El director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña (Tlachinollan), Abel Barrera Hernández, declaró que los nuevos resultados del caso Ayotzinapa, que surgen a raíz del hallazgo de una de las piezas óseas que corresponde al estudiante Christian Alfonso Rodríguez Telumbre, en un lugar distinto al basurero de Cocula, son apenas un paso para ir armando todo el entramado y saber qué paso y dónde están los estudiantes.
Consideró que con los nuevos datos se fortalece la hipótesis de que no fue un solo grupo el que actuó y se llevó a todos los estudiantes, sino que hubo una operación muy grande para llevárselos a diferentes lados, en la que participaron no sólo el grupo criminal Guerreros Unidos y la Policía Municipal de Iguala.
“Los nuevos datos que ofrece la Fiscalía indican que se han encontrado otro tipo de indicios y restos que se han ido documentando con la búsqueda en terreno, están dando un resultado diferente a lo que se había presentado en la administración anterior”, declaró por teléfono.
Dijo que mucha de la información que actualmente se está presentando se basa en la investigación que hizo el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) que se contrapuso a la anterior “verdad oficial” que se sacó para que ya no creciera el malestar y la protesta, y los padres y madres no aglutinaran un movimiento que pusiera en entredicho la forma como estaba gobernando el presidente Enrique Peña Nieto y frenar la consigna de que fue el Estado.
El director de Tlachinollan valoró que antes de hacer públicos los nuevos datos y pruebas de que la pieza corresponde Christian Alfonso, la Fiscalía cuidó la información para primero tener la certeza y la confirmación científica mediante el laboratorio de Innsbruck.
Pero aclaró que esto es apenas un indicio, no la conclusión final; “un paso para ir armando todo el entramado”.
Agregó que hacen faltan más restos que se están encontrando, y que se tienen que hacer las investigaciones, “esto apenas es un punto que se está mostrando con veracidad”.
Declaró que a partir de estos nuevos indicios se debe reconstruir una nueva narrativa que se base en las evidencias científicas, pues insistió que las búsquedas están arrojando otros datos, distintos a la “verdad histórica”, y que “ahorita apenas empieza a correr la cortinilla de un elemento central que tiene un sustento científico. Es apenas el resto de un estudiante”.
Sin embargo añadió que con estos datos se fortalece la hipótesis de que no fue un solo grupo el que actuó y se llevó a todos los estudiantes, sino que “hubo una operación muy grande para llevarse a los estudiantes a diferentes lados, ya están saliendo esos elementos”.
Para el defensor de Tlachinollan, que ha dado acompañamiento a los padres de los 43 estudiantes desaparecidos, hace falta ir reconstruyendo una nueva narrativa, en parte con los resultados de las investigaciones del GIEI y con los mismos testimonios que puedan dar las personas que están detenidas.
Dijo que también se tiene que seguir la línea de los celulares, de cómo se dieron las comunicaciones entre diferentes actores tanto de la delincuencia como de los policías, “hay muchos datos todavía que faltan para hacer la reconstrucción, porque son miles de llamadas que se hicieron”.
Barrera admitió que, sin embargo, ya se logró avanzar en varios frentes y que en este sentido ha ido con mucha cautela y con pasos firmes y datos certeros la Fiscalía, para que la investigación pueda caminar con mayor consistencia.
Aunque declaró que los padres ya quisieran saber qué pasó con sus hijos, “pero son capítulos que faltan para poder ir armándolos a partir de los datos que se vayan obteniendo a través de todas las pruebas”.