EL-SUR

Sábado 04 de Mayo de 2024

Guerrero, México

Acapulco  

Propone el sacerdote Jesús Mendoza crear una Secretaría de Atención a Víctimas

La paz no puede construirse sin reconstruir el tejido social, combatir la corrupción y la impunidad, dice el arzobispo Leopoldo González González

Aurora Harrison

Julio 07, 2021

El sacerdote Jesús Mendoza Zaragoza; la consultora en Construcción de Paz Jeem Mendiet; el arzobispo de Acapulco, Leopoldo González González; el presidente de la Pastoral Social, Leonardo Morales Gutiérrez y la representante de Catholic Relief Service, Cecilia Suárez, durante la presentación del manual para la Atención Integral de Víctimas de la Violencia Foto: Aurora Harrison

El sacerdote Jesús Mendoza Zaragoza dijo que las víctimas de la violencia representan una gran herida nacional que debe ser atendida por las autoridades, porque es tan grave que va a detener todo el proceso de desarrollo, democracia y avance del país; por ello consideró que se debe crear una Secretaría de Atención a Víctimas.
Ayer se presentaron los manuales de capacitación para colaboradores del Acompañamiento Integral para Víctimas de la Violencia; el arzobispo Leopoldo González González durante su mensaje dijo que urge reconstruir el tejido social, combatir la corrupción y la impunidad.
Durante el acto que se llevó a cabo en la Catedral Cristo Rey, de avenida Universidad, se informó que en 10 años han atendido a 4 mil personas víctimas de la violencia en 18 parroquias de Acapulco y de las regiones de Costa Grande y Costa Chica.
Mendoza Zaragoza, párroco de la iglesia San Isidro Labrador, poblado de La Sabana, en su mensaje reseñó cómo surgió por parte de la Arquidiócesis la atención a víctimas de la violencia en 2011 cuando la violencia aumentó y el gobierno puso en función el programa de Guerrero Seguro, “que se ha quedado de manera permanente”.
“La violencia sigue imparable, durante la pandemia la atención se ha centrado por razones obvias en las tragedias humanas que hemos vivido durante la cuarentena y en los esfuerzos que se han hecho para afrontar esta dura situación, el tema de la violencia sigue ahí, y ha pasado a segundo plano, y se han hecho visible otras violencias”, dijo el ex coordinador de la Pastoral Social de la Arquidiócesis.
Afirmó que las víctimas siguen multiplicándose con todas sus necesidades, y los gobiernos, aunque han dado algunos pasos para atender esta grave herida social que padece el país, no ha sido suficiente, “no les han dado a las víctimas el lugar que les corresponde en la agenda pública y ellas tienen que seguir mendingando ayuda al Estado”.
Citó el caso de los desaparecidos, que es responsabilidad del Estado buscarlos, por el contrario, les da a las familias herramientas y recursos humanos para que ellos los busquen en las fosas clandestinas, “las víctimas representan una grave herida social y dolorosa que necesita ser atendida por el Estado de manera proporcional”.
En declaraciones a reporteros el sacerdote dijo “las víctimas representan una gran herida nacional, y que esta herida es tan grave que va a detener el proceso de desarrollo, de democracia, y de avance del país, hay que curar esta herida”.
“Para eso hay que dedicar muchos recursos, incluso pienso que si hubiera una secretaría de Estado para atender este tema del sufrimiento amontonado de las víctimas y con grandes recursos humanos capacitados, económicos, podría verse un camino para que la herida sane”, indicó.
Mendoza Zaragoza preguntó ¿qué hacer con una comisión de víctimas que tiene seis personas en un estado donde las víctimas se cuentan por miles?, no es una respuesta proporcional, es incluso una simulación de respuesta.
Consideró que las autoridades deberían desarrollar acciones para estar a la altura de la “gran herida nacional, no se ha hecho más que lo mínimo y eso por presiones de las víctimas” y agregó: “es insuficiente para el grado de descomposición y sufrimiento que hay en la gente y que si queremos ir a fondo hay que poner más carne al asador”.
En tanto, el arzobispo Lepoldo González González en su mensaje dijo que la construcción de la paz es parte central del plan diocesano, “el anhelo de paz, como deseo de una vida plena, feliz, se encuentra en el corazón de cada persona”.
“Estamos convencidos de que la paz no puede construirse sin la atención integral a quienes han sido víctimas de la violencia” dijo y recordó que “desde hace años como nos han comentado que el clima violencia e inseguridad hizo que la atención fuera tarea prioritaria”.
González González afirmó “nos urge reconstruir el tejido social, combatir la corrupción e impunidad, acompañar a las víctimas de la violencia y restablecer las condiciones de justicia e igualdad para la construcción de la paz”.
“Seguiremos con el empeño que en cada comunidad parroquial haya al menos uno de los proyectos de construcción de paz, la segunda estrategia para acompañar a las víctimas de la violencia es detectándolas”, puntualizó, porque indicó que hay algunas violencias ocultas a los ojos, porque dijo “la pandemia ha agudizado en muchos hogares la violencia familiar”.
Agregó que las víctimas deben ser escuchadas por personas capacitadas, o profesionales “mirarlas y conmovernos ante su sufrimiento, será la motivación para prepararnos y tenderles la mano”, por ello invitó a los voluntarios e integrantes de la Pastoral Social a recibir los manuales para dar atención integral a las víctimas de la violencia.

