EL-SUR

Sábado 07 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

Crisis del coronavirus y comercio con animales silvestres

Octavio Klimek Alcaraz

Abril 18, 2020

El pasado 2 de abril, la Agencia Federal Alemana para la Conservación de la Naturaleza (BfN, acrónimo en alemán), que es la autoridad científica en la materia, publicó un documento de posicionamiento, que le título en traducción libre: Crisis del coronavirus y comercio con animales silvestres (https://www.bfn.de/fileadmin/BfN/presse/2020/Dokumente/2020_04_02_BfN-Papier_Wildtiere_final_bf.pdf). El posicionamiento deja en claro que existen vínculos estrechos entre la conservación de las especies y de la naturaleza con la protección de la salud humana. Con base en dicho documento, me permito citar a mi juicio sus principales observaciones con las consiguientes reflexiones al respecto.
El texto arranca con una cita contundente: Es muy probable que el nuevo coronavirus se deba a la transmisión de animales salvajes a humanos. Casos similares ya han ocurrido con otros patógenos en el pasado. La ruta exacta de transmisión del nuevo coronavirus de animales a humanos aún no se ha investigado de manera concluyente. Sin embargo, está bien documentado que un gran porcentaje de los agentes infecciosos humanos provienen originalmente del reino animal, incluido el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), el ébola, el Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS, en inglés) y el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS, en inglés) (ver artículos de El Sur del 21 de marzo y del 3 de abril).
Adicional a ello, el manejo de las personas con animales silvestres juega un papel clave, porque la transmisión se ve favorecida por el contacto cercano y el consumo de animales salvajes. El comercio ilegal e incontrolado de animales silvestres tiene inmensas dimensiones internacionales, y es un problema importante no sólo en términos de salud, sino también en términos de conservación de especies y de la naturaleza. Sin duda alguna, el comercio de animales silvestres debe estar acompañado por regulaciones internacionales apropiadas. A nivel regional y local, deben estar protegidas no sólo las especies animales silvestres, sino, sobre todo, a través de la protección de sus hábitats o espacios de vida.
Es particularmente evidente el peligro de transmisión en los mercados de animales silvestres, donde las personas y las diferentes especies de animales se unen en un espacio cerrado, los animales se apiñan y se mantienen bajo condiciones higiénicamente insostenibles, como es muy popular en mercados de Asia y África.
Adicional a ello, la transmisión de enfermedades a los humanos será más probable si los ecosistemas se desequilibran a través de la intervención humana.
El texto señala que investigaciones recientes sugieren que la destrucción y el cambio del hábitat pueden promover la propagación de nuevas enfermedades infecciosas. Si el ecosistema está desequilibrado, las nuevas enfermedades infecciosas pueden propagarse mejor. La aparición de numerosas enfermedades puede explicarse por la penetración intensa de los humanos en la naturaleza hasta ahora intacta. El uso intensivo de la tierra, la propagación de monocultivos o la deforestación conducen a la pérdida de biodiversidad en bosques y selvas, con el consiguiente cambio en la composición de las comunidades y poblaciones de animales silvestres. Menos biodiversidad significa más animales de la misma especie en el mismo hábitat. También, la fragmentación del hábitat promueve la aparición de nuevas cepas de virus en las poblaciones hasta entonces aisladas. Todo esto, aumenta la frecuencia de los contactos con una especie portadora y, por lo tanto, el posible aumento de la transmisión del virus, lo que puede a su vez promover la propagación de éste. La tala como resultado de la deforestación y los caminos de transporte de la madera en los bosques tropicales conduce a una mayor penetración de las personas en los bosques y, por lo tanto, indirectamente a más contactos y un mayor aprovechamiento de animales salvajes. La destrucción de hábitats (por ejemplo, la quema de bosques), también puede conducir a que las especies hospederas lleguen al área de los asentamientos humanos y se conviertan ahí en portadores de virus.
Para reducir la transmisión de enfermedades infecciosas de animales silvestres a humanos, la BfN realiza las siguientes propuestas:
Fortalecer las medidas para reducir el tráfico ilegal de vida silvestre a nivel nacional e internacional, como llevar a cabo más controles y utilizar recursos para el seguimiento.
Reducir la destrucción y fragmentación del hábitat y preservar la biodiversidad en todo el mundo.
Garantizar un uso sostenible para las comunidades locales e indígenas.
Un control más estricto sobre el consumo de animales salvajes, en particular a través de mejores controles en los mercados locales donde se ofrecen animales silvestres (con un enfoque en mamíferos y aves, un servidor agregaría a reptiles).
Así, se está documentando que existe una clara relación del aumento de la destrucción de la naturaleza o espacios de vida de especies de animales silvestres, que aumenta el riesgo de brotes de enfermedades y pandemias. Por lo tanto, la conservación comprometida de la naturaleza es una clave importante para prevenir nuevas enfermedades infecciosas. Garantizar la conservación de la biodiversidad y los ecosistemas en funcionamiento natural nos pueden proteger contra la propagación de nuevas enfermedades infecciosas.
Por ello, la conservación de los hábitats y espacios naturales, así como el uso sostenible de los recursos naturales pueden contribuir significativamente a reducir la propagación y la transmisión de enfermedades infecciosas.
Sin duda alguna, este es el momento de enfrentar la crisis de salud humana global. Pero habrá un tiempo después de la pandemia. Para entonces, a más tardar, debemos haber entendido las causas de esta crisis para poder prevenir mejor el futuro.
Si la ciencia nos dice que la destrucción de los ecosistemas hace que sea más probable que se produzcan brotes de nuevas enfermedades a través de pandemias, esto nos demuestra que la destrucción de la naturaleza es la crisis detrás de la crisis del coronavirus. Por el contrario, una buena política de conservación que proteja a los diversos ecosistemas es una importante medida preventiva de salud contra la aparición de nuevas enfermedades para los seres humanos.
Nosotros, los seres humanos dependemos de ecosistemas diversos y funcionales. Con la destrucción de los ecosistemas, también estamos destruyendo nuestros medios de vida como lo muestra la epidemia de coronavirus. Es por eso, que debemos trabajar juntos sociedad y gobiernos para un cambio transformador en nuestro modelo de desarrollo, para proteger no sólo nuestros medios de vida, sino la propia vida humana. Es nada menos que una transformación fundamental de todo el sistema capitalista, creyente del dogma de libre mercado. Esto, a través de cambios reales tecnológicos, económicos y sociales, incluyendo cambios de paradigmas, objetivos y valores.