Cuando el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, baje del avión el lunes para mantener su primera reunión con el presidente Donald Trump, tendrá que emplear a fondo su encanto personal para ganarse la simpatía del nuevo presidente estadunidense.
Lo que está en juego para Canadá en este primer encuentro entre los dos líderes es la prosperidad económica del vecino de Estados Unidos y su importantísima relación de seguridad con Washington.
“Cuento con tener una buena relación de trabajo con el presidente (Trump)”, afirmó Trudeau el viernes durante una reunión con el Ayuntamiento de Yellowknife, en los Territorios del Noroeste.
“Vamos a hablar de todas las cosas en las que estamos alineados, tales como el empleo y el crecimiento económico, las oportunidades para las clases medias y el hecho de que millones de buenos empleos a ambos lados de la frontera dependen de un ágil flujo transfronterizo de bienes y servicios”, señaló el jefe de Gobierno canadiense.
Trudeau dijo que también abordará con Trump asuntos en los que los dos países discrepan, posiblemente en referencia al decreto emitido el 27 de enero por el presidente de Estados Unidos, actualmente bloqueado por un tribunal, para suspender el programa estadunidense de acogida a refugiados y prohibir durante tres meses la entrada de ciudadanos de siete países de mayoría musulmana.
Al día siguiente de la firma del decreto, Trudeau difundió en Twitter una foto donde da la bienvenida en el aeropuerto de Toronto a una joven siria e invitó a los refugiados a venir a Canadá, un país “que les dará la bienvenida independientemente de su creencia”.
El viernes, el primer ministro agregó que “Canadá siempre se mantendrá fiel a los valores que han hecho de él un país extraordinario”.
Estados Unidos es el principal socio comercial de Canadá. El intercambio comercial entre los dos países asciende a unos 2.000 millones de dólares diarios.
Canadá y Estados Unidos no solo son fundadores de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), sino que también mantienen estrechos vínculos bilaterales en materia de defensa, por ejemplo a través del Mando Norteamericano de Defensa Aeroespecial.
Aunque los asesores de Trump han intentado tranquilizar a Trudeau asegurando que Canadá “no tiene mucho motivo para preocuparse”, la retórica belicosa de Trump en materia de comercio y su eslogan proteccionista “Estados Unidos primero” han puesto nerviosos a amplios sectores del Gobierno en Ottawa.
Más de 75 por ciento de las exportaciones canadienses se dirige a Estados Unidos, por lo que Trudeau necesita proteger el acceso privilegiado de su país al mercado estadunidense.