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Sábado 01 de Junio de 2024

Guerrero, México

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En menos de cuatro años han ocurrido 80 desapariciones y 120 asesinatos entre Zitlala y Chilapa: Centro Morelos

La disputa de ese territorio es entre el grupo criminal de Los Rojos y Los Ardillos y es para controlar el cultivo de enervantes y el trasiego de drogas. Las cuatro cabezas halladas en una hielera en Zitlala pudieran ser de los nueve cuerpos hallados en la carretera de Tixtla que va a Chilapa, revelan versiones de vecinos

Zacarías CervantesChilpancingo

Noviembre 24, 2016

La zona donde fueron encontradas las fosas con 12 cuerpos en Zitlala es tierra que se disputa la banda criminal de Los Ardillos con Los Rojos, esa zona además ha sido tiradero de cadáveres desde 2014.
En los últimos dos años, según cifras del colectivo de familiares de desaparecidos y asesinados Siempre Vivos de Chilapa, han desaparecido o asesinado a más de 17 personas y han desplazado a unas 20, como consecuencia de la violencia provocada por los dos grupos criminales.
Independientemente de las cifras que tiene el colectivo Siempre Vivos, hay denuncias de otras agrupaciones civiles como el Centro de Derechos Humanos José María Morelos (Centro Morelos) que revela que en menos de cuatro años en esa zona han ocurrido al menos 80 desapariciones y 120 asesinatos como consecuencia de la pugna entre los dos grupos criminales.
Versiones de vecinos informaron que las cuatro cabezas encontradas en una hielera en Zitlala son de los nueve cuerpos decapitados hallados el pasado martes en la carretera de Tixtla que va a Chilapa. Según las versiones, los cuerpos pertenecen a sicarios de la banda criminal de Los Ardillos los cuales fueron levantados en pueblos de Zitlala y Chilapa por Los Rojos, los cadáveres fueron arrojados en ese lugar para evidenciar “la barbarie” que comete ese grupo de la delincuencia en la zona, en referencia a las fosas clandestinas con cuerpos humanos.
Ayer, en el segundo día de trabajos de excavación de fosas clandestinas en el cerro Tenanchitla en la comunidad de Pochahuixco, municipio de Zitlala, peritos forenses de la Fiscalía General Estado (FGE) encontraron cinco cuerpos más los siete que fueron hallados el martes pasado.
El delegado de la Secretaría de Gobernación (Segob) en el estado, Roberto Álvarez Heredia informó que los trabajos para localizar más cuerpos en fosas van a continuar este jueves porque en el lugar hay más sitios que van a excavar.
El lunes, soldados del Ejército mexicano que hacían una búsqueda de personas desaparecidas en esa zona del municipio de Zitlala fueron alertados por un informante que les dijo que en las cercanías de Pochahuixco había un campamento con hombres armados que tenían a gente secuestrada, los militares fueron al lugar y encontraron a una persona que les dijo que estaba secuestrada y fue liberada.
Los militares además localizaron 16 fosas clandestinas, una hielera con cuatro cabezas humanas, una moto Italika, una camioneta Suburban negra y un Nissan Tsuru blanco.
El martes, peritos forenses hicieron las primeras excavaciones y encontraron siete cuerpos. El miércoles hallaron cinco cuerpos más. Se presume que en este lugar hay más restos humanos de víctimas que presuntamente fueron secuestradas por un grupo de la delincuencia organizada.
Los peritos forenses de la Fiscalía General del Estado (FGE) son acompañados por militares del Ejército, agentes de la Policía Estatal y ministerial, además de agentes del Ministerio Público (MP) del fuero común.
Desde el 2014, las autoridades han localizado decenas de fosas clandestinas con cadáveres en diversas zonas del municipio de Zitlala y en las colindancias con los municipios de Mártir de Cuilapan (Apango) y Chilapa.
En noviembre del 2014, en un cerro cercano a la comunidad de Ocotlán fue localizada una fosa clandestina con 10 cadáveres, uno de ellos fue identificado como el sacerdote ugandés Jhon Ssenyondo.
El 29 de abril del 2014 el cura había sido levantado por integrantes del grupo delictivo de Los Rojos cuando salía de oficiar una misa en la iglesia de la comunidad de Santa Cruz, del municipio de Chilapa.
El clérigo, quien en sus misas le decía a la gente que denunciara el acoso que sufrían por parte de la delincuencia organizada, se negó a hacer un sacramento bautismal al hijo de un líder de este grupo delictivo, contaron después sus feligreses.
Esto motivó que el jefe de la banda criminal ordenara el secuestro y la privación de la libertad del religioso.
Estas nuevas fosas clandestinas que se descubrieron en Zitlala se dan en el contexto de la desaparición de seis integrantes de una familia en esa zona desde el pasado 18 de octubre, sin que hasta el momento se sepa de su paradero.
