EL-SUR

Sábado 14 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

El nuevo gobierno y los retos del turismo

EDITORIAL

Julio 19, 2024

La designación de Josefina Rodríguez Zamora como secretaria de Turismo del gobierno de Claudia Sheinbaum tiene varias lecturas. Ante todo ataja las versiones que corrían sobre una presunta desaparición de esa cartera, sobre lo cual la virtual presidenta electa evitó manifestarse y responde por la vía de los hechos.
De esa manera, la futura mandataria reconoce el peso específico de esa industria en la economía nacional, equivalente a cerca del 8 por ciento del Producto Interno Bruto, fuente de sustento en el país para millones de personas y plataforma para el intercambio cultural y la expresión de la pluralidad nacional.
Un segundo enfoque del nombramiento es el mensaje de la futura secretaria. Rodríguez Zamora ofrece una “nueva era” en el sector, impulsada por la competitividad y “herramientas innovadoras de promoción”. Aquí se advierte una línea de trabajo y un lenguaje distintos a los usuales en la actual administración.
La próxima titular omitió desglosar el proyecto que tiene sobre la mesa, pero sólo reivindicar la tarea de promoción ya marca una importante distancia con el actual gobierno. Envuelto en el discurso del combate a la corrupción, el presidente Andrés Manuel López Obrador desmanteló apoyos sustantivos para la actividad turística. Eliminó el organismo de promoción y reasignó los recursos que la federación recauda con el impuesto al turismo extranjero.
Sólo entender que esta actividad tiene relevancia, que merece atención profesional y que entre sus necesidades está la promoción, ya refleja una sana medida que puede impactar a la industria, a sus empresarios y trabajadores y a las comunidades en que se desenvuelve la actividad turística.
Sin embargo, entre los retos de la nueva administración está la seguridad pública, que comprende a todos los ámbitos de la vida nacional. Es conocido que la violencia ha corroído a la actividad turística. El tránsito por puntos de la frontera como el este de Tamaulipas, Ciudad Juárez o Tijuana está ahora fuertemente condicionado por el auge delictivo. Un segmento de Chiapas y sus apreciadas bellezas naturales es claramante intransitable. Quintana Roo, tan apreciado por los turistas europeos, es territorio de narcotráfico, y Guanajuato, otro estado turístico, tiene la triste condición de encabezar el registro de homicidios dolosos en el país.
Por supuesto, en la relación está Acapulco, donde los crímenes han escalado en cantidad, en horror y en sadismo. Las noches que fueron de fiesta, luces y paseo, ahora son el turno de operación de la delincuencia. Aún se desconoce si existe o no un nuevo plan de seguridad para el puerto, que la semana pasada anunció el jefe del Estado Mayor Conjunto de la Defensa Nacional, el general Ricardo Trevilla. A tal grado ha llegado la espiral de violencia en la ciudad, que la cúpula militar tuvo que reconocer tácitamente que su actuación no funcionaba.
¿A dónde hay que invitar a los paseantes? Si Claudia Sheinbaum decidió impulsar el turismo, acierta en el propósito. El mensaje de Rodríguez Zamora va, igualmente, en la dirección correcta cuando dijo que se propone consolidar la actividad turística con la idea de que los multimillonarios ingresos que genera contribuyan a una “prosperidad compartida”.
Asimismo va en la dirección correcta cuando subrayó que se propone un “turismo para todos, donde los pueblos indígenas, artesanos y comunidades de los 32 estados se vean beneficiados por esta noble industria”.
Y ciertamente, ya es hora de que la riqueza que genera la condición de México como el sexto país más visitado del mundo no se quede solamente en las grandes empresas del sector, sino que se derramen para sus trabajadores y para los pueblos y ciudades en los que se despliega la actividad turística.
La tarea es inmensa. La nueva secretaria tiene que recuperar los recursos suficientes para echar a caminar una maquinaria ahora atrofiada y debe restructurar la alianza con el sector privado. Su esfuerzo, además, está subordinado a que se produzcan avances significativos en la seguridad pública, materia de otras áreas de la administración, pero factor ineludible en la industria sin chimeneas.
Y precisamente una vertiente estratégica para enfrentar la inseguridad en los polos turísticos es que los trabajadores de hoteles, restaurantes, bares y otro negocios perciban salarios remuneradores, que se abata el empleo informal y que las ciudades que ofrecen sus atractivos para esta actividad cuenten con servicios públicos dignos.