EL-SUR

Sábado 07 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

Acapulco cinematográfico III Simbad el mareado

Anituy Rebolledo Ayerdi

Junio 20, 2024

Acapulco, la capital
mundial del paisaje

“Paz natural para calmar los nervios, esos nervios motivo de todas nuestras desgracias. Paz que no se compra a ningún precio a menos que usted quiera mandar para quedar bien con su detalle. ¡Acapulco!, paz quietud, descanso natural. Rehabilitación del espíritu. Motivo principal de la afluencia del turismo de todas partes del mundo. ¡Acapulco!, cordialidad, amabilidad envuelta en tacos de palmeras y tantas cosas. ¡Acapulco!, donde la tranquilidad hace que se calmen toda clase de nervios. Esos nervios que hacen fracasar a los de mente débil, esos nervios tan fáciles de controlar si tan solo fuéramos como ¡Acapulco!: naturales, sin rencores, sin mañas que perjudiquen la paz natural tan desnuda por todos…”.

Hotel de Verano

Argumentos exaltados al iniciarse la filmación de Simbad el mareado, oficialmente la primera película de Germán Valdés, Tin Tan, en Acapulco. En realidad era la segunda pues en 1943 ya había tenido una primera oportunidad en Hotel de Verano, dirigida por René Cardona, con los actores Ramón Armengol, Janice Logan y Eugenio Herrera.
El escenario de la cinta fue el hotel Las Hamacas, frente a Hornos, con medio centenar de hamacas colgantes todas ocupadas por hermosas mujeres. Arrulladas todas ellas por la voz del tenor Ramón Armengol, “el chansioner de moda”, interpretando el tema homónimo de Hotel de Verano. Armengol, por cierto, encontrará la muerte a su regreso a la Ciudad de México, cuando choque su auto cerca de Chilpancingo. El parte médico hablará de un infarto.
El personaje de Tin Tan era el de un pachuco apochado que le había dado gran celebridad en el norte del país. En esta cinta ya lo acompaña Marcelo Chávez, su futuro e imprescindible “carnal Marcelo”. El breve sketch se cierra con la interpretación de la canción jocosa titulada Guatatitataritatao.

Simbad, el mareado, 1950

Se trata de una de esas tropicalizaciones de clásicos literarios que tanto gustaban a Tin Tan (Robinson Crusoe, la otra), en la que el lanchero teme al agua y no sólo del mar. Un buscador de tesoros ajenos al piolet y a las serranías y sí muy cercano a las gringas millonarias. En una de tantas búsquedas acepta conducir una lancha para llevar a una turista a La Roqueta, y cuando apenas se instala sobrerevienen los mareos que lo hacen pasar de la realidad a la ensoñación intensa.
La gringa de la lancha casi le monta para lamentarse de que no sabe qué hacer con 20 millones heredados e inmediatamente él resuelve el conflicto:
–10 millones para mí, 7 millones para ti, un millón para tus vestidos, un millón para la desnutrición infantil y un millón para gastos generales.
En este momento despierta su sueño recurrente y le pide a su acompañante para el pasaje y ella se lo da conmovida por su gesto hacia los niños. Por cierto es Pipo Diego quien le entrega la lancha en Caleta.
Será a partir de entonces cuando Tin Tan empiece a conocer la ciudad que más tarde será suya. Con una sola persecución, él adelante del policía, recorrerá el Malecón, la playa, el Zócalo, la calle Progreso, el Pozo de la Nación, la Catedral, La Quebrada y más.

Reparto:

Un reparto muy breve acompaña esta vez al comediante, lo integran Thelma Farriño, Jacqueline Evans, Lupe Llaca, Vitola, Tun Tun y Wolf Rubinski.
Thelma Farriño, hermosa norteña cantante de ópera, tiene en esta la cinta su primera experiencia cinematográfica y será la última. Ello en razón, se dijo, de haberse sentido agredida y humillada durante la “novatada” que le hicieron actores y técnicos. La habrían bañado de pegamento industrial para luego cubrirla con plumas. Argumento que ella no negará aunque dirá que dejaba el cine para viajar a Berlín, donde perfeccionaría su voz operística.

Tin Tan y Acapulco

Además de Simbad El mareado, Tin Tan filmó en Acapulco El cofre del pirata (1958), El tesoro del rey Salomón (1962), Tintanson Crusoe (1964), Caín, Abel y el otro ((1970), Acapulco 12 22 (1971) y Capitán Mantarraya, dirigida por él mismo. No todas serán filmadas totalmente como la primera, pero todas mostrarán las bellezas del puerto.

