EL-SUR

Sábado 07 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

Convencer

Arturo Martínez Núñez

Febrero 20, 2018

Al cierre de las precampañas presidenciales, el único dato en el que todas las encuestas concuerdan es que el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel López Obrador, encabeza la contienda.
AMLO se encuentra en la víspera de la oportunidad más clara para que por primera vez en la historia de México, una coalición de centro izquierda alcance la Presidencia de la República y el triunfo le sea reconocido.
En el periodo de tregua antes del inicio formal de las campañas que arrancarán a partir del 1 de abril –hay que recordar que la Semana Santa coincidirá con el arranque de las campañas–, López Obrador recorrerá las 32 entidades federativas del país, con dos objetivos: reunirse con la estructura electoral y conversar con empresarios del país.
López Obrador y sus simpatizantes tienen dos tareas fundamentales: la primera, garantizar la movilización y organización de los que ya están seguros de votar por AMLO; y la segunda, convencer a los que no están convencidos y sobre todo a los que claramente tienen una mala opinión acerca de López Obrador.
Ningún político en la historia reciente ha sufrido un embate sistemático y permanente desde al menos 18 años. Es natural que muchas de las mentiras, mitos y engaños, hayan permeado en un porcentaje de la población que no puede ver a Andrés Manuel ni en pintura.
Las elecciones se ganan garantizando a los que piensan como uno y convenciendo a los que no. Imaginemos por un momento que el total de los electores que votarán el 1 de julio, son 20 personas sentadas en una mesa. Con el promedio de las encuestas publicadas hasta hoy, los apoyos se dividen así: 8, votarán por AMLO, 5 lo harán por Anaya, 4 por Meade, 1 por los otros candidatos y 2 no han decidido por quién lo harán. Para que López Obrador garantice el triunfo, tendría que convencer a uno de los que prefieren a otro candidato o a los indecisos.
Por eso una de las tareas mas importantes de aquellos que quieren que López Obrador sea presidente de la República es convencer a una sola persona de que, a pesar de la campaña en su contra, López Obrador no es un peligro para México, ni para los empresarios, ni va a convertirlo en una copia de ningún país caribeño. Sí es, en cambio, un peligro para los corruptos y para los grupos de interés que ven amenazados sus privilegios, contratos y prebendas fuera de la ley.
Los simpatizantes de Andrés Manuel deben de dejar de mirarse al ombligo y hablarle únicamente al espejo y a los otros militantes. Es momento de salir a las calles a convencer a los que no piensan como ellos y persuadir con argumentos a favor del candidato.
Las campañas no se ganan hablando mal de los otros contendientes. Es necesario hablar a favor de nuestros candidatos y sus propuestas. No hay que polarizar las discusiones, enemistarnos con amigos, familiares ni compañeros de trabajo o vecinos. Las campañas las gana el más alegre no el más bravucón. Las campañas deben de ser una fiesta no un viacrucis. Las campañas deben de ser el escenario para el intercambio de ideas y no el ring para intercambiar ataques ni golpearse con sillas. Suficiente violencia hay en las calles como para que añadamos elementos de discordia. Las campañas deben de buscar la unidad y la armonía no la división y el encono.
Hay que tratar de contener la pasión y no llevarla fuera de los límites de la arena política. Lo último que necesita México es que sus dirigentes sean violentos e intolerantes.
Los lideres de opinión, columnistas, editorialistas y profesionales de los medios deben de practicar la mesura. En nada ayudan los intelectuales de uno u otro signo, simulando ser objetivos cuando todos tenemos preferencias, filias y fobias. Sería mucho más sano para la democracia, pronunciarse claramente a favor o en contra de los candidatos que seguir intentando quedar bien con todos todo el tiempo y tratar de ser políticamente correctos.
La gente está lista para recibir las propuestas y argumentos de los candidatos. Aquella coalición que sea capaz de motivar a su ejército, de darle los insumos necesarios, de contener los ataques externos y de mantener la cohesión interna, estará en mejores condiciones de alzarse con la victoria.
Terminaron las precampañas. Llegó la hora de cocinar y ofrecer las propuestas. Hay que salir a la calle a motivar a los electores con alegría, con esperanza, con propuestas y con humildad. Es momento de convencer con ideas, con datos duros y con argumentos.
Al odio se le combate con el amor; a la ofensa con el perdón; a la discordia con la unión; a la mentira con la verdad; a la duda con la fe; a la tristeza con la alegría y a la oscuridad con la luz.