EL-SUR

Sábado 27 de Abril de 2024

Guerrero, México

Guerrero  

El gobierno llegó dos años tarde al combate a la roya, y el apoyo para plantar nuevos cafetos es insuficiente

Hoy la Sagarpa entregará en Atoyac recursos para el café, pero cuatro días antes se informó a los productores que el programa tuvo un recorte de 50 por ciento. “Que las autoridades vean y reaccionen, nosotros no queremos nada ilícito, queremos rescatar nuestra cafeticultura”, dice en San Vicente de Jesús el productor y administrador de un vivero Francisco Vega Riqueño Abel Salgado

Junio 15, 2016

 

Segunda parte y última

Sin un futuro alentador por la plaga de la roya que ha dañado al 95 por ciento a los cafetales del estado, productores manifestaron que los programas para el combate al hongo que deshoja la planta y la mata, son insuficientes y llegaron con retraso de dos años.
El presidente de la Red de Agricultores Sustentables Autogestivos (RASA), Arturo García Jiménez, expone este panorama, y comparte esta visión con productores de la parte media de la sierra de Atoyac.
Las políticas públicas que promovían y cuidaban los cafetales se fueron desde 1989 con la desaparición del Instituto Mexicano del Café (Inmecafé), en su lugar ya a nivel estatal quedaron el Consejo Estatal del Café y el Sistema Producto Café que poco o nada han funcionado.
Desde hace dos años se informó de la aparición de la roya, pero no se combatió de inmediato, a finales de 2015 inició la entrega de fungicida, y por la tardía reacción del ente gubernamental, ahora los cafetales están infestados del hongo.
Arturo García señaló que la “fotografía” del café se define en tres factores: las políticas públicas, comportamiento de los mercados y la organización de los productores.
La cafeticultura requiere en este momento de crisis de apoyo gubernamental. Se refirió al Plan Integral de Apoyo al Café (PIAC) como un respiro para este sector agrícola. El planteamiento del colectivo de productores era que anualmente se renovaran 10 mil hectáreas con cafetos resistentes a la actual plaga, de las 40 mil hectáreas que hay en el estado.
De la propuesta original, para este año la Secretaría de Agricultura, Ganadería Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) autorizó apenas un equivalente de plantas para mil 500 hectáreas, lo que representa una renovación de cafetos del 4 por ciento del total de hectáreas en el estado.
Del PIAC se desprenden cuatro programas: subsidio de plantas, financiamiento de infraestructura de viveros, paquetes tecnológicos y asistencia técnica.
Arturo García criticó la aplicación de esos programas porque “todo está mal”, citó como ejemplo que los asesores técnicos son especialistas en el maíz y no en el café, los paquetes tecnológicos están incompletos, además de que la entrega de recursos para los viveros está atrasada.
La Red, que agrupa a 28 cooperativas con mil 200 productores, que ha promovido la renovación de las plantas y la producción de nuevas, fue informada la semana pasada de recortes al presupuesto ya etiquetado: “Según las normas de operación, cada productor iba poder plantar 3 mil cafetos en una hectárea, pero de repente nos las bajan a mil 500, o sea media hectárea por productor y al final no es un impacto fuerte el que vamos a tener para la mejora de los cafetales”, dice Arturo García.
El 17 de febrero como lo informó El Sur, el delegado de la Sagarpa dio a conocer la propuesta de la renovación de plantas y por parte de la Secretaría de Desarrollo Social federal el programa de Empleo Temporal para que los campesinos trabajaran en los mismos invernaderos donde se sembraban los nuevos cafetos.
Sin embargo, en el programa de Empleo Temporal se entregaron indiscriminadamente 2 mil pesos. “Nosotros pedimos que se diera contra trabajo realizado o planta de café sembrada, pero nada”, cuestiona el dirigente de la RASA.
Desde mediados de mayo se debió preparar el terreno para el nuevo cafeto, pero se ha aplazado porque los pagos a los viveristas no llegan.

