Ramón Gracida Gómez

Ante la crisis económica por el coronavirus, el hotel Krystal Beach y el restaurante Chi-Palace ofrecieron comida gratis este miércoles a vecinos de Acapulco.
Por su parte, el comedor de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG) abrió sus puertas desde este lunes con la venta de comida a 10 pesos para el público en general y gratis para los adultos mayores.
El hotel Krystal Beach convocó a las 2 de la tarde a este evento en solidaridad por la contingencia del coronavirus, por lo que desde 15 minutos antes ya había personas esperando en la entrada que se ubica frente al parque Papagayo.
Alrededor de unas 70 personas, casi todas vendedoras ambulantes o prestadoras de servicios que llegaron con los pies descalzos como andan en la playa, se reunieron en este punto donde cuatro trabajadoras sirvieron un plato típico de la costa: arroz, frijoles, chiles en vinagre y tortillas, junto con un vaso de agua de horchata.
Uno de los asistentes fue Javier Fernández Quintero, de 65 años, a quien le avisaron antes de quedarse “dormido por el calor que está haciendo”, de que estaban regalando comida en el hotel Krystal, donde antes de él ya había niños esperando su comida.
Esta acción es una “satisfacción por lo que está ocurriendo en el mundo con esta triste enfermedad” del coronavirus, consideró el también conocido como el Jaguares del Atlante.
El informador de hoteles y franelero dijo que le ha ido mal en estos días, pero “no nada más a mí, creo que todos estamos sobrellevando este momento” y confió en que Dios termine con la pandemia “lo más pronto posible y ya no siga sufriendo más gente”.
La community manager del hotel Krystal Beach, Bertha Abizaid Contla, comentó que esta iniciativa es de los trabajadores para “ayudar a los que más lo necesitan porque, por una parte se podría decir que nosotros estamos bien, pero hay gente que tal vez la esté pasando peor”.
Informó que esta entrega de comida se hará cada miércoles en un horario de 2 a 3 de la tarde, consideró que en este primer día la respuesta fue “bastante positiva”.
Algunos taxistas y trabajadores también se formaron separados entre sí por un metro de distancia y con gel en las manos para recibir su plato de comida, de fondo se escuchaban las risas de los turistas que jugaban en la alberca del hotel ubicada a unos 20 metros de la fila.
Por su parte las dos sucursales del restaurante Chi-Palace ubicadas en la colonia Costa Azul y la plaza de Galerías Acapulco, que ya luce vacía, también ofrecieron comida gratis por la contingencia del Covid-19.
El encargado del restaurante ubicado dentro del centro comercial conocido también como Gran Plaza, Luis Fernando Dorantes, dijo que esta iniciativa nace a raíz a que muchas personas en el puerto están perdiendo sus empleos por el coronavirus, “dado que el turismo ha bajado por el mismo problema. Entonces muchas personas viven al día y no tienen cómo llevar alimento a sus casas”.
Especificó que la población objetivo es aquella que verdaderamente lo necesite, no tenga empleo ni dinero, “gente enferma o la que tiene hijos y no tiene cómo ayudarlos”.
Invitó a otras empresas a unir esfuerzos para realizar una iniciativa “más formal en la que podamos ayudar a más personas”.
Informó que sí han asistido muchas personas desde que empezó esta acción el 26 de marzo a las 7 de la noche, pero la expectativa es que se pueda ayudar hasta unas 30 personas diariamente, aunque también dependerá de hasta cuándo siga trabajando la sucursal, indicó.
Por su parte, la sucursal de Costa Azul informó que regalará comida los días lunes y miércoles de 7 a 8:30 durante la crisis sanitaria.
El comedor comunitario de la UAG está abierto desde este lunes para ofrecer comida por 10 pesos y gratis para los adultos mayores.
Este miércoles se ofreció platos de chicharrón, pollo guisado, entre otros, a unas 200 personas que acudieron en un horario de 9 a 3 de la tarde, mientras que el lunes fueron 80, relataron trabajadores universitarios.
“¿Tiene de comer?”, preguntó a las 3: 15 de la tarde un señor canoso que sólo vestía una bermuda de mezclilla rota, “no jefe, ya se acabó todo, venga mañana”, le contestaron, por lo que siguió buscando entre unos platos dejados en la entrada ubicada en Paseo de la Cañada, frente al hospital Vicente Guerrero del IMSS.