¿Por qué Tin Tan?

Curiosamente, el apodo de Tin Tan no se originó en Mexico, sino en Sudamérica. Ello gracias a Edmundo Jijón Serrano, conocido como Paco Miller, un ventrílocuo de Ecuador que ganó fama en nuestro país con su muñeco Don Roque.
En sus inicio Miller compartió escenario con Juan Muñoz Leyva, un chileno que tenía un acto de monólogos. En una ocasión, invitados a un programa de radio en Perú, el locutor presentaba a Muñoz Leyva con dos campanadas, tin tan. En México, Miller contrata a Germán Valdés, popular como Topillo Tapas, un pachuco agringado, nombre que le quita para bautizarlo como Tin Tan.

Sus canciones

Suma casi medio centenar el número de canciones interpretadas por Germán Valdés Tin Tan, en mayor número de carácter festivo como La Burrita, Hijo de su, La bruja, Bandoleón, etc., etc. Hay, sin embargo, temas que en la voz del cómico alcanzaron interpretaciones sublimes. Baste citar unas cuantas: Bonita, Contigo, Soy feliz, La gloria eres tu, Piel canela, Un poco más y El reloj.

Su estatua

La estatua de Tin Tan en la avenida Costera no es la única, pues las hay en la Ciudad de México y en Ciudad Juárez. En esta el personaje está sentado en una fuente circular.

Filmoteca

El comediante que presumía su acapulqueñismo filmó más de un centenar de película. Ente ellas: El Capitán Mantarraya, Noche de muerte, El fantasma de la opereta, El pandillero, Tin Tan y las modelos, La tijera de oro, Vagabundo y millonario, El cofre del pirata, Vivir del cuento, Una estrella y dos estrellados, Caín , Abel y el otro, Los fantasmas burlones, Loco por ellas, Detectives y ladrones, Especialista en chamacas.

Su muerte

Germán Valdés murió en la Ciudad de México el 29 de junio de 1973, a los 57 años de edad, víctima de un coma hepático derivado de un cáncer de páncreas. Fue sepultado en la sección de actores del Panteón Jardín capitalino.

Así era mi papá

“Al inicio de la película Simbad El Mareado, se puede apreciar una vista panorámica de la bahía de Acapulco y observase la belleza inigualable de su mar. De ahí la película nos va llevando en lancha rápida hasta las playas de Caleta y Caletilla, donde vemos a Tin Tan recostado en un roca pescando con la cuerda anudada al dedo gordo del pie derecho. Tan solo con esos escenarios podemos darnos cuenta de lo hermoso que era el Acapulco de Tin Tan”.
“El Acapulco de mi papá era padrísimo y yo lo extraño mucho pues desde México íbamos en Cadillac convertible, muy amplio y cuando cerraba nos poníamos a cantar. Platicábamos y escuchábamos a Los Beatles.
Cuando llegábamos a casa, mi hermano y yo corríamos a ponernos los trajes de baño y meternos en la alberca. Nadábamos todo el día y cuando llegaba la tarde mi papá nos llevaba a Puerto Marqués a comer gorditas, pescado y camarón y continuábamos nadando en la playa hasta la noche”.
“Mi papá amaba a Acapulco porque ahí era donde podía descansar, ahí tenía su huerto, su yate, sus lanchas y era el lugar donde podía navegar. Cada año partíamos a los torneos internacionales de pesca en las competencias de veleros convivíamos con amigos acapulqueños, los lancheros, y desde luego con los marineros que atendían el Tintavento. La gente lo quería mucho porque les echaba la mano cuando tenían problemas”.
Por otro lado también existe el Acapulco del glamour ya para los 60 Acapulco se convirtió en el lugar más visitado por las celebridades del mundo, infinidad de artistas, millonarios e invitados especiales llegaban a las Reseñas de Cine, en las que se entregaban premios a lo mejor del cine mundial. Papá fue invitado permanente y sólo asistió a dos”.
El Acapulco de Tin Tan fue diferente, mucho más ‘glamoroso’. Me tocó vivir con él la emoción de su yate que se usó para la filmación de su película Tintanson Crusoe, vi como disfrutó al echarse sus jaiboles y de reír con toda la familia durante la filmación de El Capitán Mantarraya. Mi papá siempre tuvo tiempo para mí, para llevarme en la lancha y ofrecerme las almejas vivas a las que sólo ponía limoncito. Ese fue el verdadero Acapulco”. (Rosalía Valdés, diciembre 13 de 2021).