La familia está integrada por Mario García Capistrán de 58 años, su esposa María Feliciano Diego de 48, sus hijos Félix de 25 años, Santa de 23 y Marco Antonio García Feliciano de 18, y la madre de Mario, Florencia García Capistrán de 80 años. La familia desapareció en la carretera cerca de Tlaltempanapa, Zitlala.
En este municipio y en Chilapa Los Rojos y Los Ardillos se disputan el territorio para la siembra, trasiego y venta de la droga.
En las excavaciones de ayer no hubo representantes del gobierno del estado o del gobierno federal o representantes de organismos civiles que buscan a las familias de desaparecidos en la zona.
El 27 de enero, los gobiernos federal y estatal implementaron una operación con 5 mil militares de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y de la Policía Federal (PF). Ese día se informó que iban en busca de los principales capos del grupo criminal de Los Rojos.
En ese tiempo ese grupo criminal mantenía una férrea confrontación con el grupo adversario Los Ardillos el cual a la fecha tiene presencia en los municipios de Quechultanango, Mochitlán, Tixtla, Chilapa y pretende llegar a Zitlala y a Mártir de Cuilapan, en donde se han incrementado las ejecuciones y desapariciones en los últimos días.
El 22 de noviembre pasado, militares, policías ministeriales y estatales entraron a Tlaltempanapa, una comunidad que está cercana a donde fueron encontradas las fosas clandestinas el lunes. Los policías y militares iban en busca de los seis integrantes de la familia García Feliciano que desaparecieron cuando regresaban de Tlalcozotitlán, municipio de Copalillo, e iban a Ixcatla, en Zitlala, de donde son originarios. Tlaltempanapa es una comunidad nahua de unos mil habitantes que está a unos 20 minutos al norte de Zitlala. La cabecera municipal se encuentra bajo el resguardo de civiles armados del grupo autoproclamado Paz y Justicia, cuyos integrantes irrumpieron del 9 al 14 de mayo del 2015 en Chilapa, donde según el colectivo de Siempre Vivos fueron levantados 16 vecinos en esa cabecera municipal. A los civiles armados los relacionan con el grupo criminal Los Ardillos.
En noviembre del 2016, cerca de este mismo lugar fueron privadas de su libertad 21 personas, entre ellas dos mujeres y fueron asesinadas cuando menos seis, denunció entonces José Díaz Navarro, vocero de la organización Siempre Vivos.
La misma organización reportó a los representantes de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en México (ONU-DH), el 7 de noviembre pasado que las autoridades no investigan 81 casos de desapariciones que tienen documentados en esta región. Adelantaron que buscarán un consenso con otras organizaciones y autoridades para buscar que los municipios de Chilapa, Zitlala y Tixtla sean considerados como “zona de emergencia humanitaria”, ante las graves violaciones a los derechos humanos que ahí ocurren.
Debido a la violencia en la zona, militares del Ejército y policías federales y estatales retomaron el control de la seguridad, después de que los ciudadanos literalmente corrieron a los policías de la Gendarmería Nacional, pues los acusaron de estar aliados con grupos de la delincuencia organizada y de no intervenir cuando levantaron al menos a 30 ciudadanos del 9 al 14 de mayo del año pasado en Chilapa.
En esta zona, Los Ardillos venían operando en las comunidades desde hace casi 5 años, en la siembra y trasiego de la droga, pero nunca en enfrentamientos por el control del lugar, como sucede ahora.
Incluso, antes de que la cabecera municipal de Chilapa se convirtiera en el centro de la disputa entre Los Rojos y Los Ardillos, la violencia se había apoderado de comunidades indígenas como Ayahualulco, Atzacoaloya, San Ángel, Xiloxuchican y El Paraíso, presuntamente bajo la influencia de Los Ardillos.
Después, la violencia llegó a Tlaltempanapa, pueblo de Zitlala y cercano a Chilapa, y La Esperanza, municipio de Mártir de Cuilapan, controlado por Los Rojos, en donde empezó la guerra por dominar la zona y el trasiego de la droga, y comenzaron las ejecuciones, los levantones, cobros de piso y extorsiones.
El pleito entre Los Ardillos y Los Rojos comenzó supuestamente cuando los últimos se metieron a Ayahualulco, pueblo de artesanos donde empezaron a ejecutar gente y a cobrar piso. Otra versión dice que en una ocasión un joven se encontraba por Quechultenango, zona de influencia de Los Ardillos, y ya pasado de copas empezó a hacer desmanes. El intruso, dicen, ya no regresó a Chilapa.
El grupo criminal de Los Rojos que controlaba la zona desde hace dos años comenzó la embestida en contra de Los Ardillos al cual pretendió desplazar de las comunidades productoras del enervante, lo que provocó la pugna que a la fecha ha ensangrentado a la zona.