EL-SUR

Miércoles 15 de Mayo de 2024

Guerrero, México

Educación  

El desgaste natural, causa de su cambio en la dirección de Ayotzinapa: José Luis Hernández

El ex director recuerda que desde diciembre el secretario de Educación declaró a la prensa que se preveía el cambio y él estuvo de acuerdo. Poco después, las propias autoridades educativas decidieron hacer una prórroga, que concluyó el 24 de abril

Lourdes Chávez

Mayo 02, 2017

 

El ex director de Ayotzinapa, José Luis Hernández Rivera, aclaró que por las dinámicas y el desgaste natural en el tiempo, concluyó su periodo en la institución académica, en una conferencia de prensa con egresados, algunos docentes y el representante sindical de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos.
Consideró que 4 años y seis meses en la dirección es mucho tiempo, y genera “desgaste, por contradicciones con puntos de vista distintos que son normales en las instituciones académicas, es cosa de no llegar a contradicción, sino buscar salidas a la problemática”.
La semana pasada se informó que maestros habían presionado por su separación, y este lunes Hernández Rivera recordó que desde diciembre el secretario de Educación, José Luis González de la Vega Otero, declaró a la prensa que se preveía el cambio de director y él estuvo de acuerdo. Poco después, las propias autoridades educativas decidieron hacer una prórroga, que concluyó el 24 de abril con el acto de entrega-recepción.
Incluso, señaló que en ese plazo, el 2 de febrero de 2017, recibió en Cuba un título de embajador por la paz, y un reconocimiento honoris causa en filosofía de la educación, de la Organización de las Américas para la Ética y la Paz, que representa a 180 universidades de 24 países, y la normal Raúl Isidro Burgos tuvo el premio Sapientiae, escuela de sabiduría, en razón de las dificultades y retos que se han enfrentado por las graves agresiones a los estudiantes por agentes del Estado.
En una cafetería de la escuela de Enfermería de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG), donde aún es docente con permiso, se refirió a los dos eventos que marcaron su trayectoria en la normal: el desalojo a balazos de estudiantes el 12 de diciembre de 2011 y los ataques y desaparición forzada de 43 estudiante en 2014.
Llegó el 25 de septiembre de 2012 a cubrir el cargo por la renuncia irrevocable del anterior director, Humberto Santos Bautista, cuando aún no se regularizaban la tensa relación entre docentes y alumnos. Vivió la primera crisis tras la noche de Iguala.
Consideró que Ayotzinapa no es hoy la misma escuela que recibió en 2012, pero mientras no se resuelva la investigación y las justas demandas de los padres de los estudiantes desaparecidos, “no habrá normalidad”.
En 2015 también fue director de la normal, pero sólo estuvo nueve meses con 12 días, en un periodo donde los cambios eran constantes, y los egresados recordaron que hubo incluso directivos corridos y pelados por estudiantes inconformes con su gestión.
Entre los estudiantes, el hermano de Gabriel Echeverría de Jesús, ejecutado extraoficialmente en el desalojo del 12 de diciembre, y egresado de la generación 2012-2016, Francisco Javier Echeverría, señaló que el ex director privilegió el diálogo en situaciones tensas.

Torturado y prisionero en 1974

Estimó que hubo empatía con los estudiantes porque buscó soluciones y compartió su experiencia en el periodo de la guerra sucia, a los 22 años, cuando militares lo detuvieron nueve días en un cuartel, incomunicado y torturado, antes de entregarlo a una agencia del Ministerio Público, donde lo acusaron de delitos federales y del fuero común que lo mantuvieron dos años en prisión.
De aquella experiencia, comentó que era estudiante de Filosofía y letras de la UAG, participaba en las actividades de la Federación Estudiantil, que apoyaba moralmente la lucha de Lucio Cabañas.
Una madrugada, pernoctando en Acapulco, un grupo armado irrumpió donde estaba descansando con otros compañeros suyos. Los llevaron al campo militar, esposados con las manos atrás y los ojos vendados, pero la tela se le caía de los ojos y vieron como a 500 campesinos, en el mismo sitio de detención.
Los acusaron de pertenecer a la guerrilla, pero al darse cuenta que los estudiantes no tenían preparación, los enviaron a la cárcel.
En prisión, dijo que llegó un abogado a defenderlos y le dijeron que había como 500 personas en el cuartel, “ese licenciado hizo un aparte legal y encontró el espacio y no había nada. Nadie apareció”.