EL-SUR

Sábado 07 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

Despertar de la conciencia y los retos de la reconstrucción

Abelardo Martín M.

Diciembre 12, 2023

Algunos filósofos sostienen que es en el dolor, el sacrificio y la adversidad el momento de mayor crecimiento o despertar espiritual de las personas y también de los pueblos. La respuesta de las familias de Acapulco y de todas las comunidades, rancherías y poblaciones de todos tamaños, afectadas por el huracán Otis ha sido no sólo de resistencia sino de fortaleza, esperanza y de mucho trabajo. El panorama desolador de hace unas cuantas semanas hoy se ve distinto, sin cantar victoria o hacer alarde alguno de triunfalismo. El meteoro destruyó miles y miles de casas, arrasó con objetos materiales y también, lo más doloroso, con vidas humanas todas valiosas, incontables, salvo para quienes hoy enfrentan el duelo de los seres cercanos desaparecidos y fallecidos.
A marchas forzadas y trabajo incansable, electricistas, plomeros, carpinteros, albañiles, ingenieros, médicos, enfermeras, personal del servicio de gobierno de todos los niveles, han dado resultados inmediatos y predomina la esperanza de que lo perdido se recuperará antes de lo previsto. El mejor ejemplo es que muchas familias, aún ante los riesgos inherentes a la magnitud de los daños, han decidido que en estas vacaciones que hoy arrancan para algunos con el llamado puente “Guadalupe-Reyes”, estarán en Acapulco o en las zonas conurbadas para acelerar la reconstrucción recogiendo los escombros que todavía quedan, acarreando basura, o ya en la etapa de la reconstrucción de sus casas o negocios.
No ha sido, de ninguna manera, tarea fácil. Ha requerido sacrificio y jornadas extenuantes de trabajo no siempre remunerado, para rescatar lo que haya sobrevivido al huracán. Algunos politólogos o estudiosos del comportamiento de masas aseguran que cuando poblaciones, estados o países sufren los estragos de la naturaleza, la conciencia de sus habitantes cambia de inmediato, se sacuden sus pensamientos y su comportamiento cívico y ciudadano muda por completo. Así por ejemplo, hay quienes ven el sismo de 1985 en la Ciudad de México, como el detonador del cambio y del descontento político en las elecciones de 1988, cuando hoy es aceptado que el PRI perdió las elecciones frente al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, aun cuando quien gobernó ese periodo fue el presidente Carlos Salinas de Gortari.
Cuáles serán las consecuencias para Guerrero, con la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, cuya inexperiencia quedó al descubierto frente a una crisis del tamaño de la que se enfrenta, no obstante todo el apoyo inmediato organizado por todo el gobierno federal, por las instrucciones del presidente López Obrador de ayudar a los guerrerenses a enfrentar la tragedia.
A poco más de mes y medio del terrible impacto del huracán Otis en Acapulco y Coyuca de Benítez, los esfuerzos de reconstrucción en la región empiezan a tomar forma. Hace unos días el gobierno federal comenzó la entrega de apoyos para más de 274 mil hogares y cerca de 50 mil locales comerciales afectados por la devastación, lo cual se ha anunciado que se hará en dos entregas antes de que finalice el año.
Ahora, el presidente de la República se comprometió durante su visita el pasado fin de semana a la zona de Tierra Caliente de Guerrero, a construir y reconstruir 250 mil viviendas que sufrieron daños por el desastre, antes de que termine su sexenio, así como a entregar a los damnificados certificados de posesión que permitirán regularizar sus propiedades y escriturarlas.
A la par, ha avanzado la recuperación de la oferta de alojamiento para el turismo que tradicionalmente desbordaba el puerto cada fin de año. En esta ocasión la celebración no alcanzará la magnitud acostumbrada, pero todo indica que podrán llevarse a cabo las festividades y tendrán lugar incluso los juegos pirotécnicos que se han vuelto una hermosa tradición en estas fechas.
En otros frentes habrá que trabajar para que la reconstrucción de Acapulco transcurra de la mejor manera. Un tema preocupante es el riesgo sanitario por la acumulación de basura y aguas estancadas que no ha acabado de resolverse. De ello se habló desde los primeros días luego del huracán. A la fecha se ha informado de más de medio millar de casos recientes confirmados de dengue en la entidad, de los cuales la mitad corresponden al puerto y a Coyuca.
Otro gran tema es la actividad creciente de los grupos de delincuencia organizada, la cual ha venido aumentando en los meses recientes en Guerrero, con las secuelas de violencia e inseguridad. El fin de semana se denunció que todos los habitantes de una ranchería llamada Barranca de Velázquez, y otros pobladores de las comunidades Coronillas y San Bartolo, fueron secuestrados por un grupo armado desde fines de noviembre, sin que a la fecha se tenga noticias de su paradero.
En las entidades vecinas, Michoacán y el Estado de México, este fenómeno es también dominante, con crisis como la que hace unos días ocurrió en esta última entidad, en Texcaltitlán, donde los habitantes de una comunidad se rebelaron contra los extorsionadores que les cobraban “derecho de piso”, lo cual derivó en un sangriento y mortal enfrentamiento. Otras masacres y hechos de sangre han ocurrido en esa región de la Tierra Caliente mexiquense.
Aquí no estamos muy lejos de ello. Es la misma dinámica que en el pasado generó la aparición de los grupos llamados autodefensas, experiencia que terminó mal porque se trata de medidas desesperadas de la población que en el largo plazo no tienen viabilidad. Lo único viable es la estrategia de combate al crimen estructurada y ejecutada por el Estado, en todo caso con la participación de los ciudadanos.
Despertar de la consciencia o cansancio y hastío de la población van de la mano. Los guerrerenses optaron por Morena hastiados de la incapacidad, insuficiencia, abusos e irresponsabilidad de gobiernos priístas, perredistas y panistas. Hoy sí exigen resultados, hoy sí ya están cansados de falsas promesas o de promesas incumplidas, de abusos, de superficialidades y de corrupción. Estar dispuestos a enfrentarse como ocurrió con los campesinos de Texcaltitlán, en el Estado de México, hasta el grado de jugársela con machetes contra metralletas, es la desesperación que resalta. Están dispuestos a dar la vida con tal de dejar de ser presa, rehenes o esclavos del derecho de piso, la extorsión, el robo, la violencia.
Se vive ya en pleno periodo electoral, aunque aún falta para iniciar las campañas formales, por lo que los partidos políticos, en especial Morena, tendrán que entender y leer correctamente los mensajes de desesperación de pueblos, ciudades y estados enteros que durante más de dos décadas han vivido bajo el terror de las bandas del crimen organizado, de grupos delincuenciales que nacieron y operan ante la debilidad de gobernantes que prefirieron negociar la ley, antes que respetar y promover su estricta aplicación.
Hoy Acapulco vivirá, sin duda, el peor fin de año de toda su historia, pero también representa el despertar de sus habitantes que muchos perdieron todo lo material que poseían, pero hoy están firmes y decididos a que de esta tragedia sin duda saldrán adelante, más rápido y bien de lo que muchos imaginan.
Nos aproximamos así a la conclusión del año, un ciclo en que el país y Guerrero venían acumulando un balance de buenos resultados, interrumpidos en el caso estatal por el imprevisto golpe del huracán que en unas horas transformó para mal la evolución del puerto y de la región. Si se cuidan los principales frentes mencionados, la recuperación será posible.
En los siguientes meses veremos si se hace realidad.