EL-SUR

Jueves 17 de Octubre de 2024

Guerrero, México

Opinión

Con Mario Valdez

Arturo Martínez Núñez

Marzo 04, 2005

 

 

Mario Valdez Lucena es un luchador social y político que vive para la transformación democrática de México y vive de su trabajo. Mario es uno de esos excepcionales casos de políticos de izquierda con vida propia, ideales, anhelos y causas. Mario es ajeno al chambismo, al arribismo y a la sumisión. Nadie podrá señalarlo como trepador ni burócrata de partido. Mario supera con creces a quienes dirigen, han dirigido o aspiran a dirigir al PRD.

Mario forma parte de una familia revolucionaria de zapatistas, cardenistas, agraristas, militantes de izquierda laboriosos y autosuficientes. Su padre, don Guillermo Valdez, en vida, y Memo, el hermano, son socios de la Cooperativa La Pintada desde su fundación. Allá en su casita de Los Planes en la selva de Atoyac, siempre había de todo: queso fresco, leche, maíz, plátanos, frijol, aves de rancho, mezcal, cajeles, toronjas, limones, sidras, de cuando en cuando una carnita de cacería, pan de leña, flores cultivadas por las manos amorosas de doña Paulita su madre y por supuesto, café del bueno y del propio.

Valdez Lucena es miniproductor de café en dos hectáreas, siembra mango y guanábana en la parcela de El Chachalaco. En su lucha por la subsistencia ha sembrado sandía, melón, maíz de riego. Además es profesor de educación primaria con una especialidad en matemáticas. Hoy tiene un sueldito en el INEA. La cantidad que recibió como ayuda compensatoria por la agresión criminal de la que fue objeto, la invirtió íntegra a la lucha. Él no es de los que sacan sino de los que ponen. Es de esos seres que nació en la lucha y para la lucha.

Mario es fundador del PRD, participó en la campaña de 1988 al lado de Cárdenas y fue uno de los factores de las grandes movilizaciones y del caudal de votos a favor del ingeniero.

Perseverante como ninguno, visionario y leal, nunca desmaya, descansa poco; ha vivido siempre digno los altibajos del PRD. Cuando se escriba la historia reciente de la Costa Grande y de las luchas político electorales y sociales de Guerrero su nombre se inscribirá en un capítulo singular. Mario no hace alarde de zeferinista, sin embargo desde el principio y sin titubeos optó por la Z, hizo precampaña y campaña aunque hoy no se ostenta como miembro de la nueva corte política. No en balde el último acto de precampaña, de Zeferino se hizo precisamente en Atoyac que es un verdadero y activo bastión del PRD más limpio. Así como el de Guerrero es el más social y a la izquierda del país. El de Atoyac merece capítulo aparte. Mario se propone transformar al partido en el PRD que merece y necesita Guerrero. Un partido moderno en el gobierno, independiente, un equilibrio con funciones diferenciadas; un partido formador y educador de la que debe de ser la nueva clase política –no la corte sustituta– con planes y agenda propios.

Mario propone un partido económicamente independiente, con una administración honesta, eficiente y transparente; con militantes que paguen sus cuotas, una dirección que aplique las prerrogativas sin desvíos ni malversaciones, auditable y de manos limpias. Mario es ajeno a la posibilidad de encadenar al PRD como partido de Estado o de gobierno.

Mario es un símbolo viviente de la política de exterminio en contra del PRD. El 15 de septiembre de 1996, en El Paraíso, de donde es originario, fue acribillado a tiros con armas largas pues los caciques registraban ya la derrota en las elecciones locales de ese año. Salvó la vida de milagro gracias a su tremendo instinto de conservación y a su amor por la vida y por la lucha. Las cicatrices, la pérdida de la visión total en uno de los ojos y del 50 por ciento en el otro son la peor condena al régimen y una denuncia viva en contra de la impunidad y de los crímenes de Estado. Y a pesar de todo, Mario vive sin rencores, es tan alegre como moderado y valiente. Cualquier otro andaría permanentemente iracundo pero no, él que desborda optimismo.

Mario es un ideomotor anticipado y vanguardista, un zorro político con instintito y sensibilidad por lo nuevo; no es un teórico en el sentido estricto del término, pero sus decisiones han abierto caminos inéditos. Mario y los barbones, anticiparon las resoluciones del Congreso de Oaxtepec, idearon y pusieron en práctica la apertura del PRD a la sociedad a partir de 1992.

Él buscó a mi madre María de la Luz Núñez Ramos, hasta convencerla para que fuera candidata a la alcaldía de Atoyac y apoyó intensamente la candidatura ciudadana de Zeferino en Acapulco y de otros compañeros.

