ejército mexicano por las fumigaciones de la amapola que afectaban sus siembras de maíz.
“Ya sabían que ellos estaban, llegaron por todos lados, tomaron el pueblo y dispararon a las casas de los demás comunitarios para que no salieran a pelear. Pero el grupo que se quedó en la comandancia respondió, el profe Mario recibió tres dmparos y esquirlas en el cuerpo por las granadas que aventaron, pero reaccionó y se defendió”, platicó otro testigo durante un recorrido de El Sur por la zona.
Los pobladores se refugiaron en sus casas, marcaron al 911 y ocuparon las redes para presionar a las autoridades del estado para que mandaran la seguridad.
Las autoridades llegaron después de las 8 de la noche, cercaron el área y realizaron algunos rondines por la zona. Al llegar, vieron dos camionetas blindadas que quedaron en medio de la carretera, prendidas y con las puertas abiertas.
Las camionetas tenían equipos tácticos, colchonetas y cobijas. El grupo agresor bloqueo la carretera con camiones que cruzaban por el lugar, en El Ocotito atravesaron un camión y dos camionetas de empresas de abarrotes. En Acahuizotla un tráiler, a todos los vehículos les dispararon y poncharon las llantas para cortar la circulación.
“Nos cayeron disparos de todos lados, del Ocotito disparaban, del lado de Cajeles, de todos lados, fácil eran más de 50 sicarios, todos con pecheras y cascos de soldados, era una zona de guerra, la gente se resguardó y hasta el momento hay zozobra por si regresan de nuevo”, comentó un comunitario.
La comandancia de la UPOEG queda en la carretera federal Chilpancingo-Acapulco, en la entrada de Buenavista de la Salud. Su fachada quedó completamente perforada por las balas de diferentes calibres que el grupo atacante accionó.
En el piso aún hay grumos de sangre, casquillos y una granada de fragmentación que ninguna autoridad quiso levantar y prefirieron dejarla en medio de una cinta amarilla que dice: “precaución”.
“No dio tiempo de nada, agarraron a la guardia desprevenidos porque nunca supimos que venían. Constantemente hemos denunciado al nuevo gobierno cómo opera el grupo, toma la carretera y baja a la gente, en ocasiones los golpea e intimida y si saben que son cercanos a nosotros hasta los mata, es increíble que estando cerca de la capital el gobierno permita que ese grupo opera como si nada”, reveló uno de los sobrevivientes.
Buenavista es un poblado de Chilpancingo donde la gente se dedica al campo y al ganado. Durante 2 años han sido blanco de ataques de los grupos de la delincuencia que han intentado tomar el control del pequeño pueblo.
Un día después la gente sigue igual, como si no hubiera pasado nada y se hubiera acostumbrado a los constantes tiroteos y a la falta de presencia gubernamental.
“Nosotros vamos a seguir, la gente se enojó más porque mataron a dirigentes que siempre ayudaron a sus pueblos, siempre buscaron el bienestar, siempre buscaron educación y ahora pues sólo nos queda defendernos si la autoridad no responde, nos lastima porque nosotros votamos por La Torita (Evelyn Salgado), realmente esperamos que esto termine” pidió uno de los policías ciudadanos.