Jorge G. Castañeda
Marzo 13, 2020
Los funcionarios de la 4T y los partidarios sinceros o menos altruistas de la misma en el seno de los medios y la sociedad civil, podrán intentar machincuepa y media para justificar las definiciones de López Obrador. Inventarán que en México no hay casos de coronavirus porque hay un nuevo sistema de salud; o que no hacen faltas pruebas porque estamos en una etapa previa; o que no nos pasa nada, porque ya nos pasó en 2009; o que todo esto es un gran compló contra la 4T por parte de los “conservadores”. Pero más allá de si esta crisis de salud pública afecta la popularidad de AMLO –es probable que sí– las posturas presidenciales corren el riesgo de volverse self fulfilling prophecies.
Ya se ha dicho en estas notas y en muchas otras más. No existen condiciones en México para un golpe; no hay golpismo; no hay una ofensiva de los “conservadores” que quieren “que México se infecte” para que “la 4T fracase”. Nada de eso es cierto hoy. Pero ni AMLO es ingenuo ni conviene que nadie más lo sea. Hoy en día, los empresarios, los militares, la Iglesia, Estados Unidos, la vieja clase política, los medios masivos de comunicación, siguen en lo que Churchill llamaría el fin del principio: una luna de miel que se acerca a su término. Buena parte de la terminación es responsabilidad de López Obrador. Otra parte le es ajena. Pero cuando esta etapa concluya de verdad, no es imposible que los “poderes fácticos” empiecen a pensar lo que hoy solo subliman; que empiecen a susurrar lo que hoy solo callan; que empiecen a decir lo que hoy solo susurran. En pocas palabras: esto no puede durar hasta 2024.
López Obrador les está dando ideas y eso no suele ser una buena idea. En lo que tiene razón es que hay intereses reales en México que se están viendo afectados. No por los programas sociales de gobierno, o por la refinería de Dos Bocas, por el aeropuerto de Santa Lucía, por la supuesta lucha contra la corrupción, ni nada de eso. Básicamente por el mal gobierno. Esos poderosos intereses no van a resignarse toda la vida ante los errores, la incompetencia, la desidia, la inexperiencia y el oportunismo del equipo de gobierno de la 4T.
Tal y como pasó, según López Obrador en 2006, se van a coaligar como lo hicieron entonces para neutralizar su acción de gobierno o de plano acotarla en su alcance y en el tiempo. En efecto, todos se aliaron contra él en 2006, por muy buenas razones según la manera en que entendían sus propios intereses. Si seguimos así hoy en 2020, no es imposible que suceda lo mismo.