EL-SUR

Sábado 07 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

Autonomía zapatista

Tryno Maldonado

Diciembre 05, 2023

En las recientes semanas ha aparecido una serie de comunicados con motivo de la celebración de los primeros 40 años de existencia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y casi treinta de su alzamiento. En ellos, la comandancia da a conocer la nueva composición de su estructura organizativa, es decir: las nuevas formas que ha adquirido su autonomía luego de décadas de procesos asamblearios entre sus bases.
Los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas (Marez) y las Juntas de Buen Gobierno, como afirma el EZLN, “no fueron todo mal. Hay que recordar cómo llegamos a ellos y a ellas. Para los pueblos zapatistas fueron como una escuela de alfabetización política. Una auto alfabetización”.
Los Marez fueron territorios bajo control de las bases de apoyo zapatistas y declarados en autonomía en diciembre de 1994 hasta el pasado 5 de noviembre de 2023. Y fueron, en efecto, hasta este mes un gran laboratorio en la práctica de procesos autonómicos en todos los aspectos de la vida. Estos procesos se volvieron modélicos para organizaciones de todos los continentes. El EZLN como estructura militar acordó desde hace décadas no mantener una participación en dichos espacios de auto gobierno, pues en sus principios básicos inscritos en el Mandar Obedeciendo no está la toma del poder: ningún mando o miembro del Comité Clandestino Revolucionario Indígena pudo ocupar cargos de autoridad o gobierno en estos espacios. Lo mismo para las Juntas de Buen Gobierno.
Los “caracoles” zapatistas, por su parte, eran hasta este año las regiones organizativas de las comunidades autónomas zapatistas. Fueron creados en 2003 como reemplazo de la forma precedente de organización, llamados los “aguascalientes”. Los caracoles, como se sabe, cubrieron también la necesidad de desdoblar la relación entre las comunidades zapatistas, de las comunidades con el EZLN y de las propias comunidades autónomas con el mundo exterior. Las Juntas de Buen Gobierno (JBG) se solían conformar con representantes de los Marez de las comunidades que formaban parte de cada caracol; sus miembros eran rotativos y reemplazables en todo momento.
“La mayoría no sabíamos leer, ni escribir, ni hablar español. Además, hablamos distintas lenguas. Eso fue bueno, porque entonces nuestra idea y nuestra práctica no vino de fuera, sino que tuvimos que buscar en nuestras cabezas, en nuestra historia como indígenas, en nuestro modo pues. Nunca habíamos tenido la oportunidad de gobernarnos. Siempre fuimos gobernados. (…) La situación en la que estábamos pues era de muerte y desesperación. Nos cerraron todo. No había ni puertas, ni ventanas, ni rendijas. Como que querían que muriéramos ahogados. Entonces pues, como quien dice, tuvimos que abrir una grieta en ese muro que nos encerraba y nos condenaba. Como si todo fuera oscuridad y con nuestra sangre prendiéramos una lucecita. Eso fue el alzamiento zapatista, una lucecita en la noche más oscura”.
“Y lo más importante que aprendimos en los Marez es que la autonomía no es de teoría, de escribir libros y hacer discursos. Es de hacer. Y lo tenemos que hacer nosotros como pueblos, y no esperar que alguien viene a hacerlo por nosotros. Todo eso es, digamos que lo bueno de Marez: una escuela de autonomía práctica”.
En palabras del subcomandante insurgente Moisés, “la vocación zapatista, si alguien nos apura a una definición lacónica, es entonces ser buena semilla”.
“Lo que queremos es heredar vida. Lo que hagan con ella otras generaciones será su decisión y, sobre todo, su responsabilidad. Así como nosotros heredamos vida de nuestros ancestros, tomamos lo que consideramos valioso y nos asignamos una tarea. Y, claro, nos hacemos responsables de la decisión que tomamos, de lo que hacemos para cumplir esa tarea, y de las consecuencias de nuestras acciones y omisiones.
“No pretendemos heredar leyes, manuales, cosmovisiones, catecismos, reglas, rutas, destinos, pasos, compañías que, si se ve con detenimiento, es a lo que aspiran casi todas las propuestas políticas.
“Nuestra pretensión es más sencilla y terriblemente más difícil: heredar vida”.