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Sábado 04 de Mayo de 2024

Guerrero, México

Sociedad  

Se encadena para pedir autorización de alimentar cocodrilos en Zihuatanejo

El hombre protestó porque estuvo tres días encarcelado por dar de comer a los saurios en el estero de Playa Linda. En Acapulco, inspectores de la Profepa recogen a una hembra que una familia tenía como mascota

Brenda Escobar / Karla Galarce SosaZihuatanejo / Acapulco

Noviembre 01, 2018

 

Gustavo Adrián Santos El Pollo, quien da un espectáculo con los cocodrilos del estero de playa Linda, se encadenó en el lugar, de donde fue sacado con engaños por policías e inspectores y luego arrestado, aunque lo liberaron dos horas después Foto: Brenda Escobar

Un hombre, Gustavo Adrián Santos Arellano, El Pollo, se encadenó a un árbol en el estero de playa Linda, en el punto conocido como el cocodrilario, para protestar porque estuvo encarcelado durante tres días por alimentar a los cocodrilos; pidió que las autoridades ambientales le den permiso para continuar dándole de comer a los saurios.
Rato después de que se encadenó y arrojó las llaves de los candados al estero, mientras lo observaban y filmaban con sus teléfonos celulares decenas de turistas, llegaron al lugar policías municipales, inspectores de la Dirección Municipal de Ecología y bomberos, quienes lo convencieron de que se dejara quitar las cadenas con la promesa de que sería llevado al ayuntamiento para hablar con el director de Ecología, Israel Campos García, pero nuevamente se lo llevaron detenido, esta vez por alterar el orden público, aunque fue dejado en libertad unas dos horas después.
Santos Arellano denunció que el viernes 26, cuando se encontraba dando de comer a los cocodrilos en el estero, fue sacado del lugar “con engaños” por un inspector municipal de Ecología y que una vez estando fuera del estero, “le dijo a los policías ‘llévenselo’, sin decirme qué delito cometí; allá (en la Dirección Municipal de Seguridad Pública) me tuvieron encerrado tres días, hasta el domingo en la mañana me dejaron salir, según me dijeron que me habían encerrado porque no tengo autorización para darle de comer a los cocodrilos”.
Desde hace más de 30 años, en ese mismo estero, de manera regular cada fin de semana, Roberto Piza Ríos, conocido popularmente como Tamakún, el domador de cocodrilos, ofrecía un espectáculo a los turistas consistente en alimentar a los saurios, así como montarse encima o abrirles el hocico a los animales más grandes; desde julio de este año, luego de que fue mordido por uno de esos animales, las autoridades le prohibieron que siguiera metiéndose al estero, además que ya es un hombre de edad avanzada y tiene dificultad para ver y moverse.
Del hombre que se encadenó ayer miércoles, dijo que desde 2016 ha continuado con el legado de Tamakún y que incluso, la anterior administración municipal le autorizó un gafete para que él también pudiera alimentar a los cocodrilos y dar el mismo espectáculo a los turistas, “hasta que entró esta administración y ahora me encarcelaron, por eso estoy protestando encadenándome aquí”.
Al lugar llegaron policías municipales y más inspectores de Ecología así como bomberos; los turistas fueron retirados del mirador de madera para que los bomberos pudieran hablar con Gustavo Adrián, quien finalmente aceptó porque le ofrecieron que lo llevarían a hablar con el nuevo director de Ecología, sin embargo, se lo llevaron detenido por alterar el orden y fue dejado en libertad unas dos horas después.

Le dan de comer durante 35 años

En Acapulco, inspectores de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) aseguraron una hembra de cocodrilo de río que pesa unos 300 kilos.
Fuentes de la dependencia informaron que durante 35 años una familia que vive en la colonia Palomares alimentó al reptil, que supera al día de hoy los tres metros de longitud.
El animal fue enviado para su custodia al parque Papagayo ayer en la mañana, luego de una llamada a la dependencia.
Indicó que la familia mantuvo al reptil, que figura en la norma 059 bajo la categoría de protección especial, mantuvo al animal como mascota, pues mostraron a los inspectores fotografías de él en sitios inusitados como el comedor, el centro de la sala e incluso en una cama.
Se informó que se trata de una hembra que entró a su etapa adulta, pero en el celo natural, despertó mayor agresividad a quienes durante décadas la alimentaron.
De acuerdo con los artículos 122 y 123 de la Ley General de Vida Silvestre, las sanciones a quienes se encuentren realizando cualquier actividad con este tipo de especies, tales como la posesión, transporte o comercialización, entre otras, pueden ser acreedores a amonestación, multas y decomiso de los ejemplares.
El Código Penal Federal en el artículo 420, fracción IV advierte que quien realice ilícitamente cualquier actividad con fines de tráfico, o capture, posea, transporte, acopie, introduzca al país o extraiga del mismo, algún ejemplar, sus productos o subproductos y demás recursos genéticos, de una especie de flora o fauna silvestres, terrestres o acuáticas en veda, considerada endémica, amenazada, en peligro de extinción, sujeta a protección especial, o regulada por algún tratado internacional del que México sea parte, se le impondrá una pena de uno a nueve años de prisión y por el equivalente de 300 a 3 mil días multa, y se aplicará una pena adicional hasta de tres años más de prisión y hasta mil días de multa adicionales.