EL-SUR

Miércoles 24 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión  

Al acecho

  Hace un año, las calles de Madrid se cimbraban por las bombas del odio y la sin razón. La locura extremista chocaba con los sueños de grandeza de Aznar y daba como resultado un atentado terrorista en donde como siempre, las víctimas fueron cientos de personas inocentes. Aznar me recuerda a cierto gobernante que … Continúa leyendo Al acecho

Marzo 11, 2005

 

Hace un año, las calles de Madrid se cimbraban por las bombas del odio y la sin razón. La locura extremista chocaba con los sueños de grandeza de Aznar y daba como resultado un atentado terrorista en donde como siempre, las víctimas fueron cientos de personas inocentes.

Aznar me recuerda a cierto gobernante que se presume gran estadista y defensor a ultranza de la ley y utiliza argumentos de barandilla para evitar su responsabilidad política. Con estos silogismos Aznar evitó durante los ocho años de su gobierno, intentar siquiera la vía de la negociación con ETA. El presidente de gobierno decía que con los que violan la ley nada. Cuando George W. Bush arribó al poder, fue cuestión de tiempo para que dos personas de visión estrecha y sueños de gloria, se identificaran plenamente y se hicieran grandes amigos. Claro, amigos al estilo gringo, esto es, de lejecitos, y yo mando. Recuerdo con regocijo la primera visita de Bush a España donde nos obsequió con una de sus múltiples perlas verbales y dijo que estaba muy contento de estar con su amigo “ansar”.

Las bombas de la sinrazón le estallaron en las manos al intransigente. Las elecciones del 14 de marzo se llevaron a cabo en medio de un ambiente de indignación popular ante el burdo intento de la derecha de manipular la información acerca de los autores de los atentados. Al hombre del bigote se le cayó estrepitosamente el sueño de convertirse en presidente de la Comunidad Europea y líder moral de la derecha.

En México, el presidente Fox a través del comandante Aguilar, utiliza la misma línea argumental para tener al jefe de gobierno al borde de la cárcel por el tremendo delito de desacato, al intentar construir un camino, o más exactamente, por no detener el inicio de la construcción de un camino.

El martes el presidente concede una entrevista a Joaquín López Dóriga y a las primeras de cambio se lanza sobre la yugular de Andrés Manuel. A la mañana siguiente, Andrés Manuel responde al ataque y unas horas más tarde, el presidente a través de su avieso agorero, se convierte no sólo en jefe del Estado y del gobierno, sino en vocero máximo y conciencia de la sociedad, y nos da lecciones de cómo ganar votos: “No es tensionando el clima político como se ganan adeptos; se ganan respetando a las instituciones y cumpliendo con el deber. Hoy es preciso ver más allá de los horizontes inmediatos”. Es sorprendente que los estrategas de Los Pinos mantengan la línea de atacar a mansalva al jefe de gobierno. La obsesión por detener las legítimas aspiraciones de Andrés Manuel, acabarán convirtiéndose en el Waterloo del foxismo. Es absurdo que el presidente sea más católico que el Papa y que exponga su capital político, y peor aún, el prestigio de la institución presidencial, haciéndole el trabajo sucio a Madrazo, éste sí, enemigo natural de Andrés Manuel.

Pero no nos llamemos a engaño. La derecha es la derecha y en estos momentos su única tarea, digamos, su misión (para utilizar su propia terminología religiosa y empresarial), es detener a toda costa al Peje. En la búsqueda de este objetivo pactarán, de ser preciso, con el mismísimo diablo. La elección de Manuel Espino y el ingreso de la señora Sahagún a la Comisión Política Permanente del CEN panista, son señales claras de la nueva formación de guerra. Lo que son las cosas, los otrora Bárbaros del Norte han sido rebasados por la diestra y los que apenas ayer eran llamados neo panistas, hoy resultan ser los doctrinarios.

Si el presidente Fox no comprende que su obligación hoy, hoy, hoy, es con las y los mexicanos, acabará enredado y paralizado por las líneas de pesca que él mismo ha tendido para intentar capturar al habilidoso y escurridizo pececillo tabasqueño. Vicente Fox es presidente de la República y no jefe del PAN y, menos aún, coordinador de campaña de Creel, el hombrecito de Bucareli que ni se acongoja, ni se despeina y ni la corbata se le arruga, mientras que Fox permuta su paso a la historia, de Primer Presidente de la Democracia, por Primer Déspota Sin Ilustración de la era en que los votos se cuentan con transparencia. Porque en esto hay que ser absolutamente claros. No podemos hablar de democracia cuando en Guerrero acabamos de salir de un proceso electoral plagado de irregularidades, guerra sucia y gastos excesivos por parte del PRI. Las viejas prácticas no han sido superadas por completo. El hecho de que ya no exista fraude el día de los comicios, no quiere decir que las cosas sean limpias y equitativas.

La sin razón, la falta de diálogo político y la utilización de la ley como fuete contra los adversarios políticos, siempre darán como resultado el clima propicio para la aparición de demonios que rondan sueltos.

El presidente Fox por un lado y Andrés Manuel por el otro, deben reflexionar. El único beneficiario del encono político actual es el antiguo régimen que se niega a morir y espera agazapado a que los actuales líderes, novatos en las tareas de gobierno, cometan errores para capitalizarlos.

En los primeros años de la transición española, se utilizaba cualquier error de los gobiernos democráticos para intentar vender la idea de que democracia implicaba anarquía, mano blanda y poco carácter. Afortunadamente, los actores principales supieron distinguir a tiempo al verdadero enemigo del avance democrático, que en el caso de México no es otro que el PRI de Roberto Madrazo quien desde su cuartel en Insurgentes permanece al acecho, lamiéndose las fauces, mientras asiste como simple espectador al intercambio de obuses entre Los Pinos y la jefatura de gobierno.

 

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