Cuatro mil víctimas atendidas

La representante de Catholic Relief Service, Cecilia Suárez, dijo que anualmente se invierten de 500 a 900 mil pesos, pero es muy difícil poner un número porque “nosotros lo que apoyamos al equipo diocesano y el resto es trabajo voluntario y de las parroquias y es invaluable y tenemos registrados 200 facilitadoras en toda la arquidiócesis”.
Recordó que con este nuevo gobierno de la República, que encabeza Andrés Manuel López Obrador, “nos pidieron que les diéramos el programa de acompañamiento a víctimas porque ellos querían implementarlo”.
En tanto, la coordinadora Diocesana de Pastoral Caritas, María Elena Valente Díaz, dijo que en 10 años han atendido a 4 mil víctimas y la “situación es que la pandemia fue un obstáculo, porque el acompañamiento que se da es presencial, mediante talleres, sesiones en los centros de escucha, han adaptado nuevas estrategias en plataformas digitales”.
“La idea con este manual es abarcar otras comunidades parroquiales e incluso otros sectores, no es un programa exclusivo para la Iglesia católica, los manuales buscan retomar la formación y que otras personas se interesen”, puntualizó Valente Díaz, que recordó que al principio este programa surgió para atender a las víctimas del crimen organizado, pero en los centros de escucha se atiende violencia doméstica, sexual.
Mendoza Zaragoza, dijo que se empezó con siete parroquias y después se amplió a Costa Grande, Costa Chica y ahora son 18 o 19, y ahora lo que se pretende es ampliarlo a otras.
Sobre el programa de reconstrucción del tejido social que se llevará cabo en cinco colonias de Acapulco, el presidente de la Pastoral Social Caritas, Leonardo Morales Gutiérrez, dijo han tenido dos reuniones y es un acto de “esperanza” para la construcción de paz.
La consultora en Construcción de Paz, Jeem Mendieta, dijo que la violencia genera daños que son difícil que las personas puedan adaptarse y que alguien que los acompañe tiene impactos no sólo en la salud mental, sino física. “Por cada víctima directa de la violencia hay al menos otras cinco afectadas”.

Antecedente

Mendoza Zaragoza dijo que desde el año 2006 aproximadamente ya había “episodios visibles de acciones violentas en nuestras calles a la que fuimos acostumbrándonos, pero desde ese tiempo llegaban a nuestras parroquias casos de víctimas que pedían algún tipo de ayuda, una oración por un secuestrado, una misa por un asesinado, una ayuda por el caso de algún desaparecido o un tiempo para ser escuchados”.
“Algunas parroquias fuimos acordando iniciativas para atender de manera específica estos casos, un tiempo después a través de la Comisión Justicia, Paz y Reconcialición la Arquidiócesis de Acapulco fue dando pasos para afrontar de manera pastoral el clima de violencia y ofrecer una ayuda a las víctimas.
En realidad no teníamos las capacidades necesarias ni las habilidades suficientes para hacer frente a situaciones inéditas, hacíamos lo que podíamos de manera empírica sin tener idea clara de lo que teníamos que hacer, así fue como la realidad nos fue empujando para entender mejor los fenómenos de la violencia y la seguridad”.
“En mayo del 2012, la arquidiócesis asumió la responsabilidad de abrir un proyecto piloto en el país para el acompañamiento integral a las víctimas de la violencia”, dijo, y recordó que empezó en siete parroquias, después se amplió a Costa Grande y Costa Chica.