EL-SUR

Sábado 14 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

EL SEMÁFORO

Juan García Costilla

Septiembre 15, 2006

Rojo
Apenas unos días después de que el alcalde Félix Salgado Macedonio señaló lo que todos sabemos, el contraste abismal entre miseria y opulencia que persiste en Acapulco, el Consejo Nacional de Población (Conapo) no sólo confirma esa realidad en gran parte del país, sino que sostiene que la desigualdad de ingresos es el principal rasgo de la economía mexicana.
Con precisión, Ricardo Castillo Díaz resumió en la edición de El Sur de este miércoles, los datos más relevantes del estudio La desigualdad en la distribución del ingreso monetario en México, que difundió en estos días el Conapo.
Entre ellos, dos tristes hechos para los guerrerenses: el primero, que somos la tercera entidad del país con peor distribución de ingresos; el segundo, que Acapulco es uno de los principales municipios urbanos con alta desigualdad.
Aunque la pobreza y la inequidad se extienden por todas las regiones de Guerrero –Metlatónoc, lo sabemos, el nivel más crítico–, en pocos lugares como Acapulco se ven con tanta claridad los efectos contradictorios de la política económica en las regiones más pobres del país.
Aquí, por ejemplo, la distancia entre miseria y opulencia es más evidente, debido a la gran concentración de riqueza en pocas manos y en zonas pequeñas; y a la enorme marginación de más de la mitad de la población, en zonas muy amplias.
Otro dato: a pesar de que la actividad y dinámica económicas de Chilpancingo no se puede siquiera comparar con las del puerto –en la capital del estado, burocracia y pequeño comercio; en Acapulco, turismo, bienes raíces y alto consumo–, el ingreso familiar promedio entre esas ciudades no es tan distinto. En Chilpancingo, 4 mil 673 pesos al mes, y en el puerto, 5 mil 858 pesos; una diferencia de apenas mil 185 pesos.
Es más, el municipio sede del gobierno estatal es el que tiene una mejor distribución de los ingresos en Guerrero, junto a Iguala, Taxco y Ciudad Altamirano; mientras que el de Acapulco se ubica dos estratos abajo, junto a Ajuchitlán, Azoyú, Cocula, Cuautepec, Tierra Colorada, Tepecoacuilco, Tixtla y Tlalchapa.
En otra parte del estudio del Conapo, se explica que la desigualdad no es exclusiva de los municipios rurales, y se cita el caso de Acapulco como una de las ciudades más desiguales de México.
Por eso la convocatoria que Félix Salgado ha lanzado a “los más ricos”, a que participen y colaboren en disminuir la desiguladad en el municipio no debe entenderse simplemente como un desplante demagógico o retórico. La pobreza es un problema social que incumbe y nos debe preocupar a todos, no sólo a los gobiernos o a los directamente afectados. A nadie conviene un ambiente de desigualdad, resentimiento e injusticia social.
Ya lo advierte la secretaria general del Conapo, Elena Zúñiga Herrera: “la experiencia ha demostrado que la falta de equidad es el principal generador de rebeliones y tensiones sociales”.