EL-SUR

Sábado 07 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

Byu-Chul Han: dormir para vivir

Adán Ramírez Serret

Febrero 17, 2023

Las grandes bañistas, de Paul Cézanne, es una de las obras cumbre del posimpresionismo. Se trata, en efecto, de un grupo de mujeres tomando un baño. El cielo es un fondo azul con puntos blancos y amarillos, debajo de los cuales, unos árboles tropicales crean un arco que cubre a las bañistas desnudas. Ellas crean dos grupos. Unas a la derecha y otras a la izquierda. En medio, a manera de puente, están tres mujeres en cuclillas a quienes las otras observan jalar o mover algo del agua. Sólo una de todas las bañistas mira al artista. Al Paul Cézanne que las contempla. Es la única que se detiene y puede salir de su vida. Cambiar el mundo.
Pienso en esta obra, porque el filósofo Byung-Chul Han (Seúl, Corea del Sur, 1959) la utiliza para explicar su Elogio de la inactividad: Vida contemplativa.
Han reside desde hace muchos años en Alemania y escribe sus obras en el idioma de este país. En el cual, por cierto, han escrito los filósofos más importantes de la modernidad.
Han pertenece a esa estirpe extraña de filósofos como Fernando Savater, Ortega y Gasset o García Morente que trascienden la Academia y las eruditas cofradías amantes de la filosofía y pueden ser leídos. Han, al igual que los anteriores, practica la divulgación del pensamiento, cosa que me parece maravillosa.
¿Qué es practicar la divulgación? Para mí es escribir de manera tan clara y generosa, que pueda ser comprensible para cualquier persona que le guste leer. Es fascinante ver, leer, las ideas de los grandes filósofos puestas en el mundo de las palabras comunes.
Además de compartir, por supuesto, pensamientos profundos que son de vital importancia para nuestros días. Ahora, Han, en este libro en específico, hace un elogio de la necesidad de descansar. De descubrir en la inactividad, la posición revolucionaria de cambiar el mundo.
Han escribe este ensayo a partir de otro de Hannah Arendt sobre la actividad humana como uno de los fundamentos de la civilización, La condición humana. En donde dice que “incluso nuestro vínculo de la naturaleza está determinado solamente por la acción y no por la contemplación absorta… el ser humano actúa sobre la naturaleza sometiéndola por completo a su voluntad”.
Es aquello denominado por los geólogos como Antropoceno: todo lo que el ser humano ha causado en la tierra: basura, sequías, cambios climáticos… Es, agrega, “como si hubiésemos trasladado nuestra propia imprevisibilidad a la naturaleza misma”.
Han, por contra, piensa en la inactividad como el principio de la creación. En nuestro mundo moderno en particular, se nos dice que siempre debemos estar activos, produciendo. Cualquier actividad que no lleve a producir algo, dinero en particular, es inservible. Sin embargo, argumenta Han, en la inactividad se encuentran los factores humanos esenciales. Descansar, por ejemplo.
No hay momento más provechoso a un nivel de salud, que dormir. Los que amamos leer, pensamos de inmediato que la literatura no sirve para nada y que por eso es revolucionaria e imprescindible; incluso, es necesario cierto ocio imprescindible para acercarse a un libro. Pero el filósofo coreano va aún más lejos, pues para él, la inactividad es no hacer nada en lo absoluto.
Mientras leía esto no podía dejar de pensar en Leonardo da Vinci, quien más que dibujar, inventar o charlar, lo que más amaba en el mundo era vagabundear, holgazanear sin rumbo. Tirarse por ahí sin pensar en nada.
La vida contemplativa, nos demuestra este libro, es imprescindible para la salud, para la creatividad, para la originalidad y para lo que se nos antoje. Para ser, así, como queramos, sin hacer nada ni que sirva para nada. Tan solo contemplar la vida como la bañista de Cézanne.
Byung-Chul Han, Elogio de la inactividad. Vida contemplativa, Ciudad de México, Random House, 2023. 140 páginas.