EL-SUR

Sábado 07 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

Buenos augurios

Abelardo Martín M.

Enero 23, 2024

En el muy complejo mundo de nuestros días los problemas más relevantes que amenazan al ser humano son la depredación de los recursos naturales y la destrucción del medio ambiente que se manifiestan en el llamado “cambio climático”; otro es la profunda desigualdad entre los países pobres y ricos y a nivel nacional entre las clases privilegiadas y los pobres que son inmensa mayoría; otro es el reacomodo de las alianzas entre países y los conflictos bélicos que enfrentan a distintos países en diversas zonas del planeta, y cuyo rasgo o coincidencia es que son reflejo también del reacomodo de los liderazgos, simplificados en el ascenso de China y la India frente a la caída del imperio estadunidense. Todos estos problemas se sintetizan o encuentran su mejor manifestación en los flujos migratorios en todo el mundo. Existe el consenso de que esta época es de las más complicadas de la historia de la humanidad, como consecuencia de las comunicaciones que permiten no sólo informarse, sino auténticamente compartir y vivir todo lo que se vive, bueno y malo, en cualquier región del mundo de manera instantánea y presencial, o sea “en vivo y a todo color”.
Hoy se tienen noticias inmediatas de las tragedias que ocurren a los emigrantes de África que exponen su vida para llegar a cualquier país de Europa, así como también los esfuerzos de millones de personas que intentan llegar, procedentes de todas las regiones pobres del mundo, a los países más avanzados en los cinco continentes. Las estadísticas de las muertes de personas en su intento por mejorar sus condiciones de vida al cambiar de país son insuficientes, a pesar de los avances en la comunicación. Inclusive por el control de la información se tienen pocos datos de los fenómenos migratorios en Asia.
En América, la migración hacia México, los Estados Unidos y Canadá se ha complicado cada vez más. México al ser un país “de tránsito” para los migrantes que pretenden llegar a Estados Unidos, se ha convertido en un país “de destino”, con toda la problemática económica, social y política que conlleva.
Este fenómeno ha obligado a que los gobiernos de ambos países, que comparten una de las fronteras más largas, interdependientes y complicadas del mundo, a revisar con otra óptica la problemática migratoria, ya que ahora no son sólo mexicanos quienes pretenden cruzar la frontera, sino las corrientes migratorias en su mayoría están integradas por personas de distinta procedencia, tanto de Centro como de Sudamérica, África y Asia.
Sin embargo, a diferencia del cierre del año pasado, en que la relación entre México y Estados Unidos pareció crecer en rispidez con motivo del crecimiento y descontrol de las corrientes migratorias, en las primeras semanas de enero el trabajo conjunto de ambos gobiernos ha generado una mejor expectativa y un ambiente más relajado en la región.
Tanto así que tras la más reciente conversación de la canciller mexicana, Alicia Bárcena, con el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, el portavoz de este último afirmó en un comunicado oficial el pasado fin de semana: “Nuestros esfuerzos coordinados con México están demostrando resultados positivos en nuestra frontera compartida”.
Han cambiado cosas. En diciembre pasado amenazaba la marcha de una gran caravana de migrantes que, desde América Central, habían cruzado la frontera mexicana y pretendían llegar hasta el límite con Estados Unidos. La intervención de las autoridades logró disuadir a los migrantes y persuadirlos de continuar su lucha con otros procedimientos. El presidente Joe Biden se ha referido a su confianza de que en el Senado norteamericano se llegue en los próximos días a un acuerdo que permita distender la frontera entre las dos naciones.
Otros elementos muestran también mejoría en rubros no directamente relacionados entre sí, pero que forman parte del mosaico de nuestra realidad. La reciente Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana indica que entre la población de las ciudades mexicanas, un 51.1 por ciento se siente insegura, lo cual podría parecer muy alto; sin embargo, al compararlo con el tramo transcurrido del sexenio, hace cinco años se ubicaba en 73.7 puntos.
Desde ahí ha bajado paulatinamente casi 25 puntos, con un pequeño repunte entre fines de 2021 a mediados de 2022, para descender nuevamente hasta la cifra actual. Estos datos son relevantes porque se refieren a temas de mucha sensibilidad que normalmente tienen una gran repercusión en los medios de comunicación y generan preocupación en la opinión pública.
En materia económica, en los siguientes días sabremos las cifras finales del desempeño del país durante 2023, pero ya desde ahora se conocen los rangos en los que se han movido, los cuales constituyen buenas noticias. El crecimiento económico seguramente se ubicó por encima de los tres puntos, en tanto la inflación estará por debajo de los cinco. Ha habido además crecimiento del empleo formal y del nivel de ingresos de los trabajadores.
En Guerrero incluso, la tragedia desencadenada por el huracán Otis inutilizó la infraestructura para la prestación de servicios turísticos, pero ésta se ha empezado a recuperar rápidamente, a grado tal que como ya comentamos, la tradicional fiesta de fin de año pudo realizarse esta vez, aunque por supuesto disminuida porque hay daños que tardará mucho tiempo revertir.
Durante enero han reabierto ya más de la mitad de las escuelas en el puerto, y en los próximos meses se han reprogramado muchos de los eventos que normalmente tenían lugar cada año, entre otros el Abierto Mexicano de Tenis y el de Pádel, deporte ahora de moda que tuvo su origen en Acapulco.
Sin embargo, desde los primeros días posteriores al impacto del huracán, y cada vez con más apremio, expertos y medios de comunicación advierten sobre la gran amenaza a la recuperación en marcha, por la actividad del crimen organizado en la zona turística y en todo el estado. Cada semana se reportan ejecuciones, secuestros, extorsiones y situaciones críticas que viven comerciantes, empresarios, prestadores de servicios, hasta comunidades y pueblos de la sierra.
El más reciente ejemplo lo han dado habitantes de decenas de comunidades de San Miguel Totolapan y Tlacotepec, que protestaron frente a un destacamento militar en la zona, pero no para exigir su retiro o denunciar excesos, como es frecuente, sino para demandar seguridad en la zona y que no se les deje a merced del crimen organizado. Ante el abandono por parte de las autoridades estatales, ven en el gobierno federal la única posibilidad de apoyo: “que nos digan si nos van a dar seguridad o ya de plano nos matamos entre todos”, dijo uno de los oradores, reseñado por los medios.
Apenas se ha regularizado el transporte público en Acapulco, suspendido por amenazas de la delincuencia organizada, y empezamos esta semana con la paralización del servicio y la suspensión de clases en Taxco por la violencia criminal.
En alguna medida, esta amenaza se percibe también a nivel nacional, aunque en Guerrero se vive con cercanía e intensidad indeseable. Lo cierto es que los buenos augurios hacia el futuro tienen zonas que hay que atender y resolver, porque el mundo se volvió problemático en lo micro y lo macro y se comparten los problemas, aunque no tanto las soluciones que requieren, sobre todo, esfuerzo local.