EL-SUR

Miércoles 24 de Abril de 2024

Guerrero, México

Guerrero  

En el funeral del comisario de Acatempa piden familiares justicia y protección de las autoridades

El ex policía comunitario y ex preso político Julio César Coctecón se encontraba en sus tierras de labor con su esposa y sus hijos, cuando llegaron los hombres armados que se lo llevaron; antes lo esposaron, le tomaron video a la familia y advirtieron a la mujer que si los reportaba a la policía irían por ella y por los niños y que si su esposo no llegaba en dos horas quería decir que ya lo habían matado

Junio 17, 2021

Escuchar esta nota

Familiares y amigos durante el velorio del comisario municipal de Acatempan, Tixtla, Julio César Coctecón Rendón, en el cual exigieron justicia y que el caso se esclarezca Foto: Jesús Eduardo Guerrero

Redacción

Acatempa / Tixtla

Familiares del comisario municipal de Acatempa y ex policía comunitario de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC) Mi Patria Es Primero de Tixtla, Julio César Coctecón Rendón, pidieron que su asesinato se investigue hasta sus últimas consecuencias, que no quede impune y que se encuentre y castigue a los responsables. Asimismo, demandaron protección de las autoridades.
Coctecón Rendón fue privado de su libertad por hombres armados vestidos de militar aproximadamente a la una de la tarde del martes, cuando apenas había terminado de almorzar con su esposa y sus dos hijos menores de edad, en su tierra de labor en el cerro de Tepoxcotitlán, cerca de Acatempa y Tixtla.
Su cuerpo desmembrado fue hallado a las 5 de la tarde en la entrada a las canchas de basquetbol de El Fortín, en Tixtla. Estaban tendidos en cada lado de la calle.
Durante los funerales, ayer, Leticia, hermana del difunto y la viuda, Adelfa Coctecón Limón, informaron en conferencia de prensa que desconocen quiénes y por qué se lo llevaron y que desconocen si había recibido amenazas.
Coctecón Rendón había estado detenido tres años en la cárcel de Chilpancingo acusado por el delito de privación de la libertad de cuatro policías municipales de Tixtla, cuando era policía comunitario, pero sus familiares aseguran que él no participó en los hechos de los que lo acusaron y que por eso salió libre.
El ahora finado salió libre el 15 de enero pasado y fue electo comisario municipal de Acatempa, casi un mes después, el 24 de febrero.
Leticia, su hermana, declaró ayer que “estamos desconcertados por todo lo que ha pasado, y pedimos que se esclarezca esto que le ha pasado a mi hermano Julio César. Queremos que no quede impune y demandamos protección para sus familiares. Su esposa ha quedado sola y desamparada”.
El medio día de ayer, familiares y vecinos acompañaban el cuerpo tendido en una estrecha vivienda ubicada a orillas de la comunidad. El sepelio de quien era la autoridad municipal de esa comunidad nahua, ubicada a menos de 10 minutos de Tixtla, sería a las 4 de la tarde.
“Queremos que se llegue hasta el fondo del asunto, que se esclarezca el homicidio, saber quiénes fueron y por qué lo hicieron, nosotros lo desconocemos”, insistió Leticia.
También demandó protección de las autoridades a su familia, “porque así como estamos, no sabemos qué vaya a pasar, empezaron con mi hermano, ¿y quienes más siguen?, por eso queremos que nos ayuden las autoridades, a quién más, sólo a ellas les pedimos ayuda”, dijo.
Mientras en una habitación contigua un grupo de mujeres rezaba un rosario frente al ataúd con los restos de Julio César, la hermana de la víctima, clamó: “Ya no sabemos ni qué pensar, pedimos todo el apoyo de las autoridades”.
Adelfa, la viuda, contó que el martes le llevó el almuerzo, y que antes, por la mañana, le dijo que iba a comenzar a preparar la tierra para sembrar. Dos horas después de que se había encontrado con él, cuando después de almorzar seguían sentados juntos, con su hija de 4 años y su hijo de 10, llegaron dos hombres preguntando por él, y les respondió que por qué.
Enseguida le preguntaron que si él era Julio César Coctecón, y él respondió que sí, entonces le ordenaron que se pusiera bocabajo, él dijo que por qué, si no había hecho nada malo, “pero lo esposaron mientras le ponían un pie en la espalda”, informó Adelfa.
Dijo que después aparecieron otros cuatro hombres armados, y uno de ellos les tomó un video junto con sus niños, otro le advirtió que si los reportaba a la policía irían por ella y por sus hijos y que si su esposo no llegaba en dos horas quería decir que ya lo habían matado. Explicó que eran entre las 12 o una de la tarde.
El predio de donde se lo llevaron lo conocen como Tepoxcotitlán y colinda con el de Maquixtlán y se lo llevaron caminando rumbo a la barranca de Ahuiyuco, una ruta que llega a la carretera Chilpancingo-Tixtla o a la de Apango. También hay una brecha que lleva a la carretera a Chilapa, saliendo por Ojitos de Agua o a Almolonga.
Igual que Lucía, pidió la protección de las autoridades, “porque a mí y a mis niños también nos pueden llevar”, pero se quejó de que hasta la una de la tarde de ayer ninguna autoridad había ido a hablar con los familiares del difunto.
Explicó que la familia del finado carece de recursos y que la situación de ella y sus dos hijos se agravó por los tres años que Julio César estuvo en la cárcel. “Nuestra casita está como está porque no podemos arreglarla”, dijo mostrando su vivienda.
La construcción es de unos 4 por 5 metros y es a la vez cocina y cuarto para dormir. Las paredes y el techo son de lámina de asbesto; en una esquina hay un fogón de barro y al lado un altor de leña, en la contra esquina hay una cama que igual sirve de silla.
El resto de las habitaciones, incluyendo la que sirvió para tender el cuerpo durante los funerales, son de los hermanos del finado.
Adelfa dijo que llevaban 11 años casados y que después de que salió de la cárcel les había prometido una casita “más o menos”, trabajando en el campo, pero pues mire, no se pudo”.
Leticia declaró que a ella le avisó su cuñada que se habían llevado a su hermano cerca de la una 40 de la tarde, me dijo: “se llevaron a tu hermano y lo que hice fue venir a verla, con la mala noticia de que en la tarde los medios de comunicación informaron que había un cuerpo tirado en El Fortín”.
Insistió: “Desconocemos por qué lo hicieron, queremos que se investigue, que no quede impune porque cuántos más van a ser”.
Lamentó que la vida en su familia les cambió desde que apresaron a Julio César, “sabemos que fue una calumnia por un problema del pueblo. Pero no se hallaron pruebas y por eso lo dejaron en libertad”.
Recordó que lo acusaron cuatro policías municipales por privación de la libertad, “él era policía comunitario, pero ni siquiera participó en eso, no tuvo nada que ver”, aseguró.
Incluso aseguró que el 24 de febrero lo eligieron comisario porque era apreciado en el pueblo, “no lo apoyó ningún partido político, fue el pueblo, aquí todavía se vota con la mano alzada”, explicó.
Dijo que el día de las elecciones vocearon por el aparato de sonido que habría cambio de comisario, y él, sin saber, fue a la reunión como cualquier ciudadano y lo eligieron y aceptó.
“Y aquí está la gente solidarizándose, si él fuera otro tipo de personas nadie nos acompañaría, pero aquí ha venido todo el pueblo, ha estado viniendo la gente y hay mucho apoyo de parte de la gente”, dijo la hermana del finado.
Siguió: “Como familia sabemos que somos gente de paz, no nos metemos con nadie y somos de bajos recursos. Ustedes pueden ver, aquí nos estamos cooperando como familia para enterrar a mi hermano, porque económicamente nadie nos ha apoyado”.
Explicó que todos son gente de campo, que se dedican a la siembra de maíz y frijol, “pero a veces da y a vaces no”.
Contó que Julio César no tenía tierra para sembrar, que la que limpiaba el día que se lo llevaron la pidió prestada y que de lo que cosechara iba a entregar la mitad al dueño; “es a medias, pero ya no logró sembrarla, vea lo que le pasó, y ahora tenemos miedo que nos hagan algo como familia”.
Magaly, otra de sus hermanas, declaró que como comisario estaba trabajando bien, que por ejemplo a ella como presidenta del Comité de Padres de Familia de la Escuela Primaria del pueblo siempre la apoyó en todo, “y hoy le agradecemos que nos haya apoyado mucho”.

