EL-SUR

Sábado 07 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

El Diccionario de don Héctor F. López

Florencio Salazar

Marzo 17, 2022

El provincialismo sano es base del progreso. Héctor F. López.

Tengo en mi poder un libro extraordinario: el Diccionario del Estado de Guerrero de Héctor F. López, editado por Pluma y lápiz de México (1942). Al parecer esta es la primera y única edición de esta valiosa obra. Ha llegado a mis manos por la generosidad de mi muy apreciado amigo Jorge Rendón Alarcón, doctor en filosofía graduado con honores en la Universidad Complutense de Madrid.
El Diccionario del exgobernador Héctor F. López y yo tenemos una vieja relación. Conocí esta obra hace aproximadamente 35 años, cuando lo mostró en docenas de hojas copia tamaño oficio, escrito en alguna máquina Remington o Smith, el desaparecido abogado Manuel Saavedra Flores. La copia, conservada por él con gran celo, había formado parte de la biblioteca de su abuelo, el licenciado Alberto Saavedra Torija, quien fue secretario general de gobierno durante el sexenio del doctor Raymundo Abarca Alarcón.
En aquellos lejanos años me desempeñaba como presidente municipal de Chilpancingo. Implementé una política editorial publicando obras –historia, novela, poesía, crónica– de Juan R. Campuzano, Humberto Ochoa Campos, Raúl Leyva y Córdova, Arturo Nava Díaz y José Gómez Sandoval, entre otros. Me propuse, entonces, publicar el Diccionario del Estado de Guerrero. Sin embargo, mi amigo Manuel Saavedra me dijo que era una copia única, patrimonio familiar, y que no podía facilitarla ni siquiera para fotocopiarla. No lo pude convencer.
Pasados los años y ocupando yo el cargo que alguna vez desempeñó su abuelo, tuve la oportunidad de proponer al gobernador Héctor Astudillo a Manuel Saavedra como consejero Jurídico del Ejecutivo. Conociendo el profesionalismo y honestidad de Manuel, el gobernador Astudillo otorgó su aquiescencia. Inesperadamente, un día Manuel llevó a mi despacho una copia del Diccionario. De inmediato, me puse en contacto con Miguel Ángel Porrúa, quien es un verdadero artista en la edición de libros, y le propuse la publicación de la obra de don Héctor F. López.
Llevé personalmente a Porrúa los gruesos legajos sujetos con sus respectivos broches Baco. Miguel Ángel recibió las copias en papel cebolla y me dijo que una vez que revisara la obra, me diría la posibilidad de publicarlo, pero que de ser así tendría que ser asociado con el gobierno del estado. Porrúa, que es un águila descalza para estos asuntos, guardó largo silencio. Entre mis ocupaciones y la falta de noticias de él pasaron unos dos años. Quizá estábamos en el quinto año de gobierno, cuando le busqué para saber qué pasaba con el Diccionario. Me dijo que la transcripción sería costosa y que el Diccionario no valía la pena. Para mí fue incomprensible el comentario de un experto, pues yo había leído algunos de sus artículos y tenía otra opinión.
Los Saavedra son una familia de notables abogados. Seguramente ellos, igual que yo, pensaban que la obra era inédita. Y ahora me encuentro con la satisfacción de tener un ejemplar encuadernado en pastas cafés repujadas con lomos dorados. Advierto, sin embargo, que esta encuadernación seguramente la dispuso su primer dueño, ya que después de las guardas se encuentra la pasta original en couché y el papel próximo –pero mejor– al revolución.
En la Explicación el autor, dice lo siguiente: “La Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística, en su noble propósito de formar el diccionario, geográfico, histórico biográfico y lingüístico de la República Mexicana, me encomendó la parte correspondiente al Estado de Guerrero, y por el cariño que le tengo a ese girón de la Patria emprendí la obra, contando con la ayuda de distinguidos y entusiastas paisanos”. Indica don Héctor F. López que se sustentó en el censo general de población en 1930, procurando agrupar en cada artículo “los nombres con que se conocen los diferentes objetos que se citan” y respecto al reino vegetal de acuerdo a las especies de las que tuvo conocimiento.
Según datos obtenidos en Wikipedia, don Héctor F. López nació en Coahuayutla el 22 de agosto de 1880. Fue regidor y juez en su distrito; durante la Revolución primero maderista y luego constitucionalista (carrancista). Alcanzó el grado de general de Brigada, senador de la República y gobernador de Guerrero en la década de los veinte del siglo pasado y luego se dedicó a “la escritura de historia”. Murió en 1957.
En sus 459 páginas tamaño esquela, con letra de ocho puntos, el Diccionario del Estado de Guerrero es una joya bibliográfica, indispensable para conocer mejor nuestro pasado y presente. Después de dos intentos fallidos para divulgar esta obra, ha querido el destino que el don del afecto me entregue este libro singular. Me propongo, por supuesto, promover su reedición. Solicitaré para ello la aprobación de la SMGE.
En una próxima oportunidad trataré de comentar parte de su contenido. Cierro esta nota con el siguiente apunte que abre el texto: “El retrato que publicamos del general don Vicente Guerrero, es una copia fiel del cuadro al óleo que perteneció a su yerno, don Mariano Riva Palacio y que actualmente se halla en el Museo Nacional, por donación generosa que hizo el señor doctor Rafael Riva Palacio a solicitud del Lic. Miguel F. Ortega. Este guerrerense mandó sacar la copia al dibujante Rafael Durán y nos proporcionó cortésmente el clisé”. ¿Este retrato es fiel a don Vicente? Como sea, también vale su reproducción.