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“Ya nos toca” la playa, dicen acapulqueños tras el éxodo de turistas

“Ya nos toca a nosotros disfrutar de la playa”, exclamó el señor Miguel Ángel Salas Valdés, habitante de la colonia Loma Bonita, ubicada en el anfiteatro de Acapulco, donde se observa el mar a distancia. Con la salida de los turistas, las playas más concurridas fueron ocupadas por acapulqueños, quienes pagaron por sombrillas y se … Continúa leyendo “Ya nos toca” la playa, dicen acapulqueños tras el éxodo de turistas

Karla Galarce Sosa

Marzo 29, 2016

“Ya nos toca a nosotros disfrutar de la playa”, exclamó el señor Miguel Ángel Salas Valdés, habitante de la colonia Loma Bonita, ubicada en el anfiteatro de Acapulco, donde se observa el mar a distancia.
Con la salida de los turistas, las playas más concurridas fueron ocupadas por acapulqueños, quienes pagaron por sombrillas y se dispusieron a descansar.
En clara referencia a que la mayoría de los turistas poco a poco estaban abandonado la ciudad, el profesor jubilado expuso que la “gran cantidad de gastos” y “obligados por la cartera” decidieron quedarse en Acapulco a pasar los últimos días de las vacaciones.
El Asta Bandera era el punto de referencia para que el resto de los integrantes de su “tlacuachada” llegara a descansar pues hasta el domingo pasado, había sido “muy complicado” para llegar y encontrar sitios disponibles para el descanso.
Los turistas habían ocupado prácticamente todo Acapulco “desde La Cima hasta la Costera”, según explicó el señor de 56 años, quien fue testigo de cómo los parientes lejanos y hasta los parentescos políticos son pretexto para llegar al puerto.
“¡No’mbre, llegaron a todas las casas de mis vecinos. (Los visitantes) hacían alboroto desde que llegaban hasta que se venían a la playa!”, expresó.
A mitad de las vacaciones, la Costera lucía tranquila y las primeras horas del lunes el tráfico era casi imperceptible. Sin embargo después de las 10 de la mañana la fluidez vehicular frente a la plaza Galerías Acapulco se hizo pesada en menos de 10 minutos. Se observó que decenas de vehículos –la mayoría con placas del Estado de México– salían de los hoteles Krystal Beach y Qualton para dirigirse hacia la avenida Cuauhtémoc.
A las 9 de la mañana, los Salas –una familia conformada por once integrantes– habían “bajado del cerro” para ocupar un espacio en la playa.
Estacionaron dos de sus vehículos en la calle Manuel Gómez Morín, a un costado del parque Papagayo. Llevaron consigo toallas, una hielera de unicel, algunos refrescos y cervezas.
Las cubetas y rastrillos para arena de los nietos, también fueron parte del cargamento e incluyeron una pelota inflable y un par de salvavidas “para las nueras”.
Dos hijos varones del profesor y sus respectivas parejas; su esposa Alma, su hija mayor Annia junto a su esposo Raúl permanecían entre las olas y la arena para cuidar a los más pequeños: Lalito, Mary y Miguelito, los nietos de esa familia, quienes no rebasaban los seis años de edad cada uno.
El señor Miguel Ángel señalaba que quienes llegaban eran identificablemente como acapulqueños. “Llegan con tollas viejitas, cargan con las palas de los chamacos, no usan trajes de baño y hasta mis paisanas se meten a nadar con vestidos. Traen comida de recalentados, llegan antes del súper y pa´ llenarlos con atún y mayonesa”, comentó cuando se identificaba con ellos, pues mostraba cada objeto que también llevaban los miembros de su familia.