El próximo domingo los brasileños irán a las urnas para decidir qué futuro quieren para su país. Es decir, si quieren que la democracia continúe, después de poco más de cuarenta años, o si el régimen cada vez más autoritario del actual presidente de extrema derecha, Jair Bolsonaro, se perpetuará en el poder. En el Brasil de 2022, no hay espacio para dudas. Y es que conforme nos acercamos a la fecha fatídica, las diferencias entre los dos proyectos son cada vez más evidentes.
En aras de mantenerse en el poder, Jair Bolsonaro ha multiplicado las bombas fiscales y los beneficios sociales de corto plazo. Además de ello, su equipo de campaña ha construido toda una infraestructura de informaciones falsas, diseminadas por las redes sociales, con las cuales intentará minar la candidatura de su rival de centro-izquierda durante los últimos días de la campaña. Sin embargo, el desastre de su gobierno, el rechazo a su persona y a sus ideales de extrema derecha contribuyen a alejar a los electores que continúan estando indecisos –que cada vez son menos.
En este sentido, la candidatura del ex presidente Lula ha logrado aglutinar a un frente amplio en favor de la democracia brasileña, que va de la izquierda radical al centro-derecha. El símbolo de este acuerdo político inédito fue el nombramiento como candidato a vicepresidente del ex gobernador del Estado de Sao Paulo –y antiguo rival de Lula– Geraldo Alckmin. Pero este movimiento se ha ido ampliando desde el final de la primera vuelta. Para darle coherencia a este gesto democrático, la campaña de Lula organizó un evento en el Teatro Tuca, en la PUC (Pontificia Universidad Católica) de Sao Paulo, el pasado lunes. En este acto, Lula afirmó frente a la presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann, que si es electo, su administración no será un gobierno del PT, sino que será un gobierno del pueblo brasileño. En una demostración de la amplitud de su visión, mencionó los nombres de personas que formaron parte de su gobierno a pesar de no hacer parte del PT, como el banquero Henrique Meirelles, el empresario Luiz Fernando Furlan, el ejecutivo Miguel Jorge y el jurista Marcio Thomaz Bastos. Entre las personas que participaron en el acto de la PUC, se encontraban el economista Persio Arida, uno de los padres de la escuela económica del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), el ex ministro de Hacienda y ex presidente del Banco Central Henrique Meirelles, el ex ministro de la justicia José Gregori (durante el gobierno de Fernando Henrique Cardoso), la ex senadora Marta Suplicy y la socióloga Neca Setubal, heredera del banco Itaú.
Según las encuestas, esta estrategia está dando resultados. Los resultados del último sondeo publicado por el instituto IPEC, dan a Lula el 50 por ciento de intención de voto contra 43 por ciento del presidente Jair Bolsonaro. El resultado es el mismo que la encuesta anterior, realizada hace una semana, con un margen de error de más o menos dos puntos porcentuales. Los que pretenden votar en blanco o anular su voto el próximo domingo son 5 por ciento, mientras que los indecisos se ubican en 2 por ciento. Si tomamos el resultado en términos de votos válidos –que excluye blancos y nulos y es utilizado por el Tribunal Superior Electoral (TSE) para totalizar los resultados electorales–, el resultado también se mantiene estable. El ex presidente tiene el 54 por ciento, y su opositor, el 46 por ciento. Lo mismo sucedió en la encuesta espontánea (en la que no se leen los nombres de los dos al entrevistado): PT aparece con el mismo 48 por ciento y Bolsonaro, con el mismo 42 por ciento. Los votos en blanco y nulos suman un 5 por ciento, mientras que 4 por ciento de los electores declaran no saber por quién votarán el domingo. Los encuestados que dicen estar seguros de su elección corresponden al 93 por ciento, y los que todavía pueden cambiar de candidato, son 7 por ciento. De manera que es poco probable que estos números cambien de aquí al domingo –si las encuestas no se equivocan esta vez. Esperemos que así sea, y que la democracia brasileña sea preservada de las garras de la extrema derecha.

* Director Ejecutivo del Observa-torio Político de América Latina y del Caribe (OPALC), con sede en París.

Twitter: @Gaspard_Estrada