EL-SUR

Sábado 14 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

EL SEMÁFORO

Juan García Costilla

Julio 27, 2006

Rojo
Es un error creer que la lógica criminal de la delincuencia organizada responde simplemente al estímulo feroz de la venganza, el escarmiento y el exterminio del enemigo. Particularmente para los sicarios de los cárteles del narco, la violencia es un recurso, una estrategia, para aterrorizar, inmovilizar y dividir a la sociedad.
Saben bien que una comunidad fracturada, enfrentada y envenenada por la sospecha, es el escenario ideal para garantizarles impunidad y poder. Lo peor es que en Acapulco, en vez de preocuparnos por oponerles resistencia, parecemos empeñados en abrirles más espacios de control.
Dicen los comerciantes y empresarios organizados que de nada sirven las marchas en contra de la violencia. Es posible, pero como dice el alcalde, peor sería no hacer nada, quedarse callados. Porque si piensan eso, ¿entonces qué debemos hacer? ¿Qué proponen?
Es importante señalar y denunciar a las autoridades cuando no hacen su trabajo. Pero mientras no se demuestre lo contrario, no confundamos la verdadera identidad del enemigo.
Vuelta en U
¿Por qué a nuestros gobernantes les cuesta tanto aprender de los errores del pasado? Cualquier acapulqueño sabe que, además de la inseguridad, los problemas más importantes de esta ciudad son la anarquía del transporte concesionado y el constante y cíclico deterioro de las calles.
La transición electoral en el municipio fortaleció la esperanza de que las cosas cambiarían, sobre todo en esos dos rubros, demandas reiteradas por todos los sectores sociales durante las campañas.
Pero desde la alcaldía de Zeferino Torreblanca, hasta el gobierno municipal actual de Félix Salgado, poco o nada se ha hecho. Los transportistas siguen sometiendo a la autoridad, al grado de que a dos meses del asesinato del delegado de Transporte, Salvador Melesio Montiel, aún no pueden negociar el nombramiento del sucesor.
En ese contexto, los concesionarios confirmaron que controlan el sector, al anunciar, antes que la autoridad respectiva, el aumento del pasaje de los camiones urbanos.
Amarillo
Los baches han sido desde hace unos diez años mucho más que hoyos en el pavimento. Dicen muchos que el PRI perdió la alcaldía de Acapulco, en buena medida por la irritación ciudadana ante el enorme deterioro de las principales avenidas y calles de la ciudad. Durante la campaña electoral del entonces candidato Ernesto Rodríguez Escalona –adversario del perredista Zeferino Torreblanca–, algunos priístas urgieron a que en lugar de gastar en propaganda televisiva, esos recursos se invirtieran en un programa emergente de bacheo.
Luego, ya alcalde, el hoy gobernador terminó su tercer año al frente del Ayuntamiento pavimentando y bacheando vialidades, presumiendo además que se hacía con concreto hidráulico. Muchos opinan que eso amplió el margen de la victoria del candidato López Rosas.
Ojalá que Félix Salgado no espere hasta 2008 para atender el programa de bacheo.