EL-SUR

Sábado 14 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

EL SEMÁFORO

Juan García Costilla

Agosto 31, 2006

Rojo
Sería una irresponsabilidad y una negligencia del gobierno municipal minimizar las causas del accidente de una camioneta en la Vía Rápida, y un grave error del alcalde Félix Salgado Macedonio quedar satisfecho sólo porque la empresa responsable –Gama Construcciones– pague los daños del vehículo a la familia afectada, sin exigir cuentas a los funcionarios responsables.
El lunes por la noche, una camioneta en la que viajaba una familia de turistas de Quintana Roo cayó en una enorme perforación sobre el pavimento de la Vía Rápida, que la empresa Gama abrió como parte de los trabajos del puente elevado, en donde increíblemente no había (ni hay todavía) ningún señalamiento de advertencia ni límites físicos para prevenir riesgos a peatones y automovilistas.
En entrevista, el gerente de contrucciones de Gama, con gran desparpajo, justificó la ausencia de señalamientos con un simplismo casi cínico: “Fueron robados” poco después del inicio de las obras, dijo, y prometió que se volverían a colocar nuevos letreros. ¿Y porqué no lo hicieron al día siguiente del robo?, sería la pregunta elemental. Para rematar, se atrevió a decir que el accidente se debió a la “falta de pericia” del conductor de la camioneta.
Aunque la construcción está a cargo de esa empresa privada, eso no cancela la responsabilidad del Ayuntamiento; de hecho la acrecienta, ya que se trata de una obra pública contratada bajo licitación por el municipio.
El artículo 296 del Reglamento de Construcciones –en el capítulo relativo a Medidas Preventivas en Demoliciones– señala que “previo al inicio de la demolición y durante su ejecución, se deberán proveer todos los acordonamientos, tapiales, puntales o elementos de protección de colindancias y vía pública que determine en cada caso el Ayuntamiento”.
Pero más allá del claro ordenamiento legal, este tipo de proyectos ponen a prueba la capacidad técnica, política y administrativa de las autoridades municipales, para superar con eficiencia el reto de gobernar una ciudad como Acapulco, y demostrar que la transición democrática implica avances más allá del arrebato electoral y la grilla desatada.
El accidente de la camioneta en la Vía Rápida es aún más delicado, porque compete a la Secretaría de Desarrollo Urbano y Obras Públicas, un área llena de historias y escándalos de corrupción, negligencias, ilegalidades y anarquías.
Ojalá y no todo quede en una indemnización obligada, hasta que suceda otro accidente.