Mario formó parte de la dirección que construyó la revuelta ciudadana costeña. El siempre ha visto por las causas de la izquierda sin ambición de grupo y menos personal. Hasta ahora el único cargo que ha ocupado es el de regidor en el gobierno municipal de 93-96.

Su participación en la resistencia contra Rubén Figueroa Alcocer fue completa y de principio a fin. Intervino en el ayuno masivo en el Zócalo del 6 al 8 de marzo de 1996 cuando todos los demás ya habían abandonado la lucha y el Ayuntamiento de Atoyac cargaba con toda la cruz a cuestas y en solitario.

Mario ha sido candidato en las duras y sin un peso en la bolsa, estuvo a punto de ganar la diputación en el Tercer Distrito Federal en 1994 y en el 2000.

No pertenece a ningún grupo estrecho, a ninguna expresión de las que han controlado al PRD. Es un experimentado luchador y un elemento de la que debe ser la nueva clase política. Los caciques de Atoyac y de la Costa Grande lo aborrecen pues es pionero en el desmantelamiento de un poder que aterrorizaba incluso a los más valientes.

Mario nunca ha sido incondicional de nadie. Su instinto político, honestidad y libertad de criterio; su vocación libertaria y lealtad al pueblo son cualidades propias de una identidad admirable que merece respaldo y confianza.

Cuidado con el menosprecio. Mario es muy superior a las “figuras” a quienes convoca nuestro director general Juan Ángulo. Los que no quisieron competir ya no quisieron y entre los que participan Mario es mejor que los demás y supera la hoja de vida de otras figuras emblemáticas del PRD. Por si fuera poco, su compañero de fórmula como aspirante a la Secretaría General, es una figura inmaculada e intachable como Eloy Cisneros. Y es que las costas son nuestros bastiones políticos.

El núcleo de dirección surgido desde abajo deberá iniciar la formación de una generación de relevo pues el PRD en todo el país está urgido de atraer, formar y ofrecer oportunidades a los jóvenes. El PRD deberá dejar de ser el partido de los cincuentones para convertirse en el partido de la juventud, un partido de caras frescas y concepciones adelantadas, para asegurar la transición y el cambio duradero. Y esta posibilidad la representan este par de adultos mayores. Los demás ni idea.

La campaña por la nueva dirección del PRD apenas inicia y arranca con los vicios de siempre. Sin embargo, no existe ningún método mejor que la competencia electoral democrática y abierta. Lo demás son simulaciones y fantasmas. Justamente las carencias de organización son responsabilidad de la dirección que entrega. Padrón desaseado y obsoleto, desordenado. Un PRD con cerca de 200 mil adherentes, con formación territorial desequilibrada pues la inmensa mayoría se concentran en Acapulco, Teloloapan, Iguala y quizá en Zihuatanejo; un partido en donde casi nadie está al corriente en el pago de sus cuotas; un partido electorero que no sabe hacer elecciones; un partido sin ideología y sin línea política; un partido de tribus en lugar del PRD de ciudadanos que hace falta; un partido ausente de los movimientos sociales; un partido divorciado de la producción y del desarrollo; un partido que no edita, ni publica, ni educa, ni forma, ni cumple a cabalidad con sus funciones constitucionales como organismo de interés público; un partido sin proyecto, sin programa, sin principios, sin planes de desarrollo, un partido premoderno y divorciado de la tecnología. Este es el PRD de quienes lo han gobernado durante sus primeros quince y ya prontos 16 años. ¿Y así los mismos de siempre aspiran a perpetuarse?

Finalmente, las palabras de Zeferino ayer en Tixtla: “[…] me voy a permitir hacer comentarios en relación al PRD […], primero decir, que a mí me parece que el PRD en Guerrero, al igual que el resto de la sociedad, deberá entrar en una transición política, que el PRD hoy ya no es oposición ni será oposición, que será gobierno, y espero que los líderes y liderezas del partido entiendan este compromiso y esta responsabilidad, y espero también que entiendan que el PRD no puede seguir las mismas prácticas tradicionales; ojalá y superemos las cuotas y las corrientes por la unidad y la capacidad; ojalá y sean los perfiles y la capacidad y el talento de los hombres y mujeres y no solamente las presiones de los grupos políticos al interior. Lo digo con madurez y con respeto, vamos a omitir expresarnos del ejercicio del Partido de la Revolución Democrática, pero para que quede claro como ya lo he repetido y para que no haya doble mensaje: yo no tengo candidato a presidir el Partido de la Revolución Democrática. […] Creo que el PRD debe de entender su mayoría de edad y debe de entender que si no cambiamos, el pueblo nos va a cambiar y que si nosotros no nos reformamos y no nos transformamos vamos a ser flor de un solo día […]”.

Mi apoyo, mi solidaridad fraternal y mi voto, son para Mario Valdés Lucena.

 

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