En silla de ruedas madre de desaparecido pide que se lo entreguen “como esté”

La señora Cristina García, integrante del colectivo Los Otros Desparecidos de Iguala en la marcha para demandar a los diputados la aprobación de la ley en materia de desaparición de personas Foto: Jessica Torres Barrera

Zacarías Cervantes

Chilpancingo

Sobre una silla de ruedas, y medio cubriéndose con una sombrilla de los rayos del sol del mediodía, Cristina García, de 68 años de edad marchó ayer entre los cientos de personas que buscan a sus familiares desaparecidos. Originaria de Iguala, busca a su hijo Leonardo Adán García, quien desapareció el 13 de febrero del 2014.
Como ella decenas de personas de avanzada edad, algunas apoyadas en bastones, participaron en la manifestación para exigir a las autoridades la búsqueda de sus hijos y al Congreso local la aprobación de la Ley de Desaparición de Personas del Estado De Guerrero
Cristina, lo hizo auxiliada por un familiar para el desplazamiento de su silla. Así recorrió, igual que todos los marchistas, casi una hora del edificio del SNTE, frente a la Fiscalía General del Estado (FGE) al Congreso local, donde bloquearon los dos carriles de la Autopista del Sol, ante la insensibilidad de los diputados que no querían recibirlos.
Entrevistada en el transcurso de la marcha dijo que a su hijo Leonardo “me lo secuestraron en la frontera, en Tamaulipas”.
Explicó que iba a visitar a unos familiares a Estados Unidos y que cuando hablaba con ella por teléfono desde Nuevo Laredo, Tamaulipas, de pronto, dejó de escucharlo, supone que en ese momento, justo cuando hablaba con él, lo agarraron y se lo llevaron.
“Nomas dejó de hablar, y hasta la fecha no tenemos ningún mensaje, ningún dato de él, no lo hemos vuelto a ver ni a saber nada de él”, lamentó.
Informó que presentó la denuncia y que las autoridades de Guerrero le dicen que están investigando, “pero yo quiero saber si está con vida, o como esté lo quiero encontrar. Le pido a las autoridades que me ayuden a encontrarlo como esté; vivo o muerto, pero yo quisiera que estuviera vivo”, clamó en tanto se abría paso en medio de la multitud postrada en su silla de ruedas, víctima de una discapacidad física.
Unos 10 metros atrás, apoyándose en un bastón, caminaba Indalecio Mata, de 67 años de edad, quien busca a su hija Yolanda Mata Mendoza, ella desapareció en el 2013, en Atlixtac, municipio de Cocula.
Falseando por una deformidad en los pies, consecuencia de su edad, Indalecio contó que es de Ixcateopan de Cuauhtémoc, pero su hija se casó en Atlixtac y un día de ese año, (no recuerda con exactitud el día ni el mes), le llamaron por teléfono para decirle que a su hija se la habían llevado unos hombres armados y que fuera por su nieto.
Tendría (su hija) entonces como 33 años. Dijo que sabe que los hombres armados que se la llevaron iban por el marido de Yolanda, pero que éste se escondió y se la llevaron a ella.
Contó que desde que desapareció no ha dejado de buscarla y 10 años después pide a las autoridades que cuando menos le den información si ella vive o ya no, “para saber si quiera”, expresó.
Pero declaró que no sabe si en verdad investigan para dar con su paradero; “puse mi denuncia pero hasta la vez no me han resuelto nada, si quiera que me digan: tu hija ya no vive, yo les digo (a las autoridades) que si llegan a encontrar sus restos que me los entreguen y ya me quedo tranquilo, qué más puedo hacer, pero no me dicen nada”.
Como casi todos los marchistas, Indalecio caminaba mostrando un gallardete con la fotografía descolorida de su hija Yolanda, quien en plena juventud expresa una sonrisa: “es ella”, dice Indalecio sin detener su marcha en medio de los cientos de familiares que como él buscan, aun varios años después, a sus desaparecidos.
María Cristina Siempre Santiago, también de 67 años, es otra madre en busca de su hijo, durante la marcha caminó mostrando una servilleta bordada por ella misma con el nombre de él y la fecha que desapareció: “Roberto Hernández Siempre, desaparecido el día 23 de mayo del 2007”, se lee en la inscripción y en la parte inferior de la servilleta pegó la fotografía de Roberto con gorra y camisola de policía.
María Cristina vino de Acapulco y contó que Roberto desapareció en la colonia 20 de noviembre de esa ciudad cuando salió de su trabajo, donde se desempeñaba como comandante de la Policía municipal.
“Saliendo de trabajar le avisó a su compañera que ya había salido y que iba a su casa con otro compañero. Estaban en la parada (del servicio de transporte) de la colonia 20 de noviembre y de ahí desapareció”.
A 16 años de la ausencia de su hijo, cree que todavía lo va a encontrar, “eso espero, por eso le pido a las autoridades que me apoyen, pero de hecho, desde que desapareció nunca me dieron el apoyo, no vi nada de seguimiento”, reprochó.
Hablando trabajosamente por la agitación que le provocaba la caminata, denunció que desde cuando levantó el acta, “yo sola lo he buscado” y recordó que, entonces, estaba como presidente municipal Félix Salgado Macedonio, a quien fue a buscar y le pidió ayuda pero se negó.