EL-SUR

Sábado 07 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

LA POLÍTICA ES ASÍ

Encuentro en Ometepec

Ángel Aguirre Rivero

Diciembre 29, 2023

La política es así

Hay quienes dicen que el olvido es la verdadera muerte, o simplemente como una ola que se retira, pero no borra los recuerdos. Yo creo que todos aspiramos a ser recordados según nuestras obras y acciones.
Por eso tuvo y tendrá para mí un gran significado asistir el pasado miércoles a la develación en mi natal Ometepec, de un busto en mi honor, esculpido a instancias del Comité Ciudadano Ometepequense, deferencia en vida (como ahí se dijo), que mucho agradezco y llevaré por siempre en mi corazón y en mis más gratos recuerdos.
Esa noche estuve acompañado por mi esposa Laura del Rocío, por mi hija Laurita, mis nietos Santy y Leonardo; por mis hermanas y hermanos, por mis ex compañeros de la primaria y secundaria, por los ex gobernadores Héctor Astudillo Flores y Rubén Figueroa Alcocer, el senador y mi primo, Manuel Añorve Baños, diputadas y diputados locales, los presidentes de los partidos Revolucionario Institucional, Alejandro Bravo Abarca y de la Revolución Democrática, Alberto Catalán Bastida, mi hermano y ex secretario de gobierno, Humberto Salgado Gómez, y una larga lista de amigos y ex colaboradores que me sería imposible enumerar en este espacio que de manera generosa me brinda El Sur.
Fue un encuentro donde se plasmó la riqueza musical de Guerrero y de Oaxaca, en particular de Pinotepa Nacional, de donde es originaria mi señora madre, donde se evocaron recuerdos, se hicieron generosas menciones hacia mi persona, y hacia el trabajo que a lo largo de mi vida política he realizado para que El Bello Nido sea una ciudad progresista, polo de desarrollo de la Costa Chica.
Dejo para mis lectores algunos fragmentos del mensaje que pronuncié en la Plaza Cívica de Ometepec, donde fue colocado el busto esculpido por Gabriela Ponzanelli.
Cuando cierro mis ojos comienzan a aparecer en mi mente los recuerdos del Ometepec que se nos fue y que muchas veces añoramos: los tacos de tía Pinita, el nicuatole saliendo de la escuela, mis pláticas con Chinco Pechos o Juan Garabato, a quien me lo llevé a vivir durante dos años a Chilpancingo a petición de mi hija Laurita cuando era una niña.
Qué decir de Cuatro Adobes, El Camachón, Beto Chaquira, el viejo vivero, Talapa, “Capitán Pollo”, el maestro Momo Macondo de García Márquez, como lo escribí alguna vez ante el sinnúmero de personajes de mi querido Ometepec.
Como muchos lo saben, soy hijo de don Delfino Aguirre López, oriundo de Ometepec, y de María Dolores Rivero Baños, de Pinotepa Nacional, Oaxaca.
Tuve muchos hermanos y hermanas: Jesús, Rafael, Delfino, Dolores, Mateo, Guadalupe, Rosalinda, Alma y Juan Gabriel y tres que se nos adelantaron: Alejandro, Elías y Alfredo “Yeyito”, con éste último tuve una convivencia muy estrecha y me marcó para siempre su partida.
Fui diputado federal dos veces, senador de la República y dos veces gobernador.
Ometepec sólo ha tenido dos gobernadores en la época contemporánea: el general Raúl Caballero Aburto, a quien se dice alguna vez le preguntaron por qué no había hecho obras para su tierra y éste contestó: “Porque los últimos años pensaba dedicarlos a la Costa Chica, pero eso ya no sucedió ante el Movimiento Estudiantil del 61”.
Por eso yo me dije: tengo que cambiar Ometepec desde un principio, tengo que hacer muchas carreteras porque si no, nos vamos a quedar aislados… Tengo que llevar muchas escuelas de todos los niveles para que los jóvenes de escasos recursos no tengan que salir a Acapulco, ni a Chilpancingo, y mucho menos a México y hoy estoy luchando junto con Lalo Basilio para que la Universidad Autónoma de Guerrero establezca una extensión de Medicina en Ometepec.
Tengo que llevar buenos hospitales (también me dije), de Oftalmología, para que la gente pobre no tenga que salir; centros comerciales y unidades deportivas, para que nuestros niños y jóvenes hagan mucho deporte.
Eso fue lo que me propuse y cumplí. Me dije también: no es posible ver a las señoras cargando sus latas de agua desde El Torito o El Pescadillo, porque no había agua entubada, pasaban por mi mente recuerdos de mi niñez y adolescencia cuando me tenía que bañar a jicarazos y por ello me propuse introducir el agua potable a costa de lo que fuera.
Sabía también la importancia que tenía concluir nuestra Catedral, no sólo para fomentar nuestra vida espiritual, sino también como un gran atractivo turístico. Y lo hicimos de la mano de un gran sacerdote como lo fue el párroco Rafael Cortez.
No me corresponde a mí definir mi estilo de gobierno, sólo diré que caminé en la pluralidad. Hay quienes dicen que fui carismático y humano, no lo sé, eso ustedes lo pueden decir. Lo que sí puedo decir es que pocas veces me enojaba, especialmente cuando la federación le quería dar mal trato a Guerrero.
Yo siempre entendí y supe disfrutar el poder como la posibilidad de ayudar a los demás, de ayudar a la gente, sobre todo a los más pobres.
No hice negocios con ningún empresario, ni rico, ni tengo gasolineras, ni hoteles, ni constructoras. Vivo con lo que me han dado más de 40 años de servicio público, tampoco le he hecho daño a nadie; a mis adversarios los entiendo y los comprendo y como dice mi amiga Chela Guevara, no he matado ni una mosca.
Soy un hombre que dialoga con todas las expresiones políticas. Dialogo con la gente y la escucho. Dialogo hasta con los muertos en mis sueños.
Aquí estoy frente a mi pueblo de donde un día partí en busca de mejores oportunidades, aquí en este lugar donde hoy se levanta este busto para homenajearme, donde llegaba yo con mi hermano Alfredo, con un burro cargado de piezas de carne de la res que habían sacrificado en el viejo Rastro Municipal por la madrugada, para llevarlas hasta la carnicería de mi madre Lolita Rivero, quien con esmero y amor me daba un café y pan de yema para que pronto me fuera a la secundaria y no llegara tarde.
No hay momento más importante en la vida de un ciudadano que aquel en el cual está siendo proclamado hijo predilecto en el pueblo que nació por los propios ciudadanos y no por las autoridades municipales o de otro orden.
Ahora paso menos tiempo en el pueblo que me vio nacer, pero siempre regreso a él, quiero vivir soñando con él, como quien busca un rincón de amor, un rincón de paz, seguiré soñando con mi tierra, porque en ella están mis raíces, porque en ella encuentro el mejor sustrato del mejor bálsamo vital posible.
Quiero dedicar este busto a alguien que ya no está con nosotros: Angelito… Hijo mío, quédate en mi memoria y en mis recuerdos, allí donde nadie te toque, donde cada vez que te busque pueda encontrarte.
Muchas gracias.