A una semana de que inicie el levantamiento de las encuestas para definir a la mujer u hombre que se encargue de coordinar los trabajos de Morena de cara a la elección presidencial de 2024, el panorama parece resuelto: todos los estudios de opinión serios colocan a la doctora Claudia Sheimbaum como amplia favorita. Por ello el pataleo de unos y las amenazas de ruptura de otros.
Están acostumbrados a la negociación, piensan que están en el viejo régimen, en ese en el que sirvieron durante tantos años y en el que muchas veces se ganaba perdiendo. Piensan que van a arrinconar a Claudia y la van a obligar a negociar posiciones en el próximo congreso y en el próximo gobierno. Ni lo uno ni lo otro ocurrirán.
Claudia seguirá de frente su camino, sí escuchando a todas y todos, sí abriéndose a la participación de todas y todos pero no en un esquema de chantajes ni ultimátums. El león cree que todos son de su condición. El pacto de Claudia es con el pueblo y nadie más. No llegará atada de manos ni pondrá en riesgo la gobernabilidad venidera.
Todos los aspirantes entraron al proceso aceptando las reglas que ellos mismos se dieron. Es más, incluso el que más reclama prácticamente redactó las reglas que ahora impugna. Trata de engañar pero se va a engañar solo. De éste lado siempre hemos sabido que el plan original de ellos era romper. Desde el día uno, prepararon la ruta para victimizarse y acusar sin pruebas y al más puro estilo de Manuel Camacho, el rey de la negociación y de la concertacesión, quieren ganar en la mesa lo que no pueden ganar en la calle y eso que han sido apoyados fuertemente por los que se oponen a que continue el proyecto de Transformación Nacional.
A partir de los primero días de septiembre tendremos Coordinadora Nacional y se abrirá un nuevo capítulo en la búsqueda de los espacios y las candidaturas. Pero una cosa no va condicionada a la otra. Son procesos distintos. Los que amenazan con irse es que nunca estuvieron; los que amagan con hacer berrinche ya lo están haciendo; los que únicamente tienen lealtad al proyecto cuando ellos son beneficiados ya obtuvieron su recompensa.
A partir de los resultados habremos de iniciar la operación cicatriz pero nunca la operación berrinche. Aquellos que quieran sumarse serán bienvenidos teniendo en cuenta el principio fundamental de que en este movimiento todas y todos somos necesarios pero nadie es imprescindible.
Llegó la hora. Es el momento de demostrar lealtad al pueblo de México y al movimiento. Los que traicionan una vez habrán de seguir haciéndolo. Vayamos al encuentro del pueblo y no de los viejos políticos acostumbrados a resolver todo en lo oscurito. Demos vuelta a la página y preparémonos para enfrentar a los conservadores de derecha en la verdadera batalla que es la de 2024.