Arturo Martinez Nateras
Abril 28, 2005
En Acapulco sufrimos el fracaso total del vacío de autoridad y de la quiebra de un modelo de gestión pública municipal.
El miércoles 27 de abril salí de mi domicilio en la torre Cronos a las 8:45 de la mañana y llegué a la oficina en la Condesa a las 10:45. Dos horas compartí el embotellamiento de hoy, en la Escénica. Zeferino no me dejará mentir, pues él también fue víctima de la misma falta de previsión y del inmediatismo, de la carencia de alternativas de tránsito que hacen crisis y están al borde de colocar a Acapulco como una ciudad y destino inviable por la falta de vialidades, por la carencia de inversión en proyectos estratégicos de desarrollo.
¿Qué pasó? Un accidente a la altura del inútil, mal planeado, peor hecho, altamente peligroso y costoso paso elevado para la Loyola.
La colisión entre cuatro vehículos es producto de la irresponsabilidad compartida y uno de los ya frecuentes accidentes en ese lugar por los defectos del proyecto y de su ejecución, que lo convierten en una pista de alto riesgo todo terreno.
De paso pregunto: ¿estarán investigando las inversiones de los excedentes petroleros por casi un mil millones de pesos? o ¿la fragancia de rosas por la denominada transición (transacción del poder) se convertirá en complicidad? Me gustaría conocer un simple dato de las obras: los precios unitarios a los cuales se pagaron y las empresas ejecutoras. Con ellos la sociedad tendrá los elementos suficientes para formarse un juicio atinado.
La falta absoluta de coordinación entre la autoridad estatal y la municipal empeoró las cosas, pues el agente del Ministerio Público que debía levantar el acta simplemente no llegaba.
La desesperación de conductores y de los pasajeros del sistema de transporte creó un molesto estado de ánimo. Nadie sabía a ciencia cierta qué estaba pasando. El gobierno municipal es muy bueno para la ostentación propagandística y totalmente pésimo para comunicarse con la sociedad, para informar y conducir, para solucionar situaciones de emergencia.
El tránsito de Puerto Marqués rumbo al Centro quedó paralizado y algo avanzaban quienes se dirigían en sentido inverso ¿Por qué? Por la única y sencilla razón de que Zeferino debía llegar al aeropuerto para salir a Taxco.
¿Éste es el nuevo modo de hacer política? Me temo que avanzamos a grandes pasos hacia una nueva decepción, una desilusión y otro desencanto por el fracaso de pretender anular la inevitable participación social y ciudadana por miedo a la organización de la gente, y por la pretensión de vendernos los compromisos de cambio como repeticiones grotescas de formas y métodos ya fracasados.
Dia con día, Acapulco sufre por diferentes problemas que nos hacen la vida pesada a los ciudadanos.
El caos empeora, la corrupción campea y deteriora la imagen de una administración que termina su gestión incumpliendo.
Acapulco sufre por la cadena larga y tortuosa de compromisos incumplidos.
El caos y los atascos son monumentales signos del fracaso de una modelo de gestión pública municipal.