Retraso en el programa de viveros

El responsable de un semillero en la comunidad de Santiago de la Unión, Juan de Dios Flores García, de 43 años, se dedica de tiempo completo al cuidado de las nuevas plantas.
Originario de esa comunidad, 17 años vivió en Estados Unidos, la enfermedad de su madre hizo que regresara hace cinco años. Creyendo que la bonanza del café se mantenía, logró vender automóviles que se trajo del extranjero y juntó para 18 hectáreas, con las que ya mantenía su familia.
El panorama desolador que le dejó la roya le hizo considerar irse apenas este mayo otra vez a Estados Unidos. “De plano estaba decidido a irme pero se me dio la oportunidad de trabajar aquí en el semillero”.
El proyecto gubernamental que promueve la renovación de los cafetos con viveros no le ha retribuido. “Llevo tres meses y no he recibido un sueldo, estoy aquí pensando que va haber, pero nada. Yo creo que sí va haber pero debe ser ya”.
Las plantas del vivero debieron ser trasplantadas desde el 20 de mayo a una superficie mayor para continuar con su crecimiento, pero el retraso de recursos para comprar insumos y mano de obra, no lo han permitidoLas tres máquinas de obra que están paradas por falta de gasolina son el testigo del retraso institucional en los pagos.
De 800 a mil 200 botes por una parcela de 10 hectáreas era lo que se cosechaba del cafetal que compró. En la última cosecha juntó apenas 150 botes.
En la comunidad de San Vicente de Jesús el productor Francisco Vega Riqueño, administrador de un invernadero que produce 600 mil plantas de la Cooperativa Montaña Azul, dijo que en la región hay otros tres viveros y este año sería el segundo ciclo que produciría, sin embargo el recorte presupuestal del 50 por ciento que recién le anunciaron, le sorprendió porque le haría perder el trabajo de meses.
Él sostiene que la replantación de 3 mil cafetos por hectárea por cada campesino, es el primer paso para la renovación de los cafetales sin que genere pérdidas económicas, porque todavía se seguiría cosechando de las viejas plantas en tanto se desarrolla el nuevo cafetal, que además es resistente a la roya.
“Se ve desolador el panorama”, respondió al preguntarle sobre la próxima cosecha; sin embargo hay una esperanza de que el gobierno pueda facilitar las herramientas para el rescate de los cafetales afectados por la roya “que las autoridades vean y reaccionen, nosotros no queremos nada ilícito, queremos rescatar nuestra cafeticultura”.
Pide que el gobierno apoye bien, no con programas de 500 plantas o mil 300 pesos, que es insuficiente para renocar los cafetales.
Para el presidente del comisariado ejidal de El Porvenir, Enrique Acosta Gómez, de su comunidad en los últimos cinco años han emigrado a Estados Unidos los campesinos que se dedicaban al café. “Si realmente hubiera el apoyo para meterle a los cafetales, no necesitaríamos programas de dádivas como los que hay de Oportunidades. El propio café te da para sustentar tu propia economía”.
El auge del café lo vivió cuando tenía 12 años, y ahora, de 54 años, la situación cambió drásticamente: “todos los cafeticultores tenían dinero; realmente eso trae un efecto bola de nieve, ganan los transportistas, los negocios, el mercado local pero a partir de los 90 viene el desplome”.

Entre la roya y la falta de programas del gobierno a la cafeticultura

Para el productor y representante de la organización cafetalera, de Las Mesas, municipio de Petatlán, Ángel Bahena Villa, la crisis vino desde el final de sexenio del presidente Carlos Salinas de Gortari. “El tratado de Libre Comercio fue la ruina porque nosotros no éramos competitivos para exportar, no teníamos las facilidades que tienen los grandes negocios, la gente de dinero”. Para la gente del campo se tradujo en que los acaparadores impusieran el precio “el coyotaje hizo que la gente dejara su café y no lo sembrara”.
Dijo que en promedio en cada hectárea se cosecha una tonelada de café, pero después de la roya “por mucho”, serán 150 kilos por hectárea. “Se acabó totalmente”.
En Las Mesas, después de la roya, el 60 por ciento de los campesinos se fueron y quienes se quedaron se dedicaron a la crianza de ganado o están de albañiles.
De El Paraíso, la comunidad más poblada de la sierra de Atoyac, Emilia Sánchez Sandoval es de las pocas que han logrado tener una marca, Café Rojo Pasión, que administra con sus hermanos.
El negocio familiar se ha sostenido sin ayuda del gobierno, pero ahora, para el rescate de sus huertas decidió recurrir a la ayuda gubernamental, porque la roya le dejó con poca producción.
Cuando a la empresa familiar le iba bien llegó la roya “apenas alcanzamos a cosechar el año pasado, nos dio chance, terminamos en enero y en febrero se presenta la roya”.
Este 2016 vivieron los daños de la roya, con la baja drástica en la producción; y al volver selectiva la cosecha, pudieron colocar el café en un mercado de consumo selecto.
Consideró que el abandono de los cafetales es por el bajo precio que pagan los acaparadores, además de la roya. Y quienes siguen en sus tierras las han hecho potreros.
Considera que el apoyo de Sanidad Vegetal para atacar la roya es “raquítico”, para las dimensiones de sus huertas, los 2 litros del fungicida como parte de la ayuda gubernamental fue insuficiente. Ella debió recibir 9 litros.
“El apoyo no es parejo, le dieron a quien quisieron y como quisieron. El gobierno no es equitativo, hay que tener suerte”, lamentó la señora.
Este año su organización pretendía sembrar en 15 hectáreas 50 mil plantas, pero este fin de semana se enteró de que el programa gubernamental se redujo a la mitad, lo que representará una replantación sólo de 25 mil plantas, a pesar de que ya habían tramitado las 50 mil, cumpliendo todos requisitos. “¿Así cómo, a dónde vamos? Estamos condenados a que desaparezcamos”.
Decidió por primera vez integrarse a un programa gubernamental de apoyo al campo, que es el de viveros, del cual su asociación recibiría 50 mil plantas para la renovación gradual de sus cafetales, pero “jamás pensé que lo bajaran al 50 por ciento”, lamenta.
Hoy miércoles, está programado un acto con la Sagarpa, en Atoyac, donde se entregarán recursos del PIAC. Emilia Sánchez considera su asistencia. “No me dan ganas de ir porque no deben de engañar a uno. Si sacan su convocatoria con sus reglas de operación y uno cumple con los requisitos, se aprueba el proyecto, pero nomás a última hora dicen que ya lo recortaron al 50 por ciento. No es un juego, pero juegan con el productor”