EL-SUR

Sábado 14 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

Desencuentro tuitero

Juan García Costilla

Septiembre 28, 2016

“A Héctor Astudillo difícilmente le vas a escuchar una declaración desafortunada, fuera de lugar, ofensiva, imprudente o errática”, comenté con una entrañable señora la mañana del sábado pasado, a propósito de no recuerdo bien qué (algo nada raro, pues los guerrerenses casi siempre estamos hablando de política). “Ésa es una de sus principales fortalezas como político”, concluí con cara de politólogo consumado.
Irónicamente, media hora después alguien me envió vía Whatsapp el tuit que el gobernador Héctor Astudillo había escrito poco antes de las 6 de la tarde, dirigido al senador Armando Ríos Piter: “Violencia que generaron amigos tuyos, como Abarca. Ya se te olvidó. Cobarde”.
Estupefacto me quedé al leerlo, y apenas atiné a susurrar un poco elegante “órale”, para luego enmudecer dos o tres minutos tratando sin éxito de entender y procesar el mensaje.
“¿Cómo crees? ¿Te cai?”, le pregunté por fin. “Me cai”, respondió tan lacónico como seguro. “¿Pero por qué la innecesaria rudeza?”, repregunté en seguida, incrédulo por costumbre a los mensajes apócrifos y atribuciones erróneas o maliciosas de la redes sociales. “¿Pos qué le dijo Ríos Piter?”, supliqué por mayor contexto y antecedentes.
Presto, mi interlocutor explicó que el gobernador había respondido un tuit del senador: “¿Con mil 797 homicidios dolosos en lo que va del gobierno de Héctor Astudillo el PRI recuperó a Guerrero?”.
De inmediato, compartió completo el tuitero desencuentro.
“Cobarde es quien como gobernador permite que la actividad criminal continúe, y no hace nada al respecto”, devolvió el golpe el senador, y retó: “Haz una audiencia pública en Guerrero para que expliques cuáles son las estrategias? Por qué van 1,797 muertos? Ponle fecha”.
Luego luego, sin bajar guardia ni intensidad, el gobernador sostuvo su dicho: “Te reitero lo que pienso y dije de ti. Estoy a tus órdenes en Guerrero”. Y eso fue todo, como si faltara nada.
“¡Chale!”, farfullé quedo y sin aliento. Completa la historia, intenté de nuevo entenderla y procesarla, pero mi gandalla memoria recordó mi comentario previo con la entrañable señora del principio. “¿No que muy sereno el gobernador?”, la imaginé diciéndome socarrona y sarcástica.
Neta, me sentí como uno de esos cronistas futboleros desacreditados públicamente por el penal fallado de un delantero, a quien segundos antes elogiaban profusamente por sus capacidades goleadoras.
Obviamente, pronto me distrajeron las reacciones febriles de los aliados respectivos de Héctor Astudillo y de Ríos Piter. Como siempre, todos me parecieron más papistas que los papas en cuestión, y por supuesto más beligerantes y ofensivos, pero parecieron muchos más a favor del gobernador y muchos menos del senador.
Aunque sinceramente, declarar ganadores o vencidos me pareció lo de menos. De uno u otro lado, la victoria no justificaba ni merecía celebraciones; al contrario, de uno u otro lado, la victoria era una derrota cívica.
Para empezar, porque a los guerrerenses nos sobran agravios recíprocos y motivos de conflicto, porque nos urgen reconciliaciones, unidad, coincidencias, encuentros, acuerdos y soluciones. Para seguirle, porque a nadie sirve ni debe alegrar que el conductor principal de los destinos guerrerenses se pelee con uno de los tres senadores del estado.
Y personalmente, porque si algo me gusta del gobernador Astudillo es su tolerancia, voluntad de diálogo, prudencia, serenidad e inteligencia política. Porque leerlo así no encaja con la percepción que tengo y muchos tienen de él, no corresponde ni coincide con su compromiso de campaña y el mandato de los electores. Y también, por qué no decirlo, porque tampoco coincide ni corresponde con el discurso y el estilo del senador Ríos Piter. Por mucho, ambos son los líderes más presentables y dignos de sus respectivos partidos en el estado.
Sin embargo, entiendo las razones de la rudeza innecesaria del gobernador. “Gobernar Guerrero es montar un corcel salvaje, sin bridas y sin estribo”, tuiteó el domingo el secretario general de Gobierno, Florencio Salazar Adame, parafraseando al poeta García Lorca, como para justificar el exabrupto de Héctor Astudillo.
Nadie en los zapatos del gobernador de Guerrero estaría en su zona de confort. “Cerca de la gente ha fortalecido la gobernabilidad”, destacó Florencio Salazar en su tuit del domingo, y sólo los muy mezquinos pueden discrepar, o regatear el esfuerzo y empeño evidentes en el trabajo de Héctor Astudillo como gobernador.
La violencia criminal es un reto enorme para él, y para todos sin excepción, imposible de superar con divisiones, interpretando a conveniencia cifras de víctimas, justificando lo injustificable, y negando lo innegable.
“¿Por qué no dijo ni hizo nada para denunciar y detener el narco ayuntamiento de José Luis Abarca?”, muchos preguntaron retóricos al senador Ríos Piter tras el desencuentro con el gobernador. “Vino muy poco al estado cuando azotó el huracán Manuel, casi no lo vimos ni oímos cuando desaparecieron los normalistas de Ayotzinapa”, le reprocharon con resentimiento añejado.
Pero sin duda, la pregunta más incómoda para el senador fue: “¿Por qué tanto interés ahora en Guerrero, justo en la víspera de la elección del jefe de gobierno de la Ciudad de México?”.
Para ellos y no pocos más, el propio Ríos Piter se encargó de responder sin responder, con el tuiter que compartió este 26 de septiembre: “Con @ManceraMiguelMX para revisar tema de recursos para la #CDMX en próxima discusión del paquete económico 2017”.
Por eso, un tuitero guerrerense le reclamó que “desde el Senado debes sumar al gobierno de @HectorAstudillo”, recordándole que “ganó por la voluntad del pueblo”.
Confío en que ambos, el gobernador y el senador, tendrán estatura, inteligencia y capacidad suficientes para reparar los daños, y entender que nuestros problemas están por encima de diferencias personales.

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