Denuncia del Comité por la Libertad de los Presos Políticos

La noche del martes, el Comité por la Libertad de los Presos Políticos del Estado de Guerrero responsabilizó en un comunicado de prensa “de este último embate del día de hoy, a la delincuencia organizada de Los Ardillos”, y reprochó que estas “acciones tan macabras se lleven a cabo a la vista de las autoridades y de los pobladores en indefensión en esa localidad”.
Julio César Coctecón Rendón fue parte de una lista de 60 encarcelados, que defiende el Comité por la Libertad de los Presos Políticos de Guerrero, que encabeza el también ex preso político y promotor de la CRAC Gonzalo Molina Gonález. Coctecón fue el primero de esa lista en obtener su libertad, el 15 de enero de este año, que se agilizó por las gestiones del Comité que logró establecer mesas de trabajo para analizar cada caso, en las que participa el Tribunal Superior de Justicia, la Fiscalía General del Estado, el Ejecutivo del estado y la Comisión de Derechos Humanos de Guerrero (Codehum).
El Comité por la Libertad de los Presos Políticos sugirió en el comunicado que difundió el martes en la noche que este crimen forma parte de la persecución y hostigamiento que ha sufrido el también ex preso político, fundador de la Casa de Justicia del Paraíso y de la base del Fortín en Tixtla, Gonzalo Molina González.
“Gonzalo Molina González ha sufrido varios ataques violentos desde el funcionamiento de las mismas”, denunció, y entre ellas mencionó que ha sido víctima de tres intentos de levantamiento cuando se encontraba en la Ciudad de México.
Recordó que mientras se encontraba encarcelado en noviembre de 2015, se llevó a cabo una emboscada donde cuatro de sus compañeros de la Policía Comunitaria “fueron asesinados impunemente cuando realizaban sus rondines de seguridad para la comunidad”.
Agregó que posteriormente, ocurrió el asesinato del también policía comunitario de la Base del Fortín, Tomás González, quien fue levantado en Tixtla y abandonado en bolsas plásticas afuera de la Fiscalía del Estado en el 2018.
Añadió que en abril pasado, “se perpetró el robo y el desmantelamiento de la Base del Fortín, a plena luz del día, donde ingresaron en un margen de cuatro horas, paramilitares fuertemente armados con grúas y sustrajeron ocho camionetas, herramientas, tinacos, colchonetas y mobiliario que se encontraba en ese recinto de la Policía Comunitaria en calidad de comodato por pertenecer a la comunidad de Tixtla”.
Denunció que las amenazas hacia el defensor de derechos humanos indígena “continúan con mayor frecuencia y en distintas modalidades porque la organización social siempre es una gran preocupación para el gobierno y la delincuencia organizada”.
Exigió a las autoridades el cese al hostigamiento y se aclaren “hasta las últimas consecuencias estos hechos delictivos y se detengan a todos los implicados”.