Ángel Aguirre Rivero
Agosto 13, 2021
Este 13 de agosto se cumplen 500 años de la caída de Tenochtitlan a manos de los españoles, que en la fase final fue defendida por Cuauhtémoc, último tlatoani del Imperio Mexica.
“Ya en aquella sazón, había alzado en México otro señor, porque el señor que nos echó de México era fallecido de viruela, y el señor que hicieron era un sobrino o pariente de Montezuma, que se decía Guatemuz, mancebo de hasta veinte y cinco años, bien gentilhombre para ser indio, y muy esforzado, y se hizo temer de tal manera, que todos los suyos temblaban de él; y era casado, con una hija de Montezuma, bien hermosa mujer para ser india”, (Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, Bernal Díaz del Castillo, página 269).
Muerto Cuitláuac de viruela, recayó en Cuauhtémoc la defensa de la gran Tenochtitlan, misma que dio durante 75 días, junto a miles de nativos que conformaban la triple alianza.
Al final, debilitados por el cerco que les impuso Hernán Cortés, sin agua, sin alimentos, diezmados por las enfermedades, Cuauhtémoc y sus cercanos intentaron abandonar en piraguas Tenochtitlán, pero fueron capturados y llevados a presencia del conquistador español.
“Levantose Cortés, y con noble respeto del vencedor al héroe desgraciado, abrazó con ternura a Cuauhtémoc. Llenáronse a éste de lágrimas los ojos, y poniendo la mano en el mango del puñal del Conquistador, le dijo las siguientes palabras, con las cuales sucumbía un rey con su raza, con su patria y con sus dioses: –Malintzin, pues he hecho cuanto cumplía en defensa de mi ciudad y de mi pueblo, y vengo por fuerza y preso ante tu persona y tu poder, toma este puñal y mátame con él (Tomo I de México a través de los siglos, Alfredo Chavero, pág. 38 0).
Después vino la dominación española con Hernán Cortés al mando, y en el que tocó a nuestro ancestro vivir el epílogo de la cruenta lucha en la que cayó el imperio mexica.
Sobre Cuauhtémoc, hay registros periodísticos e históricos de su presencia en Ixcateopan.
Al príncipe se le ha adoptado en nuestro estado, sobre todo luego de que el 26 de septiembre de 1949, la arqueóloga Eulalia Guzmán anunció haber descubierto sus restos.
“Debajo de dos lajas rectangulares, cubiertas de tierra fina, se descubre un óvalo de metal. La profesora Eulalia Guzmán acercó un mechero encendido, para ver si había alguna inscripción. El óvalo fue cuidadosamente limpiado con un cepillo y pudo leerse la siguiente inscripción: “1525-1529. Rey e. S. Coatemo”.
La profesora Guzmán, con lágrimas en los ojos, anunció que aquella era la tumba tan ansiosamente buscada. La primera fecha indica el año en que Cuauhtémoc murió; la otra, el año en que fue inhumado ahí. “Rey e. S. Coatemo”, significa Rey y Señor Cuauhtémoc”. Los indios pronunciaban “Coatemo”. (Lágrimas de emoción ante el sepulcro de Cuauhtémoc, Excélsior, 27 de septiembre de 1949).
Al descubrimiento siguió la llamada “batalla de los huesos”, comisiones se formaron en diferentes épocas.
En una de sus conclusiones, se cuestionó la veracidad del hallazgo, incluso se sugiere que los restos de Cuauhtémoc estarían en Tabasco, donde Cortés le privó de la vida, con el argumento que planeaba una rebelión.
Aunque no queda claro el lugar donde nació, hay escritos que sugieren la presencia de Cuauhtémoc en lo que hoy es el estado de Guerrero.
“(…) Como príncipe mexica, Cuauhtémoc se había educado en el calmecac, en la gran ciudad de Tenochtitlan y se encontraba de regreso en Ixcateopan, cuando recibió la noticia de la llegada de los españoles. Llamado por su tío Motecuhzoma, se trasladó a la capital del imperio, acompañado de un ejército de chontales y se situó el Tlatelolco”. (Breve Historia de Estado de Guerrero, Moisés Ochoa Campos, Librería Porrúa y Hermanos, página 45).
Narran los autores de este libro, un episodio en el que Cuauhtémoc y sus huestes cercaron a los españoles, “y Cortés ordenó a Motecuhzoma que hiciese desistir a su pueblo”.
Al aparecer el monarca, se suspendió el ataque y él les dijo que se retirasen, pues no estaba preso sino por su voluntad y que los españoles estaban dispuestos a dejar la ciudad. Pero, contra lo que era de esperarse y faltando por primera vez el respeto tradicional a los reyes mexicas, el joven y valeroso Cuauhtémoc excitó a los guerrereros a no obedecer a Moctezuma y llamándolo con soberbio desprecio manceba de los españoles, le tiró tal predrada que lo derribó bañado en sangre”.
Esta episodio por cierto, se reproduce en la serie Hernán, donde un actor guerrerense, Dagoberto Gama, encarna el personaje de Moctezuma.
No es fácil (ni para los expertos), establecer una narrativa definitiva sobre la conquista de Tenochtitlán, sin revivir el debate sobre la visión de los vencedores o los vencidos.
Para muchos, la dominación española fue un avasallamiento militar y religioso de una civilización que, en sus propias condiciones, poseía una cultura, organización social, militar y una concepción del mundo, que fueron reducidas casi a las cenizas.
Un hecho innegable, sobre todo luego de la “devastación y represión de la cultura documental indígena, el aparato de coacción religiosa y el exterminio histórico y el robo cultural de a memoria indígena” (El desastre de la documentación indígena durante la invasión-conquista española en Mesoamérica, UNAM, Felipe Meneses Tello).
Los españoles se asentaron en Guerrero en Taxco para explotar la plata, y su llegada dio origen a una ciudad esplendorosa que permanece hasta nuestros días, hoy con vocación turística.
Es de reconocer que el dominio español devino en un nuevo mexicano: el mestizo, con nuevas costumbres, nueva gastronomía donde ambos aportaron, y una cosmovisión diferente: el catolicismo.
Estos son sólo algunos trazos de nuestro nacimiento como nación.
Hay un proceso en curso en Guerrero, donde se reivindican en reformas electorales, acciones afirmativas para que nuestros pueblos originarios lleguen a los cargos de elección popular. Sin embargo hubo deficiencias en su ejecución y se tendrá que reponer el proceso, así como una lamentable impostura en la futura 63 Legislatura que aún se dirime en tribunales.